Cada vez son más los viajeros que prefieren rentar una propiedad para vacacionar antes que pagar por una habitación de hotel. Y un reflejo de esta realidad es el crecimiento colosal que ha experimentado Airbnb; solo en los últimos años más de 180 millones de personas han usado esta plataforma. Con más de 250.000 propiedades listadas en América Latina –incluida Cuba–, en 2016 la empresa estadounidense vio aumentar sus reservaciones en 148%.
Consciente de su vertiginosa aceptación, Airbnb ha expandido también sus servicios con el fin de crear valor adicional, como es el caso de Trips, una herramienta que les permite a los viajeros contratar, en la propia plataforma, experiencias locales a modo de guías de turismo. Para ofrecer este servicio, que se encuentra como algo independiente de las reservas de alojamiento, el proveedor debe someterse a un exhaustivo proceso de evaluación, de manera que la experiencia brindada a los visitantes sea lo más premiumposible. Entre las ciudades que ya disponen de estas experiencias en la región se encuentran La Habana, Ciudad de México y Río de Janeiro. Para conocer más sobre la expansión de la empresa, Bohíoconversó con Shawn Sullivan, director de Políticas Públicas de Airbnb para Latinoamérica y el Caribe.
¿Cómo ha evolucionado Airbnb desde que se internacionalizó
en 2012?
Desde su fundación Airbnb ha crecido de forma extraordinaria. Actualmente estamos presentes en 192 naciones, en más de 65.000 ciudades y jurisdicciones y estamos en todos los países de América Latina y el Caribe. El crecimiento ha sido fenomenal, hoy tenemos más de tres millones de propiedades en nuestra plataforma.
¿Qué estrategias implementa la compañía en la región para que los hoteles no la vean con malos ojos, sobre todo en lo referente a los impuestos?
Recientemente firmamos acuerdos sobre impuestos con Puerto Rico e Islas Vírgenes (estadounidenses) y tenemos intención de hacerlo con las autoridades de República Dominicana. Nuestro interés es tratar de trabajar de la mano con los gobiernos, los hoteles y las partes interesadas en temas relacionados con reglamentos. No estamos en contra de normas y reglamentos siempre que tengan sentido. Otro aspecto que muestra nuestra buena voluntad de apoyar la industria hotelera es permitirles a los hoteles boutique, de entre 20 y 30 habitaciones, que se anuncien en nuestra plataforma.
Pactar con los gobiernos no es tarea fácil. ¿Cómo avanza el tema de los impuestos en América Latina por el uso de
la plataforma?
El impuesto al valor agregado no lo podemos cobrar por razones técnicas, y este es un impuesto que existe en la mayoría de los países latinoamericanos. Estamos tratando que los gobiernos de la región creen un nuevo impuesto, algo así como impuesto al consumo colaborativo, o como le quieran llamar. En los países en los que todavía no hemos llegado a un acuerdo lo que estamos haciendo, mientras tanto, es firmar un memorando de entendimiento y darle la posibilidad al destino de anunciarse en nuestra plataforma. Hasta ahora hemos firmado casi 300 acuerdos sobre impuestos, lo cual se ha traducido en un beneficio de un cuarto de billón de dólares en ingresos fiscales para los gobiernos. Queremos que todos los que usen Airbnb, ya sean anfitriones o viajeros, paguen las tarifas justas. Estamos abiertos a negociar el tema de los impuestos con todos los gobiernos del mundo.
¿Cómo quedará la situación de Airbnb en Cuba cuando entren en vigor los cambios anunciados por la Administración Trump en la política hacia la isla?
La entrada de Airbnb a Cuba ha sido un éxito rotundo. De hecho, ha sido nuestro mercado de más rápido crecimiento. Aún no sabemos el impacto que tendrán las nuevas medidas de la Administración Trump, pero confiamos en que podamos seguir operando en la isla, pues allá trabajamos con el sector privado, los llamados “cuentapropistas”, y eso es algo que dinamiza la economía. Cuba es un gran mercado, un destino que me encanta. Airbnb ha hecho posible que el pueblo cubano tenga más contacto con el viajero estadounidense y de otras partes del mundo.
¿Cómo ha sido recibido el servicio de “experiencias” que Airbnb presentó el año pasado como una forma de crear valor adicional para los viajeros más allá del alojamiento?
Trips ha sido muy bien recibido. Puedes pasar un día en La Habana, por ejemplo, entrenando con un atleta olímpico, o bien puedes aprender de bebidas cubanas, cómo preparar un mojito, o conocer de qué se tratan los famosos “paladares”, que es como le dicen a los restaurantes privados en Cuba. Si vas a Japón puedes pasar un día con una persona que se dedica a hacer espadas de samurái. Y si estás en California, puedes contratar la experiencia de aprender a bailar “burlesque” con un bailarín profesional. En Latinoamérica este servicio se encuentra disponible en La Habana, Ciudad de México y Río de Janeiro.
¿Qué cantidad de propiedades están afiliadas a Airbnb en la región?
Más de 250.000. Nuestros mayores mercados en la región son Brasil y México. Cuba es nuestro principal mercado en el Caribe en estos momentos. En República Dominicana tenemos 10.000 propiedades y 5.200 anfitriones activos (posiblemente un anfitrión posee varios inmuebles).
La reputación es fundamental en el universo de los alojamientos. ¿Qué tan eficaz es en Airbnb el sistema de opiniones y clasificación por parte de huéspedes y anfitriones?
Para nosotros se trata de una cuestión de confianza. Nuestro sistema de calificación es muy eficaz y funciona en las dos vías. El huésped califica el alojamiento como positivo si cumple sus expectativas y si lo que anuncia el anfitrión se corresponde con la realidad. Por su parte, el anfitrión también califica como positivo al huésped si este cumple con las reglas de hospedaje, si se comporta adecuadamente, si no causa daños, etc. Los anfitriones que obtienen las peores calificaciones, o que usan de manera abusiva la plataforma, a la larga los eliminamos de Airbnb, al igual que a los huéspedes que incurran en comportamientos inadecuados.