Los ciudadanos deben ser eco para que no se consuma cualquier especie de langosta durante el periodo de veda que inició el pasado primero de marzo y se extiende hasta el 30 de junio, según planteó la editora de la revista “RD VERDE”, Gibel Orsini.
“Los ciudadanos deben tomar conciencia de los periodos de veda de las especies marinas comestibles, no adquirirlas en tiendas y restaurantes y exigir a los establecimientos comerciales el respeto a la ley que procura la preservación de estas especies”, dijo.
Recordó que el decreto 119-12 y la ley 307-04 establecen la veda a la pesca de todas las especies de langostas del primero de marzo al 30 de junio de cada año.
“Debemos abstenernos de consumir langosta en el periodo marzo-junio de cada año, ya que es la única manera de contribuir con la continuidad de esta especie; todos debemos crear una cadena humana para la protección de nuestros recursos costero-marinos”.
La señora Orsini explicó, citando un artículo de la última edición de “RD VERDE” de la autoría del biólogo marino Rubén Torres, que las vedas “se establecen para proteger, durante los meses de reproducción, a las especies de importancia comercial o aquellas que se encuentran amenazadas”.
De acuerdo a este artículo, el potencial de regeneración de estas especies es inmenso si no existiera la presión pesquera, primeramente por la gran cantidad de huevos producidos por un solo individuo y, además, por la facultad de utilizar diferentes ambientes hasta llegar a su estado adulto. Sin embargo, destacó, este potencial de regeneración se reduce significativamente cuando los individuos son removidos de su ambiente antes de llegar a su estado de madurez sexual o durante la gestación de los huevos.
Es decir, cuando se pesca una langosta juvenil o con huevos, significa que, a pesar de que solamente utilizará una langosta, se está removiendo del ambiente miles de potenciales langostas que no tendrán la oportunidad de reproducirse y de continuar el ciclo, un caso evidentemente devastador para cualquier especie.