Los grandes paradigmas de la era moderna han cambiado, las nuevas tendencias económicas y el tiempo libre transforman las costumbres deportivas en la búsqueda de un estilo de vida y mayores emociones. Se trata de lograr el balance perfecto entre los objetivos de las marcas y los gustos de sus consumidores, con el fin de brindar experiencias únicas y memorables.
En los últimos años el golf ha sido la disciplina de mayor crecimiento; no obstante, cada día enfrenta el gran reto de agregar valor a sus seguidores. La competitividad ha sido siempre un factor presente desde la creación del juego que se centra en vencer el par de la cancha, esquivando obstáculos y sacando lo mejor de cada uno. En esta evolución citaré como ejemplo el gran campo escocés de St. Andrews, el primero de fama mundial.
Al repasar el rico pasado para entender el presente que vivimos, encontré que los campos de golf no siempre han tenido 18 hoyos. En el siglo XV los golfistas de St. Andrews jugaban con hoyos cuyas ubicaciones estaban dictadas por la propia topografía, en un terreno ondulante. De ese trazado surgió un campo de 11 hoyos desde la sede del club hasta los límites de la propiedad. Al jugarse de vuelta sumaban
22 hoyos.
En 1764 se consideró que varios de los hoyos eran demasiado cortos y se decidió combinarlos, con lo cual el número se redujo de once a nueve, y el recorrido completo pasó a ser de 18 hoyos, la medida exacta de una petaca de whisky (la cantidad de whisky ingerida era exactamente la medida del tapón). Debido al estatus que ostentaba St. Andrews como capital del golf, los otros campos fueron modificados de manera similar y el estándar de 18 hoyos se convirtió en universal hasta el día de hoy.
Sin embargo, esta poderosa industria sigue inmersa en un período de transición y renovación constante motivado por los drásticos vaivenes económicos y climáticos que golpean nuestro mundo globalizado. No es secreto para nadie que se avecinan cambios que determinarán el futuro de la industria del golf y desde mi “bunker” quiero abordar cómo estas nuevas tendencias están actuando positivamente desde ya.
Una industria cambiante
Los clubes de golf deben volver a su esencia, la familia. Sería ideal acondicionar zonas para las familias y adaptar los recorridos de los campos a los jugadores junior. Además, con el crecimiento de la cantidad de mujeres en el juego, este segmento ha adquirido mayor importancia, lo cual se traduciría en la integración de la familia como núcleo principal.
Los driving ranges computarizados se están convirtiendo en el anzuelo para captar más adeptos que luego se convierten en ávidos jugadores. En Estados Unidos el mejor ejemplo es TopGolf.com.
Jugar formatos de nueve hoyos fomentaría recorridos cortos y el rendimiento de los horarios. Un ejemplo claro es que la United States Golf Association (USGA) lleva una fuerte campaña que incentiva a que es mejor jugar nueve hoyos que nada. “Juega nueve hoyos y comparte tu historia en la web” es parte del mensaje subliminal, y hasta jugadores del PGA Tour como Rickie Fowler lo hacen antes de cada gran torneo.
El golf está de moda
La industria del golf fortalece su poderosa plataforma económica a escala global al asociarse con perfiles de clientes y jugadores que agregan valor y producen altas ganancias. El golf es moda y una tendencia social y saludable. Las marcas asiáticas de golf vienen predominando con fuertes incursiones en el mercado de los equipos y la ropa de golf, y generan estilos y nuevas formas de afrontar el juego; esto es algo que veremos por mucho tiempo. Hoy el golf es más unisex, las mujeres tienen cada vez más presencia y rompen barreras de acceso de membresías que eran exclusivas para hombres.
Los simuladores de golf con sensores de movimiento e interfaces gestuales se convertirán en una tendencia sociodeportiva. Algunas aplicaciones ya hacen de “caddies”; de ahí que los golfistas vean los smartphones, tabletas y rangefinders como sus aliados a la hora de tomar las decisiones correctas en la medición de distancias, mientras que los sensores en los equipos y en campos de golf (coach inteligentes) ayudan a los jugadores a aprender de sus errores mediante softwares especializados que analizan el swing. En los campos de golf la computarización también ha beneficiado la gestión apropiada del agua, la conservación y la biodiversidad.
Estos elementos y su combinación efectiva están logrando sus objetivos, agregar valor en la operación misma de los clubes a gran escala. En República Dominicana ya se están dando pasos más firmes para insertarnos en la globalización y alta competitividad con el golf. El gran reto de una acertada planificación será identificar los mercados idóneos para brindar estatus, diversión y eficiencia, teniendo en cuenta las experiencias y sentimientos que provoca este gran juego.
Willy Pumarol I.
Golf Coach & Senior Advisor GBP – Pampas