Un encuentro de comunicadores que conforman la Alianza Latinoamericana de Periodistas Turísticos, fue la excusa perfecta para adentrarnos a una ciudad que en una visita de cinco días nos dejó sedientos de conocer mucho más.
Aún cuando el destino final no fuera Panamá, quienes han tenido la oportunidad de hacer escala en el Aeropuerto Internacional de Tocumen quedan impactados por las maravillosas imágenes aéreas que se avistan desde el avión, entre las que sobresalen sus islas adyacentes, el majestuoso Canal de Panamá y los rascacielos, que por un momento te hacen preguntar si en realidad estás arribando a un país centroamericano. Puedo asegurar que estas panorámicas son el mayor instrumento de promoción del país para los más de 12 millones de pasajeros que anualmente visitan la terminal.
El skyline de la ciudad denota un desarrollo inmobiliario boyante, el cual se sustenta gracias a convenientes políticas de inversión, incluida la extranjera, que ha aprovechado el proscenio que brindan sus imponentes costas del Pacífico para edificar proyectos residenciales, de negocios y turísticos que alcanzan hasta los 100 niveles. El Trump Ocean Club International Hotel & Tower (284 m), La Torre F&F conocida como el “Tornillo” (232,7 m), The Point (266 m), entre más de un centenar de edificios, han convertido esta capital en un referente de la arquitectura moderna, y algunos de ellos han aparecido entre los más altos del mundo.
A tan solo metros de estas fastuosas elevaciones, se vislumbra expectante la Panamá del siglo XVI en el Casco Antiguo, tranquila y vigilante de una cultura perenne que ha sobrevivido a centurias de transformaciones. Un paseo por esta pequeña península resulta ser una experiencia indeleble sobre todo en las noches, por la iluminación colonial, sus calles aún con los rieles del tranvía de la época, bares al aire libre y el conjunto de monumentos históricos que albergan sus calles. Se destaca la Basílica Santa María la Antigua (anteriormente Catedral Metropolitana) en la Plaza Independencia (Plaza Catedral o Plaza Mayor), cuyas cúspides de sus torres laterales tienen incrustaciones en madreperla. Esta plaza es el punto frontal también del Palacio Municipal, el Museo del Canal de Panamá y el Grand Central Hotel que data de los 1800 (actualmente en trabajos de remozamiento), lugar donde se alojaban los ingenieros franceses que lideraban la construcción del Canal de Panamá.
El Casco Antiguo es la sede de importantes legaciones oficiales como el Palacio de la Presidencia de la República, ubicado en el Palacio de las Garzas, el Ministerio de Gobierno, el Teatro Nacional y la Casa de la Municipalidad.
Otro lugar de gran atracción es el Paseo de Esteban Huertas, conocido también como el Paseo de las Bóvedas, de las Veraneras y de los Enamorados. Este último nombre por ser un refugio en el que es ineludible seducirse por el amor. Y cómo no hacerlo, si además de una grata compañía, logras tener una vista privilegiada de la gran Panamá cosmopolita, de su espectacular puente de Las Américas y de paisajes que tímidamente se dejan divisar.
Una gastronomía ístmica
Dicen por ahí que si vas a Panamá y no visitaste el Canal y el restaurante Diablicos, no presumas de haber ido. Este sitio, además de tener un menú compuesto por platos típicos como el Sancocho panameño, Mondongo a la culona (mondongo en tiras guisado con vegetales, rabito de cerdo, garbanzos y chorizos), entre otros, presenta un excitante espectáculo musical en vivo conformado de danzas folclóricas a partir de la leyenda de los “Diablicos sucios”, que se originó de la resistencia de los indios aborígenes de Panamá a convertirse a la fe cristiana de los españoles.
El Mercado del Marisco ofrece una amplia variedad de productos del mar; los visitantes viven una auténtica experiencia gastronómica al acercarse a los puestos que dispensan estos alimentos, en especial el ceviche, entre los productos más demandados.
Al alejarse unos kilómetros del centro de la ciudad en la Playa Venado en Veracruz, se encuentran varios restaurantes con ambientación isleña, donde se observa la alteración de la marea de sus costas, que se recoge unos metros mar adentro, por la influencia de la fuerza gravitatoria de la Luna sobre la Tierra en ciertas épocas del año. Para reponerse del trayecto, una excelente opción es disfrutar de una “corvina frita acompañada de patacones (plátanos verdes fritos)” o de yuca frita con una cerveza helada o jugo natural refrescante en el restaurante familiar Karimar.
Para obtener una rica cerveza panameña, un lugar muy recomendado es la cervecería artesanal “La rana dorada”, que tiene varias sucursales, pero sin lugar a dudas, el degustar su cerveza en el Casco Antiguo es un premio al paladar. El nombre se debe a que este anfibio es una especie representativa de la fauna panameña.
Vámonos de compras
Agencias de Latinoamérica ofrecen a Panamá como el destino de compra ideal por la presencia de tiendas de marcas muy reconocidas y sus ostentosos malls. Se le suma la opción de visitar los pueblos cercanos y mercados en los que con gran poder de negociación se pueden lograr ventajosas ofertas. Sin dejar de lado sus mercados artesanales, un reflejo de un pueblo que rebosa cultura y laboriosidad.
En plena ciudad se encuentra el centro comercial más grande de Latinoamérica, Albrook, además de Multicentro, los cuales ofrecen convenientes facilidades. En Albrook está el espléndido hotel Wyndham Panama Albrook Mall, la terminal de autobús más grande del país (desde la cual parten todas las rutas que conectan sus provincias y países fronterizos como Costa Rica) y tiene próximo el Aeropuerto Internacional Marcos A. Gelabert. Multicentro queda justo en frente del ya icónico Hard Rock Hotel Panamá Megapolis. Otro centro por excelencia es Multiplaza, en el que se encuentran tiendas que van desde bajo presupuesto hasta las más lujosas como Versace, Cartier, Roberto Cavalli, entre otras.
Nuevas opciones que visitar
Asistir a alguno de los centros de visitantes del Canal de Panamá es parte del sellado de entrada del pasaporte, pero tomar un paseo por las aguas de una de las siete maravillas del mundo moderno marca la diferencia. Varias agencias ofrecen este tour que dura aproximadamente cinco horas en el que se experimenta cómo las exclusas elevan los barcos al nivel del canal para luego retornar al nivel del mar.
En la entrada de la Calzada de Amador, vía que comunica Amador con las islas Naos, Perico, Punta Culebra y Flamenco, está la primera obra del arquitecto Fran Gehry en un país latinoamericano, El Biomuseo, en la que a través de ocho salas modernamente ambientadas se recorre el nacimiento y la influencia del Istmo de Panamá en la biodiversidad del planeta.
La verdad es que me quedó mucho que decir de esta ciudad, pero mejor les dejo la tarea de simplemente vivirla.