Adrian R. Morales
Editor de Contenido BOHÍO
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IG: @adrian_r_morales
En un compromiso decidido con el medio ambiente y la formación de ciudadanos conscientes, el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) puso en marcha, en 2024, su programa Campus Verde, una iniciativa integral que busca permear la sostenibilidad en cada rincón de la vida institucional. Al frente de este proyecto se encuentra el maestro Casimiro Maldonado, quien compartió con Bohío los detalles de su gestación, alcance y la visión que impulsa esta importante propuesta.
El programa Campus Verde es una iniciativa institucional que, según explica Maldonado, pretende integrar la sostenibilidad en todos los aspectos del Instituto, desde el cuidado de la infraestructura hasta las funciones académicas, administrativas y la vida estudiantil. El objetivo central es «fomentar una cultura de respeto y responsabilidad ambiental» a través del uso eficiente de recursos, reducción de residuos, compras responsables y capacitación continua. El programa se alinea, además, con las políticas transversales de sostenibilidad del Gobierno central, en consonancia con la Estrategia Nacional de Desarrollo y la Política Transversal de Sostenibilidad Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente.
Génesis de una iniciativa clave
La idea de Campus Verde no fue fortuita. Surgió el 7 de abril de 2021, durante el discurso de investidura de la rectora, Dra. Nurys del Carmen González Durán, quien manifestó un firme compromiso con un programa de gestión ambiental que posicionara a ISFODOSU como un modelo de excelencia en sostenibilidad ambiental dentro del sistema de educación superior dominicano. La motivación principal, señala Maldonado, fue la necesidad de que la institución asumiera un papel protagónico en la formación de ciudadanos conscientes y responsables con el medioambiente. Desde el inicio la propuesta buscó incorporar conceptos de campus verde y buenas prácticas ambientales como ejes transversales en la gestión y la vida académica.
El cambio climático, una realidad global con efectos cada vez más patentes, fue un factor clave. Maldonado indica que esta preocupación representó «un llamado urgente a la acción», y en ISFODOSU entendieron que no podían mantenerse al margen. La institución reconoció la necesidad de formar ciudadanos resilientes comprometidos con el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, en específico los objetivos 4, 11, 12, 13 y 17, que convierten compromisos globales en acciones concretas dentro del contexto educativo dominicano.
Colaboración y referentes
La gestación del proyecto contó con una base colaborativa robusta. Fue liderado por la Vicerrectoría de Desarrollo e Innovación, con apoyo directo de la Rectoría. Participaron el Departamento de Planeación, los vicerrectores de cada recinto y representantes del estudiantado y el profesorado. Maldonado describe el proceso como «profundamente colaborativo», lo que permitió integrar diversas perspectivas y desarrollar una estrategia institucional sólida y con visión a largo plazo.
La iniciativa también se nutrió de experiencias externas. Se analizaron modelos de sostenibilidad de universidades nacionales e internacionales para identificar buenas prácticas adaptables a ISFODOSU. Estas referencias, si bien fundamentales, se abordaron con una mirada crítica para contextualizarlas a la realidad institucional, cultural y operativa propia. Además, el proceso tuvo el monitoreo del Gobierno central para asegurar su alineación con las Políticas Transversales de Sostenibilidad Ambiental.
Para sentar las bases del programa se realizó una ecoauditoría institucional, complementada con entrevistas, encuestas y grupos focales. Los hallazgos revelaron una actitud proactiva y alto nivel de conciencia ambiental en el personal docente, pero también un desconocimiento sobre las acciones específicas del programa, lo que evidenció la necesidad de mejorar la difusión y colaboración interáreas.
Se identificaron carencias importantes en infraestructura ambiental, como sistemas de agua y tratamiento de aguas residuales, manejo de desechos orgánicos y fuentes de energía alternativas. La gestión de residuos se presentaba poco sistematizada, y la contaminación acústica en recintos con construcciones activas era un punto crítico. A pesar de la existencia de líneas de investigación relevantes para los ODS, su desarrollo se veía limitado por la falta de instrumentos de monitoreo ambiental. A partir de ahí se diseñó un programa ajustado a las necesidades reales de ISFODOSU, con énfasis en educación ambiental, mejora de infraestructura y una cultura organizacional sostenible.
Primeros pasos tangibles
Una vez definido, el programa priorizó acciones de impacto inmediato. Entre las primeras iniciativas se destacan talleres creativos para transformar residuos plásticos, una forma de sensibilizar sobre el reciclaje. Se elaboró un documento de justificación como guía conceptual y operativa, y se realizó un lanzamiento oficial presencial con campaña en redes sociales.
Acciones concretas incluyeron la instalación de puntos de reciclaje en los seis campus, lo que marcó un avance tangible en gestión de residuos. También se organizaron jornadas de arborización y talleres de sostenibilidad. Un paso relevante fue la creación y promoción de ecoclubes estudiantiles, definidos por Maldonado como «espacios diseñados para empoderar a los estudiantes y promover buenas prácticas ambientales mediante un enfoque participativo». Estas acciones iniciales establecieron los fundamentos para una implementación coherente.
