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La Comunidad Católica de Verón, Punta Cana y Suero, junto con su Párroco, José Eugenio Toro, celebraron el acto del primer picazo y la bendición del Centro Parroquial Nuestra Señora del Pilar, en Verón, en la región turística de Bávaro- Punta Cana, en la provincia La Altagracia, en el Este de República Dominicana.

En la ceremonia, que tuvo lugar el sábado 21 de mayo, estuvieron presentes Monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, Obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de La Altagracia, autoridades regionales y provinciales, funcionarios públicos, empresarios de la zona, representantes de la prensa y medios de comunicación e invitados en general. 

La Parroquia, fundada en 2002, cuenta en la actualidad con una modesta y pequeña edificación construida en 2003 por los mismos feligreses en unos terrenos gentilmente donados por una de las familias católicas que se congregan en la misma. Pero hoy la humilde estructura de madera y zinc resulta muy limitada en términos de espacio e infraestructura, no dispone de energía eléctrica y carece de facilidades básicas para una adecuada estructura de un centro parroquial para la feligresía de la zona y el crecimiento de la misma.

Tampoco ofrece un escenario adecuado para la congregación de la comunidad y las diferentes labores de liturgia, evangelización, así como para la ejecución y puesta en marcha de los planes de asistencia social y solidaridad para el beneficio de la comunidad.

La Parroquia Nuestra Señor del Pilar cuenta con una cantidad considerable de feligreses activos –más de 10,000 familias de Verón- Bávaro, Suero y Punta Cana– y es manejada por su Párroco y director espiritual Padre José Eugenio Toro. En ella también participan activamente Diáconos y Laicos y una estructura de comunidades de adultos mixtos y matrimonios que inspirados por el amor a Dios e impulsados por el Espíritu Santo asisten y prestar servicio voluntariamente en diferentes ministerios de la parroquia, como liturgia, evangelización, catequesis, acción social, talleres y retiros, talleres de crecimiento, charlas y actividades.

Monseñor Peña realizó la bendición del solar y colocó un primer block como símbolo del inicio de las labores de construcción y primer picazo de la obra, y exhortó a todos los presentes a comprender que toda persona que se denomine católico debe ser templo de Dios en su cuerpo, alma y corazón, y que la edificación o construcción de un espacio físico es necesario para congregarnos y crecer juntos como hermanos en la fe, bajo un techo que nos acoja a todos.

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