¿Alguna vez ha tenido la sensación de un viaje de negocios en que sólo su lado corporativo va a viajar?  Lo que más me gusta en mis viajes es estar en un lugar diferente disfrutando de este nuevo entorno con mis clientes. Es bueno utilizar el tiempo de viaje para hacer cosas que no se pueden hacer en la vida cotidiana.

Tomemos, por ejemplo, el tiempo que pasa en el aeropuerto, o más precisamente, el tiempo que se toma para ir de A a B. Esto incluye caminar por el aeropuerto, visitar tiendas, hojear el libro de su autor favorito, tomar tranquilamente un café, contemplar un nuevo set de auriculares y enviar mensajes de correo electrónico. Piense en la noche en el hotel después de todas las reuniones de un día, correr rápidamente después de horas de trabajo, o sentarse a ver el lanzamiento de la última serie de Netflix.

Ahora imagine su habitación con un video de yoga que le guste, o una aplicación de hotel que sugiere un gran parque con una pista de atletismo. Imagínese tener un listado de restaurantes o bandas que tocarán hoy en la ciudad y lugares de interés cercanos para que usted disfrute en el tiempo libre. Imagine un pop-up en su teléfono con el horario de sugerencia para el taxi de vuelta al aeropuerto.

¿Qué relación tiene todo esto con la gestión de viajes? ¿En qué parte del proceso de planificación, aprobación, reserva y aprobación de los gastos de viajes corporativos? ¿En qué línea de la política de viajes se encuentran estos detalles? La respuesta correcta es: en ningún lugar. Pero el hecho de que estas situaciones no son oficializadas no excluye que sean deseos legítimos de los viajeros corporativos.

La realidad es que hay mucho más por hacer en los viajes de negocio que solamente negocios. Sin embargo, muchos jugadores todavía no están viendo la oportunidad de proporcionar servicios a este tipo de viajero. El día del ciudadano corporativo es realmente muy largo. Si usted sufre jetlag es todavía mayor.

Hay abundantes oportunidades para proporcionar una experiencia de viaje mucho mejor, convirtiendo minutos aburridos en horas de diversión. Sin embargo, muchos todavía ven los viajes de negocios en términos de cumplimiento, de la política y del costo. La experiencia del viaje parece responsabilidad única del viajero, cuyo destino depende del hecho de acceder a su smartphone. Tengo la sensación de que se puede hacer mucho más por ellos.

No estoy abogando por que la política de viajes deba convertirse en una política social o tener baja austeridad con los recursos de la empresa. Pero hay mucho más que hacer por estas personas que simplemente recoger los recibos. Buenos e integrados servicios pueden hacer que el viajero frecuente no piense más «Ay no, un viaje de nuevo?».

Es por eso que Amadeus apoya la visión del estudio Managed Travel 3.0. Este estudio trata de nosotros, ciudadanos corporativos, y cómo la tecnología proporcionará un ecosistema más conectado y con mejores interacciones y experiencias, respetando los intereses y necesidades de las empresas.