La Fundación Marohí, entidad que trabaja contra la violencia doméstica, es un aliciente para las sobrevivientes a ese tipo de maltrato. Su misión es ofrecer formación laboral con el fin de que esas mujeres logren la independencia económica, un factor decisivo para terminar con el ciclo de violencia.
La institución funciona como una plataforma formadora que brinda talleres, cursos y seguimiento individualizado para ayudarlas a desarrollarse y organizarse. Según Solange Jiménez, presidente de la fundación, para formar parte de la entidad y recibir sus beneficios, las mujeres deben ser referidas por el Centro de Atención a Sobrevivientes de Violencia, de la fiscalía del Distrito Nacional.
“Actualmente solo estamos trabajando con mujeres que ya tienen buen dominio de una técnica artesanal específica, como peyote, macramé o croché. Se trabaja con estos productos para depurarlos y presentarlos de una manera que sea atractiva y competitiva para el mercado de la moda”, explica Solange y añade que los productos Marohí son de alto nivel de calidad y estéticamente capaces de competir en el mercado internacional.
Solange ha volcado su experiencia laboral en el trabajo con la fundación. “Laboré en el mercado de lujo de la moda europea por más de 12 años, en grandes empresas como Gucci, Armani y la Casa Chloe. Buscaba productos artesanales de las diferentes culturas y países y los adecuaba a la demanda actual de la moda. Con toda esa experiencia puedo desarrollar productos marca país que nos representen en
el extranjero”.
En 2013 la Fundación Marohí y la fiscal titular del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, firmaron un acuerdo que ha logrado que Marohí gane credibilidad entre las fundaciones sin fines de lucro. “Eso ha generado gran interés, ya que se trata de una propuesta innovadora, que ofrece las herramientas necesarias para que el participante pueda generar sus propios ingresos”, alega Solange.
La Fundación Marohí ha recibido donaciones a título personal, y la marca Solee ha realizado desfiles de moda prorrecaudación de fondos para las víctimas de violencia. El apoyo psicológico a las integrantes de la fundación es proporcionado por la doctora Solange Alvarado,
directora del Centro de Atención a Sobrevivientes de Violencia; ella se encarga de acompañarlas durante todo el proceso de reinserción laboral.
Mercado Marohí
La meta del Mercado Marohí es llegar a ser reconocido por sus productos marca país. “Durante el proceso de evaluación de mercadeo descubrimos un nicho para productos artesanales de alta calidad que identifiquen al país y compitan con productos en su rango a escala internacional”, señala Solange.
Gracias al apoyo que les ha brindado Patrimonio Monumental, el mercado se desarrollará en las ruinas del hospital San Nicolás de Bari. “El contraste del entorno histórico, con el diseño arquitectónico ultra moderno de las carpas que diseñadas por el arquitecto alemán Matthias Hamm, hará de la visita al Mercado Marohí una experiencia única en su clase”, agrega la presidente de la fundación. La iniciativa comenzará con un concepto de “pop-up shop”, es decir, con presencia física limitada pero con seguimiento de venta vía internet.
Cuatro renglones están contemplados inicialmente. Ellos son artesanía: cinturones de macramé, trajes de baño con bordados a mano, accesorios en peyote con piedras semipreciosas y cuentas de Swarovski, cortinas de baño con materiales reciclados; alimentos y bebidas: repostería artesanal, salsas para pastas y un menú de platos típicos de excelente calidad; viveros: gran variedad de plantas, flores, bonsáis, así como frutas y vegetales orgánicos; entretenimiento: área infantil y artistas dominicanos de gran talento.
Solange Jiménez
Nacida en Santo Domingo, mostró desde muy temprana edad inclinaciones hacia la costura y el diseño de modas a través de las influencias de su madre María del Pilar Cruz, quien trabajó junto al reconocido diseñador dominicano Óscar de la Renta en su atelier Kontiki en la capital. Por sus habilidades naturales Solange obtiene una beca para estudiar diseño de modas y textil, en la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, donde recibe las más altas calificaciones que la hacen merecedora de una beca completa para estudiar en la prestigiosa Parsons School of Design, en Nueva York.