En la sección Matachalupe, de Santa Clara, en la provincia de La Altagracia, el ecoturismo se ha convertido en tendencia por ofrecer opciones de hospedaje, excursión y aventura a las personas que gustan de viajar, divertirse y del sano entretenimiento en un entorno natural que exhibe maravillosos recursos naturales como el agua, la vegetación, flora y fauna.

En Higüey, un referente novedoso y particular, se encuentra Banana Ranch Village, estratégicamente ubicado a diez minutos de la ciudad de Salvaleón. Allí confluyen árboles frutales como el mango y aves como el avestruz y las cotorras. La gastronomía criolla es rica y los platos internacionales a la carta no se hacen esperar.
Al llegar al complejo de villas familiares de estilo campesino con decoración moderna, el huésped tiene la opción de mecerse en una típica hamaca, alquilar un buggie, montar a caballo o practicar algunos de sus deportes favoritos. El turismo campestre y ecológico cobra vida en más de mil tareas de terreno que alberga áreas para celebraciones y cumpleaños, billar, piscinas, canchas de tenis y baloncesto, entre otras amenidades. El sonido envolvente de la madre naturaleza se impregna como un recuerdo memorable en el visitante.

Banana Ranch Village

En un inicio sus propietarios lo usaron para acampar y esparcirse con sus familiares y amigos. Pero como el destino quiso que un amigo entrañable les sugiriera que debían instalar un restaurante y una terraza de fin de semana. El nombre de banana viene porque en la zona abunda el cultivo de ese rubro agrícola. Primero comenzó a operar el restaurante y en diez años la propiedad se convirtió en un lugar para disfrutar del ecoturismo, para lo cual han destinado áreas de hospedaje.

El lugar es ideal para deleitarse de un ameno pasadía o un inolvidable fin de semana campestre y ecológico. Según sus propietarios, el pasadía ya existía, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, e incluye comida, piscina, cancha, columpios para niños, bufé con siete platos calientes, una entrada, postre y café.

El hospedaje es bajo la modalidad del todo incluido. Se puede llegar a las diez de la mañana y el check-in se realiza a la una de la tarde. Las lujosas villas, algunas de ellas de dos niveles, poseen un área de refrigerio y cafetera, amplios camarotes, camas y baños actualizados. Los nombres de las villas son en honor a las frutas que se cultivan en la región. Las habitaciones son confortables, con camas king size, ortopédicas, decoradas al estilo campesino moderno. Hasta el momento existen 13 villas, pero la meta del visionario proyecto es llegar a 50.

La propiedad fomenta la cultura del reciclaje para proteger el medioambiente. Para tales fines no se permite el ingreso de botellas plásticas, cristal ni cartón, tampoco expenden refrigerios en esos envases. Las bebidas alcohólicas no forman parte de su oferta. Desde que el cliente llega a las instalaciones se le recibe con frutas, agua y jugos naturales.

Banana Ranch Village es un proyecto más que ecoturístico, es humanista, ya que se preocupa por integrar a los habitantes de la comunidad y campesinos, quienes le suplen sus productos; los empleados son de la misma sección de Matachalupe de Santa Clara. El proyecto está comprometido con el desarrollo y el crecimiento de la humilde y laboriosa comunidad rural, que es productora de infinidad de cultivos, y emplea capital humano local en una proporción del 70%. 

Un espacio para todos 

Son varios los paquetes a disposición de los huéspedes. Entre los más populares figura un todo incluido con buggies, caballos, dos almuerzos, un desayuno y dos cenas para resumir dos días y una noche. Al entrar a Banana Ranch Village ya tienen acceso a todas las áreas. Próximamente el proyecto dispondrá de fogata dos veces por semana.

El turista y el cliente local contemplarán un paisaje hermoso a la par que realiza actividades al aire libre. La flora y la fauna también son protagonistas. La propiedad se caracteriza por preservar las aves y el medio ambiente. Entre las especies que se puede apreciar están la cigua palmera, la rola y el ruiseñor. Muchas aves duermen encalladas entre los árboles porque sienten seguridad. El visitante tendrá la oportunidad de cuidar de los nidos cercanos a su habitación. Uno de los atractivos más vistosos es “Chola”, un avestruz hembra que recibe a los huéspedes. Lleva poco más de año y medio residiendo en el maravilloso paraíso natural de Banana Ranch Village y ya es el centro de atracción.