Yo no sé bailar, A mí no me gusta moverme, Bailo pésimo, Me da vergüenza bailar, son las frecuentes frases que los terapeutas de danza-movimiento escuchamos cuando alguien nos pregunta a qué nos dedicamos o qué es la Danza Movimiento Terapia (DMT).

Al mismo tiempo, erróneamente se cree que lo que hacemos es bailar por el solo hecho de que nos hace sentir bien, como hacer ejercicio, comer chocolates o relajarnos. Y es comprensible de dónde proviene esta imprecisión. Sin ir más lejos, el nombre de la disciplina podría sugerirlo. Lo mismo que la idea de que “lo terapéutico” de bailar es equiparable con un proceso terapéutico.

Danza, movimiento y psicoterapia

¿Por qué y cuándo la palabra danza se conecta con la palabra terapia?, ¿qué papel juega el movimiento?, ¿cómo se complementan ambos campos de investigación y conocimiento científico?

La DMT es una de las cuatro modalidades de las terapias artístico creativas, en las que también se encuentran la músicoterapia, dramaterapia y arteterapia.

Su esencia radica en rescatar las funciones expresivas, comunicativas, creativas y sanadoras del movimiento y la danza, que son consideradas desde los inicios de la humanidad como las formas más antiguas de expresión y comunicación humana. La disciplina como tal se formaliza en los años 40 de la mano del nacimiento de la danza moderna, que surge en contrarrespuesta a los tecnicismos del ballet clásico.

A partir de ahí se recuperan la espontaneidad y la autenticidad en la expresión del cuerpo y sus movimientos, lo que nos devuelve un cuerpo vivo, pensante, sintiente y comunicativo que evidencia que el cuerpo y la mente están conectados. Sobre esta premisa las pioneras de la DMT, que en sus inicios fueron reconocidas bailarinas que luego se formaron como terapeutas, con grandes referentes de la época como Freud y Jung, comienzan a desarrollar intervenciones con personas con distintas necesidades en las que utilizaban el movimiento y la danza como un elemento central del proceso terapéutico.

El cuerpo habla

La DMT se va nutriendo de numerosas áreas de conocimiento tales como las neurociencias, la filosofía, las artes aplicadas, la lingüística y la psicología del desarrollo y de la comunicación no verbal, así como del análisis del movimiento y la psicoterapia. Desde sus orígenes, la DMT y sus profesionales sabemos que el cuerpo habla, nos narra nuestra historia pasada, nuestro presente y quiénes somos. Nos comunica a cada instante cómo vivimos las experiencias y cómo construimos nuestros vínculos afectivos con los otros.

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También reconocemos que muchas veces las experiencias sobrepasan el poder de las palabras y que las condiciones estresantes de la vida actual nos enajenan y desconectan de nuestro propio cuerpo/mente y de nuestras relaciones, y causan síntomas físicos y sufrimiento emocional. Nuestra propuesta, entonces, se basa en la conexión entre movimiento y emoción y en el uso de la conciencia corporal y el movimiento dentro de una relación psicoterapéutica.

Promovemos el crecimiento personal y la integración emocional, cognitiva, física y social de las personas, a través su capacidad creativa y sus recursos, dentro de un setting terapéutico que la diferencia de todas las otras terapias corporales.

Objetivo: facilitar el cambio

Para conseguirlo, utilizamos el cuerpo y su propio lenguaje, que es el movimiento, ya que favorece un diálogo entre lo que ocurre fuera y dentro de nosotros, al invitarnos a (re)conectar con nuestras sensaciones internas, percepciones, sensaciones físicas, emociones, nuestros pensamientos y a explorar cómo nos relacionamos con otras personas y nuestro entorno.

Utilizamos técnicas propias y exclusivas de la DMT y otras que provienen de la teoría psicológica sobre desarrollo y comunicación no verbal. Las sesiones pueden ser individuales o grupales, con personas de cualquier edad y con distintas capacidades y repertorios de movimientos.

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En ellas no se dirigen los movimientos ni se crea una coreografía. En DMT utilizamos el movimiento libre, expresivo y creativo, a través del juego y la improvisación. El principal objetivo es acceder, desde un lugar muy distinto a las palabras, al mundo interno de la persona, a sus representaciones mentales, percepciones, emociones y sobre todo a los significados personales relacionados con su propia vida y sus conflictos internos.

Para favorecer el proceso utilizamos música muy variada y materiales con texturas, formas, colores y cualidades diversas, así como la relación terapéutica en movimiento. La DMT se puede desarrollar en hospitales, clínicas, escuelas, universidades, centros comunitarios y organizaciones, tanto públicas como privadas, y sus niveles de intervención pueden ser preventivos y de tratamiento.

En condiciones de salud favorables, la DMT promueve el crecimiento personal, el autoconocimiento, la integración social, el favorecimiento de vínculos entre madres, bebés y familias, vínculos familiares y sociales en niños, adolescentes, adultos, entre otros objetivos que pretenden mejorar la calidad de vida de las personas y favorecer los cambios deseados.

En condiciones de enfermedad, se ha mostrado efectiva al complementar los tratamientos del cáncer, fibromialgia, autismo, parálisis cerebral, adicciones, trastornos alimentarios, trastornos emocionales y de conducta, discapacidad, Alzheimer, demencias, traumas, abuso sexual y físico, víctimas de tortura y violencia política, depresión, ansiedad, psicosis, entre otras afecciones.

AnaLuisaMezaAna Luisa Meza Ferrari
Miembro vocal de la Junta de la Asociación de Danza Movimiento Terapia España, ADMTE
www.danzamovimientoterapia.com