Por Anita González Sigler
Redactora
lunaparche@gmail.com
Su nombre, Ángel Marie, guarda correspondencia con su andar, con ese aire de conquistar el escenario de la vida en múltiples facetas. Me encontraba en el Club paraíso, en Santo Domingo, en un agasajo lleno de la buena vibra de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (Adompretur). Salía yo del tocador, distraída, pensando que me retiraba de la fiesta sin conocer a la hija de Yenny Polanco Lovera, nuestra presidenta del gremio de periodismo turístico. De pronto, ¡zas!, ella hacía su entrada. Nos saludamos como si nos conociéramos de siempre. Siento satisfacción cuando alguien tan joven es capaz de detenerse y entablar un diálogo desenfadado con esta portadora de tantas canas.
Con los reportajes que había leído sobre sus incursiones en el mundo artístico, y ese mano a mano de palabras con ella, me sobraban razones para hacerla el centro de este artículo. En unos minutos logré saber de la buena dosis de versatilidad que domina su arte, la pasión que impregna a todo lo que hace, el respeto hacia los demás, la confianza de saber hacia dónde dirigir sus pasos y la gran admiración que siente por su madre. Ángel Marie Polanco es toda una promesa. De casta le viene…
He aquí un ejemplo de que la juventud logra objetivos cuando se los propone, con sacrificios y perseverancia, y en ocasiones se suma el ejemplo de una madre que deslumbra en televisión, en las tablas y en el periodismo. Los días transcurren y mi mente comienza a dar forma a una entrevista sobre la trayectoria de esta joven modelo que pone en alto nuestra bandera en escenarios internacionales. Hoy su inspiradora historia llega a las páginas de Bohío.
Me detengo; imposible ahondar sobre sus talentos sin que desvíe la mirada hacía su madre, pues no concibo a una sin la otra. Así es que acudo a la orgullosa progenitora y me cuenta algo tan tierno que corrobora de dónde brota esa traza y esa fuerza de espíritu que envuelven a Ángel Marie. «Mi hija es una actriz en potencia». Esas palabras resuenan como música, y es que ya frecuentaba el teatro desde el vientre de su madre. Acudía a los ensayos, a las funciones, se la pasaban entre bastidores. Las puestas en escena, con sus alegrías y penas —y demás emociones que las acompañan—, fueron sus compañeras en el proceso de gestación. No es de extrañar entonces; la sangre de artista fluye por sus venas desde el útero, desde hace 24 años.


Los primeros pasos de una trayectoria brillante
La historia artística de Ángel Marie Polanco tiene sus raíces en la danza, un camino que comenzó a explorar a edad temprana. Con una madre graduada de Teatro en Bellas Artes, el arte constituyó siempre una parte esencial de su entorno. Se inició en el Ballet Teatro Dominicano con apenas cinco años, continuó en Ballet Roto a los seis, y a los siete matriculó en la Escuela Nacional de Danza (ENDanza), donde estudió por una década. La ubicación de ENDanza —en el mismo edificio que la Escuela Nacional de Arte Dramático— hizo inevitable su conexión con la actuación, una rama a la que se adentró de forma natural.
Recuerda con singular cariño su inicio en ENDanza, donde cada año el estudio se hacía más riguroso. «Allí aprendí ballet y folklore, y al final de las clases me sentaba junto a otras niñas a admirar los ensayos de los estudiantes de grados más altos, soñando con estar algún día en su lugar», confiesa sobre esos momentos que alimentaron su aspiración. A su formación de danza contemporánea, ballet y folklore dominicano se añaden estudios de actuación en la Academia de Formación Artística (AFA), dirigida por Amaury Sánchez, y con la directora y actriz argentina Lorena Oliva de Teatro Alternativo. De ENDanza atesora recuerdos entrañables de sus maestras, en particular de Daymé Del Toro, quien le enseñó, además de danza contemporánea, disciplina, pasión y dedicación. Sus maestros siempre la alentaron a buscar la excelencia, a respetar el escenario y a entender que el arte no solo reside en el talento, sino en el compromiso y la perseverancia.
Entre sus recuerdos más preciados de infancia se encuentran los domingos en casa. Era el día sagrado cuando toda la familia se reunía para compartir un almuerzo preparado por su abuela, y sus abuelos le enseñaban a cuidar los animales de granja. Eran los días en que podía compartir más tiempo con su madre, cuya dedicación al trabajo la mantenía ocupada durante la semana. Su familia es su mayor inspiración. Cada recuerdo con ellos guía las decisiones relevantes de su vida profesional y personal. epresentan su fuente de fuerza, sabiduría y amor incondicional.
A la conquista de escenarios mundiales
El primer desfile de Ángel Marie en República Dominicana, a los 16 años para Giannina Azar en Dominicana Moda, fue un hito crucial, aunque una aproximación previa ocurrió a los 13, cuando, nominada a Premios Soberano con el programa infantil «El Show de Huguito», vistió un diseño de Giannina. Su primera vez desfilando en el extranjero la llevó al Vancouver Fashion Week, en Canadá, un evento de gran cosmopolitismo donde sintió «una mezcla de emoción y responsabilidad al representar a mi país en un escenario tan internacional».
Abrirse paso en otras tierras ha moldeado de forma radical su visión del mundo y su carrera. El contacto con otras culturas le ha permitido ampliar su perspectiva; las vivencias en el extranjero le han hecho más resiliente, abierta y adaptable. Trabajar en un ambiente internacional, subraya Ángel Marie, exige perfeccionar habilidades y comprender que «el arte y la moda son lenguajes universales que conectan más allá de las palabras».
