“La memoria forma parte de la salud, por eso es importante evitar el cigarrillo y el exceso de bebidas alcohólicas, ejercitarse y seguir una dieta equilibrada. Mantener la actividad mental, ya sea trabajando o participando en alguna actividad en grupo, ayuda a elevar la autoestima y poner la memoria a todo vapor”. Ivan Okamoto.
La memoria es la capacidad mental que permite retener y recordar mediante procesos asociativos inconscientes, sensaciones, impresiones, ideas y conceptos previamente experimentados, así como toda información que se ha aprendido de manera consciente. La memoria es un sistema de procesamiento de la información con cuatro funciones básicas: entrada, retención, duración y recuperación; cada una se integra en momentos determinados.
El cerebro humano tiene diversos tipos de memoria. La Memoria a corto plazo permite retener durante algunos segundos ciertas informaciones, por ejemplo, aprender números de teléfono. La Memoria a largo plazo sirve para recordar información durante minutos, horas, semanas y años. Dentro de este tipo tenemos la Memoria semántica, encargada de guardar conceptos (la capital de Francia es París, 2 por 2 es 4, etcétera); la Memoria episódica conserva los recuerdos de hechos vividos directamente por nosotros y lo relaciona con diversos elementos. La Memoria procedimental nos permite realizar cosas después de haberlas aprendido, sin tener que mantener constantemente nuestra atención (manejar, montar bicicleta).
Sperling (1960) concluyó que la memoria tiene tres características fundamentales: capacidad ilimitada, que registra todo lo que aparece en el campo visual; escasa persistencia (las huellas de la memoria almacenadas duran unos 250 milisegundos); y precategorialidad: la información se registra solo a nivel de características físicas (por ejemplo, la forma de los números o las letras).
Debido a que la memoria se compone de un complejo conjunto de mecanismos, es necesario ejercitarla de manera periódica. Cuando envejecemos, las capacidades mentales disminuyen debido a los cambios propios del envejecimiento, y más si tomamos en cuenta que se pueden poseer factores de riesgos que aumenten la probabilidad de un deterioro. Realizar actividades que ayuden a ejercitar la memoria nos favorecerían para evitar su declive y poder mantenerla en buen estado.
Recomendaciones
Concédase el tiempo necesario para hacer las cosas que necesite y no se sienta apurado ni permita que otras personas lo acosen. Tenga relojes y calendarios alrededor de la casa, oficina que permitan permanecer orientado al respecto de la hora y la fecha. Adopte hábitos y rutinas que sean fáciles de seguir. Trate de garantizar dormir bien para pensar bien: la pérdida de sueño afecta la atención, las funciones cerebrales, la memoria de trabajo, las habilidades físicas, el razonamiento lógico e incluso la destreza.
Mantenga la organización, por ejemplo, poner siempre su cartera, llaves y celular en el mismo sitio. Escriba una lista de las cosas que debe hacer y a medida que las haga, vaya tachándolas. Apunte sus citas y otras actividades en agendas o calendarios. Reduzca la cantidad de alcohol que bebe, ya que la bebida dificulta recordar. Manténgase físicamente activo, trate de caminar todos los días 30 minutos y aliméntese de manera saludable.
Un cerebro estresado no aprende igual: el estrés crónico (hostilidad en el hogar, trabajo) desregula peligrosamente la liberación de adrenalina y cortisol de su sistema defensivo corporal, y evoluciona para tratar con respuestas inmediatas a corto plazo ante peligros serios pero pasajeros.
Gimnasia neuróbica
La gimnasia neuróbica, rutina de ejercicios especiales para el cerebro, consiste en la inversión del orden de algunos movimientos comunes en nuestra rutina, lo cual altera la percepción pero no la rutina. Su creador, el neurocientífico Larry Katz, defiende que al igual que el cuerpo necesita ejercicios para desarrollarse en forma plena y equilibrada, la mente también necesita de entrenamiento y estimulación.
Entrenamiento:
a) Use el reloj de pulsera en el brazo contrario.
b) Camine de adelante hacia atrás por su casa.
c) Vístase con los ojos cerrados.
d) Estimule el paladar probando comidas diferentes.
e) Lea o vea fotos al revés, concentrándose en detalles que nunca había reparado.
f) Ponga un reloj ante un espejo para ver la hora al revés.
g) Cambie el mouse de la computadora para el otro lado de la mesa.
h) Escriba o cepíllese los dientes usando la mano contraria a la habitual.
i) Camino al trabajo, haga un trayecto diferente al acostumbrado.
j) Introduzca pequeños cambios en sus hábitos y transfórmelos en desafíos para su cerebro.
k) Hojee una revista y busque una foto que le llame la atención. Luego piense en 25 adjetivos que crea que describen la imagen o tema fotografiado.
l) Cuando vaya a un restaurante, intente identificar los ingredientes que componen el plato elegido y concentrarse en los sabores sutiles.
m) Al entrar en un salón concurrido, intente calcular cuántos están en el lado derecho y cuantos al izquierdo. Enumere los detalles de la decoración con los ojos cerrados.
n) Seleccione una frase de algún libro e intente formar una oración diferente.
o) Practique algún juego nuevo.
p) Compre rompecabezas e intente encajar las piezas correctas lo más rápido posible con un cronómetro. Repita el ejercicio para ver sus progresos en velocidad.
q) Consulte el diccionario y aprenda una nueva palabra por día e intente usarlas en sus conversaciones diarias.
r) Escuche las noticias en la radio y la televisión y luego haga una lista con lo más importante.
s) Al leer una palabra piense en otras cinco que comienza con la misma letra.
Por Doctora Fiammy Rodríguez
Geriatra Hospital Metropolitano de Santiago (Homs)