Para fomentar la sensibilidad hacia la fragilidad del medio ambiente marino y costero y la necesidad de usarlo con prudencia, surge en 1999 el proyecto “Observando la arena” (Sandwatch, por su nombre en inglés), una iniciativa de la UNESCO para facilitar un enfoque práctico que permite integrar los valores del desarrollo sostenible en todos los aspectos del aprendizaje. De esa manera los ciudadanos tienen la capacidad de actuar en pro del cambio social y medioambiental.

En 2001 la UNESCO extendió una invitación al Programa de Escuelas Asociadas a la UNESCO (RedPEA) para participar en el taller sobre la metodología de trabajo del proyecto. La formación se celebró en Santa Lucía con la participación de 18 países del Caribe. En aquel entonces, la CNDU, a través de la Red PEA, seleccionó al profesor Carlos Navarro, del Centro Educativo Las Américas, para asistir al taller. El docente recibió las instrucciones y se convirtió en el primer multiplicador nacional sobre la medición de los parámetros medioambientales que ayudan a determinar los problemas que afectan nuestras playas.

Según Franklin Jesús Tejeda, coordinador nacional del proyecto, la participación de los niños y jóvenes estudiantes (de 14 a 18 años de edad) en las actividades de “Observando la arena”, se logra a través de la incorporación de los centros educativos. La mayoría de las instituciones educativas participantes son asociadas a la Red PEA. “Los docentes que lideran la iniciativa en las escuelas, seleccionan un grupo de quince estudiantes. Se tiene como criterio básico que estos se encuentren cursando sus estudios entre el primer y tercer grado del nivel medio, y que de manera voluntaria deseen sumarse a la labor de analizar y cuidar científicamente nuestros recursos costeros”, explica Tejeda.

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 Con la asesoría de sus profesores, el alumnado organiza un Comité Escolar, el cual dará seguimiento a todas las actividades del proyecto en el centro educativo, desde las prácticas de campo hasta las presentaciones de los resultados en la escuela u otros espacios como las ferias científicas, encuentros con los comunitarios, etcétera.

Aprendiendo la metodología

Antes de iniciarse en “Observando la arena” los docentes y estudiantes líderes reciben una formación de dos días sobre la metodología de trabajo del proyecto, conocida como MAST (por sus siglas en inglés), referentes a monitoreo, análisis, compartir información y tomar acción). “En la primera parte del taller los participantes se acercan al estudio de los fundamentos teóricos del proyecto, además de conocer buenas prácticas realizadas por otras instituciones públicas y privadas en lo que respecta a la correcta gestión y cuidado de nuestras playas”, señala el coordinador nacional.

En la segunda parte de la formación, se realiza una visita de estudio a una de las playas impactadas por el proyecto, de tal forma que profesores y estudiantes aprendan de manera práctica a usar las distintas herramientas útiles para la obtención de los parámetros ambientales que ayudan a establecer un perfil histórico y un diagnóstico de la playa.

Aportes valiosos

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Durante los 13 años de implementación del proyecto, se han involucrado más de 390 profesores y más de 3.500 estudiantes de seis provincias de la costa sur de República Dominicana, provenientes de centros educativos públicos y privados afiliados al Programa de Escuelas Asociadas a la UNESCO.

Un aporte valioso del proyecto, y que es un crédito a favor de los docentes y estudiantes, es el registro de datos diagnósticos sobre el estado de nuestras playas, los cuales en principio se asentaban en informes físicos o redactados en un computador. Desde 2013 los centros educativos tienen acceso a la base de datos internacional “Sandwatch”, una novedosa herramienta que permite compartir con científicos y personas interesadas la información generada a través de las prácticas de campo.

Un aporte significativo del proyecto, indica Tejeda, ha sido la creación del Comité Técnico-Asesor, espacio integrado por educadores y biólogos marinos que laboran para el Ministerio de Educación, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y el Acuario Nacional. “Desde este espacio se coordinan las actividades formativas y se estudia las mejoras metodológicas para el buen accionar de “Observando la arena”. Además, el equipo técnico acompaña a los centros educativos en sus prácticas de campo hasta lograr que estos desarrollen una buena compresión de la metodología MAST y el uso de las herramientas del proyecto”.

Buenas prácticas

Como resultado del compromiso asumido por el país, en 2014 República Dominicana fue seleccionada por la UNESCO como una de las 25 naciones que a escala mundial desarrollaron buenas prácticas en favor de la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS). “El país tuvo la oportunidad de presentar su experiencia en la Conferencia mundial sobre EDS, celebrada el año pasado en la ciudad de Nagoya, Japón”, puntualiza Tejeda.

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 Desde 2014 el Consejo Nacional para el Cambio Climático y el Instituto de Formación y Capacitación del Magisterio, con la colaboración de organizaciones como la Fundación Sur Futuro, han realizado los cursos de Cambio Climático, en los cuales se ha socializado con más de 1.000 docentes la metodología de “Observando la arena”.

En marzo de 2015 una delegación de catedráticas de la Universidad Sagrado Corazón de Tokio, Japón, visitó el país interesada en conocer en el terreno las actividades desarrolladas a través del proyecto. En esa ocasión, docentes y estudiantes del Liceo Gerardo Jansen del municipio de Higüey, se encargaron de trasmitir el trabajo que realizan en playa Macao.

Finalmente, la UNESCO y la Fundación Sandwatch decidieron que República Dominicana sea el primer país del mundo en utilizar eficientemente la base de datos internacional del proyecto, de tal manera que durante los años 2015 y 2016 se realizarán cuatro talleres formativos para los docentes de “Observando la arena”.

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“Sin dudas, este proyecto nos hace pensar en la agenda país, específicamente en el tema de los efectos del cambio climático y sus consecuencias para los territorios isleños como el nuestro, lo cual ha provocado que se identifique como una prioridad, atendida a través de diversas instancias públicas y privadas, y en este escenario la educación se posiciona como un aliado clave para transformar los estilos de vida y construir sociedades más sostenibles en los órdenes medioambiental, social y económico, concluye el coordinador nacional de los “guardarenas”.