…Estamos a 365 días de cumplir con nuestro derecho y deber como ciudadanos, de ir a las urnas a votar con conciencia para la elección de un nuevo presidente.
No deja de ser una pena que en este país las agendas, por lo menos en material de turismo, de los planes de gobierno de nuestros candidatos, sean más secretas y mejor guardadas que la fórmula del doctor Jekyll y el señor Hyde.
Muchos de nosotros, sin restar importancia a la máxima figura de la representación del poder ejecutivo, entendemos y respetamos los tres poderes del Estado, por eso el término de Dios omnipotente no aplica, en personas de conciencia, para el Presidente.
En su defecto conocer el plan de gobierno, y más aún quién o quiénes serían las personas que representarían nuestros ministerios, no solo les sumaría votos, sino que los sectores y el pueblo podrían desde ya empezar a trabajar encaminados a las estrategias presentadas en caso de una posible victoria de su partido de preferencia.
En ningún momento quiero que lean estas líneas, luego de mis tres puntos suspensivos, con matices políticos. Dios me cuide de esto, pues entre la línea de ser un neófito y de tener mucho cuidado al escribir, solo tengo la más alta preocupación del seguimiento de las buenas obras realizadas para nuestro sector.