Por Adrian R. Morales
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En el mapa del turismo de salud, República Dominicana empieza a ocupar un espacio en el ámbito de la reproducción asistida. El auge de clínicas con tecnología avanzada y la presencia de profesionales formados en centros internacionales han abierto un horizonte que combina oportunidad médica y proyección económica. Aun así, los especialistas advierten que el crecimiento del sector exige regulación, control de calidad y una estrategia que consolide la confianza de los pacientes extranjeros.

Entre las voces que impulsan esa visión se encuentra el Dr. José Ángel García Fernández, médico ginecólogo con doctorado en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y especialización vía MIR en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. 

Su perspectiva parte de una convicción: el país posee capacidades técnicas y talento humano para atraer a pacientes internacionales, pero necesita fortalecer los marcos regulatorios y los procesos de acreditación para equipararse con los centros de referencia de Europa y Norteamérica.

Según el experto, los procedimientos con mayor demanda hacia República Dominicana son la fertilización in vitro con microinyección espermática complementada con diagnóstico genético preimplantacional (FIV-ICSI + PGT), la preservación de la fertilidad mediante vitrificación de ovocitos y la ovodonación. «La decisión del paciente internacional depende de la calidad clínica, la prontitud en la atención y la transparencia en los costos», afirma.

Acreditaciones y protocolos 

El Dr. García Fernández insiste en que la competitividad de las clínicas dominicanas se asienta en tres pilares. En primer lugar, en el plano clínico, es indispensable el trabajo de equipos multidisciplinarios formados por ginecólogos especializados, embriólogos, enfermeras y psicólogos. En su criterio, la atención debe sustentarse en protocolos validados por evidencia científica con reconocimiento internacional. En segundo lugar, desde el punto de vista técnico,
el laboratorio de embriología debe contar con equipamiento de alta tecnología, sistemas de trazabilidad rigurosos y
controles ambientales constantes. En tercero, en materia logística, las clínicas deben ofrecer procesos protocolizados que acompañen al paciente desde la primera consulta virtual, con atención en el idioma del visitante y orientación sobre traslado, alojamiento y facturación. «La experiencia del paciente comienza mucho antes de su llegada al país; todo aquello que no se gestiona por escrito debilita la confianza», puntualiza.

El especialista valora en alto grado las acreditaciones y la pertenencia a sociedades científicas internacionales. Afirma que certificaciones y membresías en organismos como la ASRM, ESHRE o SEGO constituyen señales objetivas de calidad y seguridad que muchos pacientes exigen. Además, explica que la integración a redes científicas facilita la actualización de protocolos y la comparabilidad de resultados: «La afiliación a sociedades científicas reduce la asimetría de información entre clínica y paciente».

En cuanto a la coordinación entre clínica, laboratorio, hoteles y agencias de viaje, el experto propone un modelo basado en protocolos escritos y responsabilidades definidas. Sugiere establecer convenios con agencias de probada trayectoria y con hoteles que comprendan las necesidades sanitarias de los pacientes en tratamiento reproductivo. «La formación del personal de atención en hospitalidad y confidencialidad resulta tan relevante como la competencia técnica del equipo médico. Un paquete turístico sin control clínico falla en su propósito», indica el Dr. García Fernández.

Sobre la evaluación previa y el consentimiento informado, el doctor expone un esquema que arranca con una consulta médica virtual y la realización de una historia clínica exhaustiva, además de una evaluación psicológica previa y formularios de consentimiento que detallen riesgos, limitaciones y responsabilidades. Reconoce la carencia de una normativa específica en República Dominicana sobre reproducción asistida y advierte que esa laguna jurídica exige prudencia: la clínica debe documentar de modo preciso el destino y el uso futuro de gametos y embriones. «La transparencia legal protege tanto al paciente como a la institución», observa.

La confianza es clave

García Fernández detalla los estándares de laboratorio que considera imprescindibles para atraer confianza internacional: trazabilidad de gametos y embriones, protocolos validados de vitrificación y desvitrificación, controles ambientales del laboratorio (aire, temperatura, gases), sistemas de energía de respaldo y monitoreo continuo. Aduce que la capacitación permanente del personal constituye un requisito no negociable. «No basta con la tecnología; se exige un capital humano formado y comprometido», declara. 

En la gestión posprocedimiento se recomienda diseñar rutas de seguimiento que comienzan antes del regreso del paciente a su país. El doctor propone el uso de la teleconsulta para el control clínico, convenios con ginecólogos locales en el país de origen y mecanismos de envío seguro de resultados de laboratorio e imágenes. Advierte que la coordinación interinstitucional reduce riesgos y prolonga el beneficio clínico. «El seguimiento planificado disminuye
la incertidumbre del paciente y mejora los indicadores de éxito», añade.

Respecto a los riesgos asociados al turismo reproductivo, García Fernández enumera la biocustodia y el transporte internacional de gametos y embriones, las divergencias legales entre jurisdicciones y las expectativas no ajustadas a la realidad clínica. «Para mitigar estos riesgos es aconsejable asesoría legal especializada, trabajo con bancos autorizados y comunicación franca sobre probabilidades de éxito desde la primera evaluación. Informar con cifras y límites evita conflictos posteriores», subraya.

El especialista expone que el crecimiento del turismo reproductivo genera efectos económicos positivos: «Podemos mencionar la creación de empleo especializado, el impulso a la formación profesional, el aumento de la inversión tecnológica y la dinamización de cadenas de valor locales que incluyen hospedaje y transporte». A su juicio, la internacionalización de servicios obliga a mantener estándares elevados y aporta beneficios duraderos para la atención local. En consecuencia, propone políticas públicas que integren la fertilidad dentro de la estrategia de turismo de salud;
aconseja la creación de incentivos fiscales, la acreditación de centros como destinos seguros y un registro nacional que permita consolidar estadísticas confiables. «Sin regulación y sin registros no es posible sostener la transparencia», afirma.

La técnica debe ir acompañada de humanidad

El Dr. García Fernández relata que su etapa formativa en Madrid transformó su enfoque organizativo en Ginumed Clinic. Tras su paso por centros como el Instituto Madrileño de Fertilidad y el Hospital Sanitas de La Moraleja, adoptó protocolos europeos y un modelo de atención personalizado. Indica que la experiencia internacional reforzó su compromiso con la investigación aplicada y con la integración del apoyo psicológico como pilar del tratamiento reproductivo. «La técnica debe ir acompañada de humanidad», expone.

Al abordar la innovación tecnológica, el doctor menciona equipos recientes que amplían el abanico terapéutico y mejoran los resultados clínicos. Señala la aparición de dispositivos avanzados basados en inteligencia artificial que optimizan la planificación de tratamientos y el manejo estético, complementario a la medicina reproductiva. A su juicio, la incorporación de tecnología de punta constituye un atractivo adicional para pacientes extranjeros, siempre que conviva con protocolos rigurosos y controles éticos.

La visión que plantea el Dr. José Ángel García Fernández es integral: «República Dominicana puede consolidarse como destino de turismo reproductivo si combina excelencia clínica, acreditaciones internacionales, procesos logísticos protocolizados y un marco legal moderno». Su perspectiva une vocación asistencial y exigencia técnica; por ello, concluye, la apuesta por la calidad redunda en beneficio de pacientes locales y visitantes. «Nuestra meta es ofrecer tratamientos con seguridad, respeto y resultados verificables».