El brunch, deriva de las palabras anglosajonas breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo), es toda una tendencia gastronómica en varios países. Se basa en hacer una comida antes de la hora normal del almuerzo o bien un desayuno tardío en días festivos, preferiblemente el fin de semana que es cuando solemos levantarnos más tarde. Son muchos los restaurantes que lo ofertan durante toda la semana, dada su aceptación y demanda.
Volviendo al fin de semana, parece una comida pensada expresamente para paliar los efectos de la resaca del sábado, con el fin de comer con máxima tranquilidad y sin prisa. Así desayuno y almuerzo se fusionan en una sola comida que suele ser contundente y variada, y que tiene lugar entre las 11:00 a. m. y las 03:00 p. m. Seguro que hasta ahora os suena pero, ¿sabéis sus orígenes?
De Inglaterra a Estados Unidos
A diferencia de lo que se puede pensar, quienes introdujeron el concepto del brunch en Estados Unidos fueron los británicos. El nombre salió publicado en 1896 en una revista de esa época, llamada Punch, y explicaba que los sirvientes de las casas de la alta sociedad británica tenían fiesta el domingo, por lo que entonces preparaban una gran comilona que mezclaba productos de desayuno y otros de la comida. La revista satirizó este término para describir aquellas costumbres gastronómicas británicas.
Otras fuentes señalan su origen en Estados Unidos, concretamente en las zonas rurales donde los granjeros tomaban un buen tentempié a media mañana para seguir con su trabajo. Y también se dice que fue el periodista Guy Beringer quien lo publicó en el semanario Hunter´s Weekly, al explicar que se trataba de una combinación de desayuno y comida que tomaban las familias de la alta sociedad de Nueva York.
Componentes más habituales
En lo que no hay debate en un brunch es que mezcla una gran variedad de alimentos propios del desayuno y la comida, con bebidas que pueden ser ligeras o con un poco de alcohol. Es una gran ventaja porque el brunch puede contener desde bocadillos, ensaladas, ricas pizzas, tapas y aperitivos hasta sopas, huevos, bollería, quesos, embutidos, pollo, pavo…, todo ello regado con zumos y algunos cocteles como el tradicional Bloody Mary o la Mimosa.
Ir de brunch es un placer, eso lo sabemos todos. Puede ser una deliciosa manera de comenzar un domingo o el perfecto capricho de un día cualquiera. Pero cuando se convierte en costumbre, uno acaba dándose cuenta de que hay elementos comunes en las cartas de unos y otros restaurantes.
Waffle
Para encontrar el origen del waffle (o gofre, como es conocido en España) tenemos que remontarnos a finales del siglo XVIII, cuando los inmigrantes estadounidenses trajeron la receta a Europa. Aunque fue en Bélgica, hace cincuenta años, donde se puso de moda el producto tal y como lo conocemos hoy: acompañado de ingredientes dulces. Hoy la lista de modalidades de waffles es tan larga como nos alcanza la imaginación. Sirope, nata, chocolate, mermelada, frutas… sirven de acompañamiento perfecto a uno de los productos más consumidos en la repostería mundial.
Tostadas
Una rebanada untada o como base para el acompañante adecuado puede convertirse en parte esencial de una deliciosa mañana de brunch. Las hemos llegado a ver de todas las formas imaginables: con fruta o frutos del bosque, “Nutella”, mermelada, diversos tipos de
quesos, mantequilla…, siempre hay una posibilidad nueva.
Huevos benedictinos
Es el plato por excelencia del mundo brunch. El gran deseado. Una absoluta delicia que se ha convertido en un clásico de las cartas. Acompañados de variadas clases de bases, patatas, verduras y la inconfundible salsa holandesa, conforman a menudo la parte más consistente del menú.
Los cocteles
Un amplio abanico de sabores y productos variados puede ser saciado con distintas bebidas. Es la ventaja del brunch, que al ofrecer ensaladas, bocadillos y hasta postres salados, puede combinar perfectamente zumos y cocteles de diferentes ingredientes.
Mimosa
Es uno de los cocteles más tradicionales para degustar en el brunch más completo. Se estila sobre todo en aquellas ciudades donde el brunch está plenamente asentado como Nueva York. En este caso, la mimosa es sencilla de preparar, y rinde homenaje a la famosa planta que tiene flores amarillas. Por lo que su color ocre es característico, gracias a llevar zumo de naranja y champán o cava. Dicen que tiene propiedades digestivas, por lo que es ideal para esta clase de comidas.
Bloody Mary
El Bloody Mary es uno de los cocteles más glamorosos de la Gran Manzana. Aunque se toma como aperitivo, cada vez más se destina para el brunch. El resultado de un buen Bloody Mary viene de mezclar vodka, zumo de tomate, sal y pimienta negra, unas gotas de salsa de tabasco y una pizca de zumo de limón. Suele servirse frío y el sabor es algo más fuerte, pero puede ser a gusto del consumidor.
Smoothies sin alcohol
Para refrescarnos y contar con más energía un domingo, los smoothies de frutas son una perfecta opción. Ahora los tenemos de infinidad de combinaciones y sin necesidad de que haya alcohol, si estás de resaca. Naranja, con pera y manzana y notas de grosella, plátano con menta… y mucho más. Cada uno aporta las vitaminas y antioxidantes necesarios para empezar el día.
Oportunidad para los restauradores
La flexibilidad horaria que ofrece el brunch ha sido su gran baza tanto para clientes, como para hoteles y restaurantes. Horas muertas en las que antaño no podían ofrecer ni rentabilizar el negocio, como sería a media mañana –entre el desayuno y el almuerzo– son las horas de mayor afluencia. Cualquier restaurante en zonas turísticas tiene oferta de brunch, ya sea para clientes locales o turistas. En los hoteles pasa lo mismo, han sabido aprovechar la oferta de brunch para abrirse a la ciudad. Hace algunos años, desayunar o comer en un hotel, si no se estaba hospedado, era algo impensable. Ahora es de lo más normal gracias al brunch.
Le Pain Quotidien
Si hay que destacar un precursor y punta de lanza mundial en lo que a locales de brunch se refiere, ese es Le Pain Quotidien. La cadena belga creada por el chef Alain Coumont ha cumplido 25 años en 2016. Lo que comenzó como panaderías de calidad, con masa madre y harinas ecológicas en Bruselas, se extendió a Nueva York y desde allí empezó su expansión y llegada al mundo del brunch.
A día de hoy cuenta en el mundo con más de 200 tiendas que mantienen la misma filosofía de calidad y el buen hacer con que empezaron. Es fácil caer en el tópico que el brunch es una moda pasajera, pero casos como el de Le Pain Quotidien, nos dicen lo contrario. El brunch lleva tiempo instaurado en muchos países, y en otros ha llegado para quedarse.
Alexandra de la Torre
Marketing y comunicación gastronómica
alexandra@brunchear.com
www.brunchear.com