Conocido como el destino más deseado en toda la región de El Caribe, famoso por sus espectaculares playas y hoteles de majestuosas estructuras y especial servicio, el destino de ensueño se reinventa situándose como la escapada perfecta de quienes busquen algo más allá de lo que todos normalmente ven.

Llamada por muchos la  Costa del Sol, nombre que le viene desde la época prehispánica, la zona que alberga Punta Cana se posiciona como el lugar ideal para este cierre de año, un espacio en donde podemos reencontrarnos con la historia, y vivir la más emocionante de las aventuras.

La escapada comienza en el rancho base de Buggies Adventure acompañados de un guía oficial quien nos enseña lugares espectaculares, en el que el verde del campo se conjuga de manera especial con el azul del cielo, el marrón del barro y la cálida sonrisa de vecinos quienes saludan a nuestro paso.

El primer trayecto termina a unos 100 metros de la playa de Macao, una de las más divertidas de la zona, rodeada de cocotales, de olas intrépidas y visitantes muy especiales.

Los truquitos al cosechar y colar el café, al torcer una hoja de tabaco o saborear una exquisita Mamajuana son parte de una de las paradas técnicas de esta escapada perfecta.

Y aunque estamos en invierno, Punta Cana siempre nos regala un ambiente cálido el cual podemos aprovechar para refrescarnos en la Cueva de Atabeyra, uno de los espectaculares Hoyos de Rigoberto,  exclusivos cenotes de aguas cristalinas que manan desde las rocas, de baja profundidad y una gran belleza natural.

Esta emocionante escapada nos lleva también a  un reencuentro con nuestras raíces, en Yucayeque Macao,  un parque temático inspirado en la cultura taina en el cual podemos conocer cómo fue su modo de vida, sus bohíos,  su arte. Un espacio que nos seduce a recordar su canto, su danza y la alegría de purificar nuestro cuerpo y nuestra alma.

Milka Hernández
Experta en marketing turístico