Su llegada a Vancouver tuvo como propósito continuar sus estudios universitarios en Comercio y Mercadeo. Escogió esta ciudad por ofrecer una combinación única de oportunidades académicas, artísticas y culturales. Canadá, como país que valora la diversidad y el talento extranjero, le brindó un espacio idóneo para su crecimiento personal y profesional.
Los momentos sobre la pasarela de un evento como el Vancouver Fashion Week son intensos y llenos de significado: «Cuando estoy desfilando, siento una mezcla de adrenalina y gratitud. Me enfoco y pienso en todo el esfuerzo que me ha llevado hasta ese instante y en el compromiso que tengo de representar mi cultura de la mejor manera posible. Cada paso que doy en la pasarela es un homenaje a mi formación, a mis raíces y a todos los que han creído en mí».
Una visión que integra arte y propósito
Más allá de las pasarelas y los escenarios, Ángel Marie Polanco entiende la importancia de la gestión y la estrategia en el mundo actual. Decidió estudiar Comercio y Mercadeo con la convicción de que el talento, si bien importante, no basta si no se sabe cómo proyectarlo y gestionarlo. Considera que saber finanzas es esencial en un mundo competitivo, ya que permite administrar recursos, planificar estrategias de crecimiento y tomar decisiones inteligentes para fortalecer una carrera a largo plazo.
Además, cree que la moda dominicana posee un potencial enorme como herramienta de promoción turística. Argumenta que los diseñadores nacionales fusionan la moda actual con raíces culturales, emplean materiales autóctonos y rinden homenaje a la herencia taína. Eventos como Dominicana Moda, considera, son plataformas esenciales que proyectan el talento local en el plano internacional y atraen a visitantes interesados en descubrir el país a través de la moda. «La belleza y el simbolismo de nuestra vestimenta tradicional, como los trajes típicos e incluso las colecciones de carnaval, ofrecen a los turistas una inmersión fascinante en nuestras costumbres», puntualiza.
Raíces, admiración y un futuro con propósito social
El amor por el arte es, sin duda, una herencia familiar. El papel de su madre fue decisivo desde la infancia, al llevarla al Palacio de Bellas Artes, a teatros, exposiciones y eventos culturales. «Siempre se tomaba el tiempo de explicarme términos, expresiones y personalidades importantes de la cultura dominicana; me transmitía su pasión y compromiso con el arte desde muy pequeña», recuerda.
Sobre si siente que su madre se ve reflejada en ella, o si es un reflejo mutuo, Ángel Marie ofrece una respuesta llena de ternura y aprendizaje compartido: «Creo que nos reflejamos mutuamente. Ella trata de brindarme experiencias y enseñanzas que no tuvo la oportunidad de vivir a mi edad, y yo valoro y aprecio ese esfuerzo dándolo todo de mí. Además, muchas de las oportunidades que hemos alcanzado han sido el resultado de trabajar juntas, compartiendo aprendizajes antiguos y contemporáneos. Como madre e hija, nos enseñamos una a la otra todos los días».
Abrirse paso y cosechar respeto y admiración en República Dominicana le genera una sensación de profunda gratitud y responsabilidad. Siempre ha tenido como objetivo aportar a la comunidad dominicana; por eso busca demostrar que el triunfo es posible si se actúa de forma íntegra, siguiendo caminos correctos y sirviendo de ejemplo para otros jóvenes.
La ruta hacia sus sueños en el arte y la moda no ha estado exenta de dificultades. El momento más arduo fue enfrentar las dudas y los comentarios negativos al decidir estudiar fuera del país. A pesar de logros y apoyo, escuchar de forma constante que «del arte no se vive» fue un desafío emocional fuerte. Esa experiencia, aunque difícil, la ayudó a fortalecer su convicción.
Aparte de su madre, admira a personas que han hecho de su pasión su profesión, como Daymé Del Toro (maestra de danza contemporánea), José María Cabral (productor de cine), Giannina Azar (diseñadora), Aidita Selman (productora), Amaury Sánchez (director de AFA), y Raymi Paulus (productor). Los considera fuentes de inspiración.
Con la autoridad que le dan sus vivencias, Ángel Marie envía un mensaje a los jóvenes dominicanos que sueñan con triunfar: «Les diría que cultiven la disciplina, rompan estereotipos y barreras mentales, y que nunca dejen de ser estudiantes de la vida. Que creen sus propias oportunidades, que se rodeen de personas con ambición positiva, que investiguen constantemente y, sobre todo, que crean en sí mismos incluso cuando nadie más lo haga. La autenticidad y el sacrificio son claves».
Sus expectativas para el porvenir son amplias. Aspira a pertenecer a una agencia internacional de alto prestigio en modelaje. En cuanto al arte, desea incursionar en el cine y, a futuro, abrir una academia de danza en República Dominicana para formar nuevas generaciones de artistas, una labor en la que ya tiene experiencia como profesora. Sus proyectos van más allá de lo personal; sueña con la construcción de plataformas junto a jóvenes dominicanos que contribuyan a fortalecer la industria cultural del país.
Sentir que es prácticamente una embajadora de la cultura y el turismo de República Dominicana, al llevar su talento a escenarios internacionales, le genera un gran peso, pero también enorme satisfacción. Sabe que cada decisión cuenta y que debe ser asertiva, pues representa no solo sus sueños, sino también «la esperanza de una comunidad que anhela un futuro mejor».