Por Anita González Sigler
lunaparche@gmail.com

La Dra. Dennys Ramírez Galán propone desde su práctica un modelo de turismo de salud que combina excelencia técnica, sensibilidad clínica y una clara vocación de servicio. Con una carrera forjada entre la formación académica de alto nivel —es egresada con honores de la Escuela de Medicina del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), cursó una maestría en Medicina Estética en la Universidad de las Islas Baleares y un posgrado en Nutrición y Obesidad en la Universidad de Navarra— y la experiencia profesional acumulada durante una década en Madrid, la especialista devuelve ahora a República Dominicana una propuesta integral que conecta medicina estética, nutrición perinatal y gestión clínica. Tras ejercer y dirigir clínicas en España, haber sido gerente país de PronoKal Group y constituir su consulta privada, en Ginumed Clinic en Santo Domingo, Ramírez Galán orienta su práctica hacia el paciente internacional sin perder el sentido comunitario que caracteriza su trabajo.

Su diagnóstico es claro: el turismo de salud es un fenómeno centrado en la calidad y la experiencia. La doctora define el fenómeno de forma pedagógica y concreta: «El turismo de salud se refiere al desplazamiento de personas a otro país para recibir tratamientos médicos o estéticos que no están disponibles o son más costosos en su lugar de residencia», y subraya que en su especialidad los procedimientos faciales y corporales no invasivos están en auge. Esta observación sirve de punto de partida para analizar por qué, en su criterio, República Dominicana puede y debe consolidarse como un destino preferente para pacientes que buscan estética y nutrición de alto nivel.

La estética como impulso para el turismo de salud

Ramírez Galán sitúa la medicina estética y la nutrición como segmentos atractivos para el visitante internacional. Explica que la combinación de precios competitivos y altos estándares técnicos es un factor diferencial: procedimientos que en otros mercados resultan prohibitivos pueden ofrecerse en nuestro país con estrictos controles de calidad y menor costo. Además, articula la ventaja con la existencia de profesionales formados y acreditados: su propia trayectoria
—acreditada por el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM), miembro fundador de la Sociedad de Medicina Estética Dominicana (SOMED) y miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) desde 2006—
avala la idea de que la especialización local alcanza niveles internacionales.

La doctora insiste en que la oferta no se puede entender sin infraestructura turística de primer nivel, lo que permite al paciente articular tratamiento y estancia con absoluta comodidad. «La demanda de procedimientos estéticos no invasivos cada día está en más auge», afirma, y por ello considera que la sinergia entre clínicas y el ecosistema turístico es imprescindible para convertir al país en un referente regional. En su propuesta el atractivo estético no es un fin mercantil: es un puente para fortalecer economías locales y profesionales del sector salud.

Calidad, acreditación y confianza

Para la especialista, la confianza del paciente extranjero se cimenta en certificaciones y redes profesionales. Ramírez Galán recuerda que la pertenencia a sociedades científicas y las acreditaciones «ofrecen garantías de que las clínicas cumplen con estándares internacionales de calidad, seguridad y ética profesional». Esa afiliación no es solo
una estampilla institucional, sino una práctica que obliga a la actualización constante y al intercambio de buenas prácticas. Desde su experiencia como gerente país de Pronokal Group y directora de clínicas en Madrid, la experta valora la transparencia documental y la formación continuada como elementos que convierten una oferta atractiva en una oferta segura y fiable.

En la consulta la doctora prioriza protocolos: evaluación preoperatoria exhaustiva, seguimiento postratamiento y planes
claros para el manejo de complicaciones. «Antes de cualquier tratamiento se debe realizar un análisis detallado del historial médico del paciente, exámenes físicos y análisis de laboratorio», indica, y advierte sobre la necesidad de circuitos que permitan asistencia inmediata en caso de urgencias. Para Ramírez Galán la formalización de esos protocolos protege al paciente, respalda la reputación del destino y reduce riesgos reputacionales.

Integración de la salud con el sector turístico 

La colaboración entre clínicas, hoteles, agencias y aerolíneas aparece en su discurso como una condición práctica e ineludible. «Los paquetes integrales deben concebirse como experiencias cerradas que incluyan transporte, alojamiento, asistencia pre y postoperatoria y actividades de recuperación», propone la doctora. Desde su óptica
el papel de los hoteles no se agota en ofrecer camas: deben facilitar entornos adecuados para la convalecencia y los procedimientos de baja invasión, mientras que las agencias y aerolíneas pueden ofrecer tarifas y logística preferencial que alivien la complejidad del viaje.

Ramírez Galán también destaca la telemedicina como herramienta estratégica: la teleconsulta y el seguimiento virtual permiten la captación y la fidelización del paciente internacional, al ofrecer consultas preliminares y seguimiento postoperatorio sin requerir desplazamientos constantes. «Ofrecen una forma accesible y cómoda para que los pacientes reciban consultas preliminares, aclaraciones sobre procedimientos y seguimiento postratamiento sin tener que estar físicamente presentes», explica, y añade que esa continuidad fortalece la confianza y facilita la monitorización de resultados.

Retos regulatorios para un turismo sostenible

La mirada de la doctora no evade los desafíos. Identifica la falta de una regulación específica para el turismo médico y la lentitud de algunos procesos administrativos como trabas que deben resolverse para profesionalizar el sector. Su propuesta es pragmática: legislar con claridad qué procedimientos son elegibles para pacientes internacionales, simplificar trámites y establecer marcos que garanticen la seguridad y la ética. Además, recomienda estrategias de promoción que pongan en valor la excelencia médica del país, apoyadas en evidencia clínica y testimonios verificables.

En términos de impacto, Ramírez Galán observa beneficios tanto directos como indirectos: mayor demanda para servicios clínicos y nutricionales, empleo en sectores vinculados al turismo y una mayor proyección internacional del país como destino de salud. «El turismo de salud puede ayudar a posicionar a República Dominicana en el mapa como
un destino de calidad para tratamientos médicos y estéticos», sostiene, y advierte que ese posicionamiento solo será sostenible si se acompaña de formación continua, regulación y una ética profesional sólida.

Una agenda para las nuevas generaciones

La doctora comparte con los lectores de Bohío consejos para jóvenes médicos que desean vincular clínica y emprendimiento en turismo de salud. Su recomendación combina rigor profesional y sentido humano: formación continua, un equipo sólido, compromiso ético y paciencia. «Que la ética sea tu brújula: nunca comprometan la seguridad del paciente por el atractivo comercial», subraya, y enfatiza la necesidad de desarrollar una visión que integre excelencia técnica y atención personalizada.

La trayectoria de la doctora Dennys Ramírez Galán —desde INTEC hasta Madrid y de regreso a Santo Domingo, con credenciales académicas, experiencia directiva y una práctica privada consolidada en Ginumed Clinic— sustenta un discurso que mira al turismo de salud como una oportunidad de desarrollo clínico, económico y social. Su propuesta combina protocolos rigurosos, alianzas estratégicas y una comunicación transparente; en sus palabras, la meta no es solo atraer pacientes, sino «elevar el estándar, educar al paciente internacional y proyectar una imagen país basada en la calidad médica y humana». Así, desde la clínica y la gestión, la especialista traza una hoja de ruta para que República Dominicana avance con seguridad y ética en un sector de futuro.