Con amigos como tú… no necesito a los otros. Durante casi medio siglo he participado y he dado seguimiento al desarrollo de nuestro producto turístico. A través de los medios de comunicación que dirijo, promuevo las bellezas naturales, la bonhomía de nuestro pueblo y los servicios al visitante que ofrece el destino República Dominicana. Mantengo una vía abierta de comunicación para recibir la opinión de nuestros lectores y apenas un 2,8% de ellos me ha manifestado su sentir ante un servicio o situación inconveniente por timo al inversionista y por dilación en el manejo de trámites burocráticos.

Los demás no cesan de halagar la sonrisa, hospitalidad y amistad sincera que reciben del pueblo dominicano en momentos difíciles que se han presentado con motivo de indisposición o de accidentes durante su estadía; la fabulosa infraestructura y esmerado servicio de nuestros hoteles; las sorpresas agradables que han recibido con el servicio y el exquisito menú que degustaron en los restaurantes que visitaron; el servicio a tiempo que le ha prestado la Policía Turística entrenada para dar orientación y auxilio al visitante. En estas cuatro décadas hemos logrado un desarrollo turístico que ha tenido éxito y he conocido a muchos dirigentes de varios países hermanos que han venido al país a conocer y emular las fórmulas que hemos aplicado.

Algo que nos favorece es que desde siempre, nuestros técnicos y profesionales del sector diseñan programas que aplican asociaciones y fundaciones importantes del sector privado que trabajan con la orientación de instituciones internacionales y el apoyo del sector público, en interés de lograr la diversidad y desarrollo sostenible del producto turístico dominicano. Por eso y por muchas cosas más a las que no vamos a dar cabida en este espacio, nos duele mucho y considero injusto e indelicado que en momentos en que estamos haciendo esfuerzos creativos para capear el temporal mundial que nos afecta a todos, instituciones aposentadas en nuestro país que se dicen nuestros amigos, como el PNUD, emitan informes desafortunados que –según ellos– no estaban listos para su publicación.