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Ser pionero siempre es un reto y Gabriel Acevedo, un arquitecto dominicano que se mueve en el área inmobiliaria, decidió lanzarse un día y hacer realidad lo que muchos creían un imposible.

Fue así que los obstáculos comenzaron a ceder ante el empuje emprendedor de este hombre que hoy nos presenta un ambicioso proyecto, el primer viñedo resort-residencial de baja densidad poblacional en la región del Caribe.

La idea en sí es mucho más abarcadora. Lo que pretende Acevedo es desarrollar el polo turístico «número ocho» del país. OcoaBay, nombre del proyecto, surge de la inspiración de un tema que armonizará con la visión de desarrollo turístico de la región sur, un concepto agroturístico, ecológicamente sostenible, con un tema único y diferente a la actual oferta turística dominicana. «Por su localización y sus condiciones climáticas, visualizamos la bahía de Ocoa de manera muy especial como un potencial Napa Valley», nos cuenta el arquitecto.

ocoabay2-01Los inversionistas del proyecto, médicos estadounidenses, buscaban un lugar para desarrollar un Wellness Center bajo el concepto de hotel boutique, un lugar donde se promoviera un estilo sano de vida. Al conocer la zona de la bahía de Ocoa se enamoraron de la explosión de naturaleza virgen, de las extraordinarias puestas de sol, la Cordillera Central que toca el mar Caribe, el microclima con vientos limpios y agradables, así como las noches estrelladas únicas. Eso sin dejar de mencionar las comunidades aledañas, el estilo de vida familiar que predomina, en especial en Palmar de Ocoa. «Con toda esta exposición no dudaron en convencerse de estar en el lugar ideal para desarrollar el concepto, que se incorpora a las demás amenidades que ofrecerá OcoaBay en su conjunto», explica Acevedo.

La primera etapa, que ya está completa, consiste en un viñedo experimental, sala de cata y bodega, dos helipuertos y la producción de excelentes vinos. Seis invernaderos contribuyen a la germinación de plantas, y existe un parque de frutas tropicales. También está completada la entrada del proyecto con sus vías de acceso, además del sistema de acueducto y tratamiento de aguas residuales. En proceso de construcción se encuentra la Casa Club, que dispondrá de restaurante, gimnasio, bar, piscina y estará lista en los próximos meses. La siguiente etapa incluirá hotel boutique, Wellness Center, villas, iglesia, anfiteatro, canchas de tenis, áreas de juego y esparcimiento para niños y jóvenes.

Vino con uvas del sur

A la hora de desarrollar proyectos de esta magnitud no faltan los obstáculos. El mayor al que tuvo que hacer frente Acevedo lo constituyó la opinión negativa generalizada que en República Dominicana era imposible la producción de vinos de alta calidad como los que se producen hoy en OcoaBay. «Recibimos baldes de agua fría de productores de California, España y Chile, quienes vaticinaron como imposible esta iniciativa, ya que se requería de condiciones climáticas especiales con las que no contamos en el país».

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A pesar de los pronósticos de los conocedores del tema, el viñedo arrancó con la siembra de cepas europeas. El microclima predominante en la bahía de Ocoa estaba a favor, y el suelo franco-arenoso era óptimo para el cultivo de la vid. «Tres años después, con los resultados obtenidos, quienes opinaron que era imposible, hoy están sorprendidos, maravillados, y han reconocido la excelente calidad de los vinos. Ahora lo categorizan como viñedo-atrevido», agrega el empresario. El proyecto dispone en total de dos millones de metros cuadrados, y 160 hectáreas estarán ocupadas por los viñedos.

La calidad de los vinos no pasa desapercibida para reconocidos enólogos, como French Colombard, asesor chileno de OcoaBay, quien expresó al catar el vino blanco Ocoa Bay: «Es un vino de color amarillo con intensos reflejos verdosos; en nariz dominan las notas de frutos dulces como piña, lima, y algunos toques de manzana verde. Su cuerpo es armonioso y manifiesta la antesala de su nariz, vibrante, fresco y con nervio. El frescor de su acidez natural se mezcla con su cuerpo balanceado».

Se estima que República Dominicana importa en la actualidad unos 7 millones de kilos (15 millones de libras) de uvas Red Globe, a pesar de tener condiciones para producirlas en el país. En OcoaBay se ha experimentado con más de veinte variedades, tanto para vino fino como para de mesa, las cuales se han adaptado satisfactoriamente en su mayoría. «El resultado con la Red Globe ha sido extraordinario, su sabor y textura son excelentes», enfatiza Acevedo y añade que como ventaja competitiva es un producto fresco, lo que lo hace superior. «Cuenta con la maduración correcta del fruto en la planta y el cuidado óptimo, lo cual se traduce en un mejor producto».

El objetivo de OcoaBay es poder expandir este cultivo en la región suroeste. De lograr la ambiciosa meta, se podría suplir toda la demanda del mercado local, ya que la zona cuenta con las condiciones climáticas que permiten vendimiar dos veces al año. «Y como resultado dispondríamos en el país de uvas frescas de gran calidad durante todo el año», expresa Acevedo con entusiasmo.

Revolucionario proyecto

El proyecto OcoaBay es revolucionario, al ser pionero en incorporar un viñedo como centro temático de este tipo de complejo turístico e inmobiliario, que tradicionalmente apuesta al campo de golf. Al respecto, el empresario señala el enorme potencial del país al integrar el enoturismo como complemento a los atractivos turísticos. «Seremos únicos en el Caribe. OcoaBay estará brindando la posibilidad de disfrutar la experiencia de vendimia y enoturismo, que moviliza una gran cantidad de personas en el mundo. Por ejemplo, los turistas de la costa este de Estados Unidos deben viajar cinco horas en avión para visitar un viñedo. Nosotros somos un destino más cerca. Nuestro turismo local también se beneficiaría, ya que podrá experimentar la vendimia y cata de vinos sin salir del país».

OcoaBay está rodeado del Parque Nacional Francisco Caamaño, un extraordinario entorno con el que el proyecto se siente comprometido para garantizar su preservación, ya que propicia las condiciones ideales para desarrollar el concepto de turismo orientado a la salud. La labor de conservación es visible en la siembra de más de cien mil árboles de guayacán, así como de otras plantas endémicas, que evitarán la erosión de las montañas y promoverán la proliferación de mariposas y aves que existen actualmente y reflejan la pureza del ambiente. Para el desplazamiento interno en el proyecto se utilizarán vehículos de combustión limpia.