EJES ESTRATÉGICOS DE IMPACTO
El programa Campus Verde se estructura en cuatro ejes estratégicos que abarcan la vida institucional:
- Ámbito curricular: busca integrar la sostenibilidad de manera transversal en planes de estudio de grado y posgrado, al incorporar contenidos y metodologías que fomenten la reflexión crítica y el compromiso ecológico. Se trabaja en colaboración con la UNESCO para alinear estas acciones con la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS).
- Investigación y extensión: promueve líneas de investigación alineadas con los ODS, con temáticas específicas por recinto (energías alternativas, gestión de residuos como «Menos Plásticos, Más Vida», salud preventiva, cambio climático). En extensión se realizan actividades con la comunidad externa, como limpiezas de playas y reforestación.
- Consumo responsable y sostenible: fomenta el uso eficiente de recursos y cambios de hábitos, al promover compras verdes, eficiencia energética (bombillas de bajo consumo, sensores), reducción de plásticos y prácticas sostenibles en oficinas. Se planifican talleres sobre consumo consciente y huella de carbono.
- Espacios y escenarios verdes: se enfoca en la infraestructura y el entorno físico, con jornadas de arborización, mantenimiento de áreas verdes y diseño de espacios que promuevan la biodiversidad. Se identifican zonas para intervenciones en uso de agua, gestión energética y residuos, incluida la identificación de flora local.
Respuesta y compromiso comunitario
Desde el inicio la comunidad universitaria ha mostrado un compromiso notable y participa con gran entusiasmo en brigadas, talleres y campañas. Maldonado asegura que «se percibe un creciente sentido de pertenencia hacia el programa, que ya muchos sienten como propio». Se observa la construcción gradual de una cultura de respeto por el medioambiente, con prácticas sostenibles que se integran de manera natural, impulsadas por la convicción de que cuidar el entorno es cuidarse a sí mismos.
El programa se coordina en los seis recintos a través de Comités de Sostenibilidad Ambiental locales, vinculados a un Comité General en Rectoría. Aunque las directrices son definidas desde la sede central, se ofrece flexibilidad a cada campus para adaptarlas a su realidad local. Si bien no se dispone de un porcentaje exacto de participación, el alcance es amplio, ya que Campus Verde se ha incorporado formalmente en componentes clave como el Plan Operativo Anual (POA), el Plan Estratégico Institucional y los sistemas de evaluación del desempeño, lo que garantiza su integración transversal.
Impacto y visión de futuro
Hasta el momento se ha evidenciado un «aumento significativo en la conciencia y sensibilidad» de la comunidad frente a temas medioambientales, con mayor preocupación por el manejo de residuos y una reducción visible en el uso de plásticos. Estos avances contribuyen al fortalecimiento de una cultura institucional orientada a la sostenibilidad. No obstante, Maldonado reconoce que «falta desarrollar indicadores más sistemáticos que permitan evaluar con datos concretos el verdadero impacto ambiental del programa», lo cual es crucial para la toma de decisiones efectivas.
La relevancia de Campus Verde para ISFODOSU, una institución formadora de maestros, es fundamental. Maldonado enfatiza que «los docentes son agentes multiplicadores por excelencia». Formar maestros con conciencia ambiental sólida asegura que transmitirán estos conocimientos y prácticas a miles de estudiantes en todo el país, lo cual generará un impacto transformador que trasciende las aulas y se proyecta hacia una sociedad más responsable. La filosofía se integra mediante contenidos transversales en el currículo, proyectos educativos verdes y programas extracurriculares, respaldados por leyes nacionales de educación ambiental y formación docente. Se espera que los futuros maestros utilicen herramientas pedagógicas y metodologías activas para integrar la educación ambiental en sus prácticas, con un convenio con la UNESCO que busca formar al 100 % del cuerpo docente.



Un reto transformador
Para Casimiro Maldonado, coordinar Campus Verde ha sido un «reto transformador y una fuente constante de satisfacción». Ser testigo de la evolución del Instituto hacia una comunidad más consciente es inspirador. Su experiencia más gratificante ha sido «ver a los estudiantes asumir un rol protagónico en el liderazgo ambiental»; su entusiasmo, creatividad y compromiso genuino le confirman que van por el camino correcto. El mensaje que el maestro Maldonado comparte es claro: «La educación ambiental es clave para construir un futuro más justo, consciente y sostenible». Iniciativas como Campus Verde demuestran que el cambio es posible a través de la educación, la participación y el compromiso genuino. «Todos y todas podemos ser parte de la solución; cada acción cuenta y cada esfuerzo suma», concluye.
Casimiro Maldonado Santana es licenciado en Educación, mención Desarrollo Agrícola y Rural (UASD), con maestrías en Procesos Sociales (Universidad del País Vasco) y Ciencias Ambientales (INTEC). En la actualidad finaliza un doctorado en Ciencias Ambientales (INTEC). Posee más de 27 años de trayectoria educativa en niveles secundario, primario y superior, y ha impartido docencia en INTEC, UCE, Loyola e ISFODOSU. Es docente a tiempo completo en ISFODOSU en Ciencias Naturales, donde imparte Ciencias Ambientales, Pedagogía y Práctica Docente. Ha publicado artículos científicos sobre sostenibilidad ambiental y educación y coordina el programa Campus Verde en ISFODOSU.