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El concepto de belleza ha cambiado mucho. Antes una mujer era bonita o no lo era, ahora puede ser atractiva, distinguida, inteligente, elegante o de linda cabellera, tener ojos grandes, «un cuerpazo» o piernas largas… 

Lo importante es saber sacar el mayor partido a nuestros atributos y saber disimular aquello que tal vez no es tan atractivo.

Es fundamental entender que según se sienta y piense de sí mismo, eso es lo que proyecta. No hacemos nada tratando de mejorar nuestra imagen externa si nuestro interior está destruido. Comience a observarse y valorarse. Haga un inventario de sus fortalezas y atributos para que comience a sacarle provecho a los mismos.

Las mujeres en general, desde pequeñas, soñamos con los cuentos de hadas. Nuestro ideal era ser una cenicienta y que el hada madrina llegara con su varita y nos vistiera como princesas para lograr todos nuestros anhelos, desde un carruaje hasta el príncipe azul que daba la vida por nosotras. Pero hasta Cenicienta necesitó un vestido ideal para el baile. El príncipe no se enamoró de la más rica, sino de ella, que probablemente no era la más hermosa, pero tal vez tenía una belleza interior que se reflejaba en su exterior y se complementaba con su precioso vestido que el hada madrina le había concedido.

Decía un experto: «Tu apariencia va más allá de cómo vistes, tiene que ver con tu comportamiento». Nunca debemos sacar de nuestra mente que como le ven le tratan, pero como se comporte le recuerdan. Nuestra meta debería ser que nuestro comportamiento positivo deje siempre una marca en los que nos rodean.

Debemos nutrir primero nuestro interior, tratar de ser personas íntegras y correctas. Vivimos en una sociedad marcada por las apariencias. Por eso jamás podemos perder el equilibrio entre el exterior y el interior. Muchas personas, por el contrario, se llenan de conocimiento y descuidan su imagen externa. Tienen un exquisito comportamiento, pero descuidan tanto su forma de vestir que, a veces, no logran sus objetivos, pues ya el receptor descalifica su potencial solo por lo que sus ojos perciben.

imagenpersonal2En la búsqueda del equilibrio
Para encontrar el equilibrio es importante conocer algunos detallitos que pueden atentar contra nuestra imagen personal. Entre ellos destacan vivir en continua competencia con los demás, subir a las redes sociales sin filtrar todos los acontecimientos de nuestra vida, ser despectivo y juzgar a los demás por su aspecto físico o posición social, tener una actitud pesimista y quejosa constantemente, fumar en exceso, no poner atención cuando los demás te hablan o «chatear» en los momentos en que está acompañado.

También atenta contra nuestra imagen hablar de forma grosera y con palabras desagradables y negativas, emborracharse y comportarse de una manera vergonzosa, hablar a todo volumen. Es muy mal visto cuando un volumen de voz no permite a los demás trabajar a su lado o hablar por teléfono.

En horarios laborales, la mujer, no debe usar un maquillaje súper colorido, pues no denota elegancia. Nunca debe tratar de llamar la atención a través del maquillaje rechinante. Por el contrario, lo recomendable es que realce su belleza y disimule las imperfecciones utilizando tonos neutrales y tenues. Los extremos son siempre dañinos, dejar de maquillarse denota dejadez y falta de importancia al lugar donde trabaja.La falta de higiene es un factor agravante, ya sea el cabello sucio y grasoso, ropa manchada o con rotos, manos y pies sin arreglar y pintar, malos olores, ropa mojada por sudor, etcétera.

Imagen personal y estilo
¡Sonríe! Sonreír logra cuatro cosas importantísimas: transmite confianza, felicidad, entusiasmo y lo que es más importante, demuestra aceptación. Conozcamos nuestro fuerte, mirémonos en un espejo, sumemos y restemos qué tenemos a nuestro favor. Acentuemos
y resaltemos las ventajas, pues si nos conocemos bien, y manejamos nuestros pros, encontraremos nuestro estilo.

Decía Coco Chanel que «la moda caduca pero el estilo jamás». Quien maneja su estilo, sus movimientos, sus manos, su voz, no tiene que ser una belleza si está seguro de su cuerpo y de lo que lleva puesto. Si es posible busque un experto que le ayude. Para el ambiente laboral los colores neutrales y sólidos, evitando los estampados, son nuestros mejores aliados, pues permiten bastante su reuso, y con tan solo cambiar accesorios nos vemos diferentes. Recomiendo elegir prendas lisas con los tonos neutrales que mejor vayan a su tono de piel.

Investigue cuáles son esos básicos que no debe dejar de tener en su clóset, esos indispensables de una persona elegante, elija el perfume que mejor vaya con su personalidad para el día y cuál para la noche, aprenda qué prendas de la moda le lucen y cuáles no son para su tipo de cuerpo o estilo de vida.

Nutra su interior de conocimiento para que no sea un fraude a nivel personal o profesional, aprenda a comportarse, busque ayuda si no es capaz de hacerlo solo. Estas cosas no se aprenden de la noche a la mañana; tenga paciencia, todo en la vida es un proceso, sobre todo a la hora de construir la imagen perfecta y lograr el equilibrio. Si le pone atención, su imagen puede convertirse en una herramienta que siempre le agregue valor.

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Por Luicelle González
Image & Personal Branding
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