PRIMERA PARTE
Las principales virtudes cívicas, que todos deben conocer y practicar, indispensables para llegar a ser un buen ciudadano, son las siguientes:
1.—El Culto a la Libertad Civil.
En qué consiste la libertad
Por la libertad han luchado todos los pueblos del mundo.
Por la libertad se ha derramado mucha sangre de seres humanos y han sido suprimidas muchas vidas que suman millones.
Pero, qué es libertad? En qué consiste la libertad? Para los pueblos sin educación cívica, sin concepto claro y definido sobre la realidad de las cosas, la libertad consiste en que cada uno pueda hacer lo que le place, sin sujeción alguna a reglas, ni a leyes, ni a costumbres, ni a control de ninguna especie. Eso en realidad se llama: libertinaje, caos, anarquía.
La libertad individual consiste en que cada persona pueda cumplir sin obstáculo sus deberes. Los deberes son las cosas que cada persona debe hacer, o realizar, como hijo, como hermano, como padre, como amigo y como ciudadano. Hay diversos conceptos sobre la libertad, según los distintos aspectos de la vida.
La libertad civil es el derecho de hacer todo cuanto la ley no prohíbe. La libertad política es el goce pleno y total de los derechos de los ciudadanos señalados en la Constitución y las leyes. Libertad de imprenta o de la emisión del pensamiento, es poder expresar cada cual sus pensamientos, o expresar sus opiniones, en periódicos, libros o de viva voz en público. Libertad de conciencia es el derecho da profesar cualquier culto religioso y expresar cualquier opinión sobre los diferentes credos religiosos. Libertad individual es el derecho que tienen los ciudadanos de no ser molestados, ni encarcelados, si no violan las leyes y las buenas costumbres.
Por lo antes dicho se comprende que la libertad no es un concepto, ni una cualidad, ni un don con poder o autoridad absoluta.
Nadie puede hacer lo que le place, lo que le dé la gana, si con su acción perjudica a alguno o daña algo. Por eso la libertad está condicionada, es relativa, no absoluta. Está sometida a disposiciones, a reglas, a leyes, a costumbres aceptadas por todos, que todos están en el deber de cumplir, para que podamos vivir en paz y armonía, respetando a todos los demás para poder exigir que se nos respete.
Lo que expresamos sobre la libertad individual o personal, podemos aplicarlo al país y a la nación. País es un concepto geográfico. Es un territorio determinado, situado en algún lugar del globo terráqueo, con determinada dimensión y configuración. La Nación está constituida por el conjunto de personas que habitan en determinado país o territorio. Cuando esa nación está sometida a la voluntad de otra y sus nacionales no cuentan con la autodeterminación para elegir a los componentes de su gobierno, se puede asegurar que esa no es una nación libre.
Una nación es libre cuando está formada por ciudadanos libres, con autodeterminación para elegir a los ciudadanos más honrados y más capacitados para formar su propio gobierno; que dicte leyes que regulen las actividades de sus ciudadanos y beneficien a todos por igual, y tengan Tribunales de Justicia, completamente independientes de toda influencia política, religiosa o privada, que sancionen a los transgresores de las ‘leyes por igual, sin tener en cuenta su color, su credo religioso, su ideología política o su posición social y económica. Además esa nación, para que sea reconocida y respetada como nación libre y civilizada, debe reconocer y respetar la libertad de las demás naciones del mundo, no importa su pequeñez o su pobreza.
Debe amarse la libertad y rendirle culto, pero debemos saber hacer buen uso de ella, no llegando hasta el libertinaje. Existe una diferencia entre la libertad moral o libre albedrío y la libertad civil. La primera es connatural al ser humano. Es poder y saber escoger entre el bien y el mal, que nos hace responsables ante el mundo y ante Dios de nuestros actos. La libertad civil puede dar la pauta, según el modo como se practique, para determinar si un pueblo es culto o inculto; si es civilizado o incivil. Tenemos libertad de hacer todo lo que nos plazca, siempre que lo que hagamos no nos perjudique a nosotros mismos, ni perjudique a los demás. Un aforismo conocido indica que: “el derecho de cada uno termina donde comienza el derecho de los otros”. La libertad civil es una virtud y depende por lo tanto de nosotros mismos practicarla en sus justos límites. La libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudique a otro. Así, no tenemos derecho de dañar o destruir lo que no nos pertenece, y aun cuando nos pertenezca una cosa, no podemos dañarla, ni destruirla cuando ese daño o destrucción perjudique a alguien. La libertad desenfrenada, tumultuosa y sin sujeción a principios, ni leyes, es en el cuerpo de una sociedad como un tumor canceroso en el cuerpo humano. Actúa sin que pueda ser controlado, dañando e inutilizando todos los órganos de ese cuerpo. La libertad desenfrenada, que actúa a capricho de incontrolables sentimientos, es lo que se llama libertinaje, que perjudica a todos, incluyendo a quienes la practican. La libertad es necesaria y útil. Pero el libertinaje es un mal pernicioso que debemos evitar a todo costo.