Para llegar a Lima, Perú, lo mejor es hacerlo de mediodía, y darse así un respiro del viaje. Luego de hacer el ingreso en el hotel de su elección, salga a dar un breve recorrido por los lugares cercanos y conéctese con la ciudad. Lima es una metrópolis moderna y llena de historias, se divide en 43 distritos y su gastronomía la ha convertido en un destino inigualable. Si tiene la oportunidad de alojarse en el distrito de Miraflores –considerado el barrio turístico–, todo le quedará a minutos de distancia.

Primer día

Lo primero es caminar hacia el parque Kennedy y sus alrededores. Aquí encontrará tiendas, restaurantes, bancos y salas de exposiciones. Al instante podrá degustar su gastronomía, algunos carritos venden tradicionales dulces, como picarones y turrones. Admire la hermosa vegetación y las abundantes flores; una de las particularidades es la gran variedad de gatos que se pasean entre los árboles. En este pulmón verde se sientan muchos transeúntes en las tardes.

Al atardecer, recomiendo visitar el Circuito Mágico del Agua; su primer espectáculo es a las 7:15 p. m. Luces láser, sonidos y fuentes cibernéticas se mezclan para presentar la historia de Lima, una opción ideal para presenciar en familia. Por ser el complejo de fuentes de agua más grande del mundo en un parque público, forma parte del libro Guinness de los récords.

Segundo día

Lima nos ofrece lo mejor de su pasado colonial y su moderno presente. Un ícono del centro histórico es la Basílica Catedral de Lima y Primada del Perú, construida entre 1542 y 1622 en la Plaza Mayor. En ella se encontraron los restos del conquistador español Francisco Pizarro. La Plaza de Armas llama la atención por el amarillo fuerte y brillante de las fachadas y en ella es posible disfrutar cada día del cambio de guardia. Otra parada es la Casa Aliaga, antigua residencia y única de la época del virreinato, entregada por Pizarro en 1535 a uno de sus capitanes (Jerónimo de Aliaga); en la actualidad está habitada por uno de sus descendientes, pero permite visitas.

Otro encantador lugar es el Museo Larco, en el distrito de Pueblo Libre y fundado por Rafael Larco Hoyle en 1926. Se trata de una majestuosa mansión virreinal construida sobre una pirámide precolombina del siglo VII. Cuenta con una colección prehispánica de piezas de oro y plata, un museo de arte erótico y un acogedor restaurante.

Al finalizar la tarde le esperan unas hermosas vistas del Morro y puede deleitarse con las esculturas del Parque del Amor, en la zona costera del distrito de Miraflores. El centro comercial Larcomar, ubicado en un acantilado, dispone de tiendas con marcas prestigiosas y le obsequia vistas impresionantes del océano Pacífico. El litoral limeño une los diferentes distritos. En la noche no puede dejar de disfrutar de la inigualable gastronomía de algunos de los restaurantes más emblemáticos, entre ellos Central, Punto Azul y Astrid & Gastón.

Tercer día

Al llegar a Cusco, lo ideal en descansar dos horas y recargar energías con algo ligero para poder adaptarse a la altitud y contrarrestar el llamado mal de altura (hablamos de más de tres kilómetros sobre el nivel del mar). En la tarde salga a descubrir el casco urbano y el centro histórico de la ciudad, que la UNESCO reconoce como Patrimonio de la Humanidad. Sus sitios arqueológicos son únicos.

De alojarse en el centro histórico, lo tiene todo al alcance de la mano. En la avenida El Sol se encuentran bancos, restaurantes y tiendas de artesanías. Ahora bien, lo primero sería visitar Coricancha, conocido también como Templo del Sol, construido en 1560; luego la Catedral, el monumento más importante de la Plaza de Armas. La arquitectura de esta plaza es sorprendente y exhibe espacios precolombinos y andinos; es un lugar de celebraciones, conciertos y punto de encuentro
de turistas.

Los sitios arqueológicos son una visita obligatoria. Sacsayhuamán destaca por ser una inmensa fortaleza levantada con piedras de gran tamaño. Cada 24 de junio, durante el solsticio de invierno, se recrea aquí la fiesta del Inti Raymi, en la que se adora al Sol. Qenqo es un complejo arqueológico de uso religioso donde se realizaban rituales agrícolas. Puca Pucara, a siete kilómetros, que significa Fortaleza Roja, fue un complejo de supuesto uso militar con múltiples ambientes y plazas. Por último, visite Tambomachay, destinado al culto al agua y sitio para que el jefe del Imperio inca descansara.

Cuarto día

Disponga de un día para visitar el Valle Sagrado, la fortaleza de Ollantaytambo y el mercado artesanal de Pisac. Por la distancia puede programar almorzar en posadas y disfrutar del tradicional cuy (conejillo de Indias), uno de sus platos exóticos. El Valle Sagrado comprende desde Pisac hasta Machu Picchu. Durante todo el trayecto la vista panorámica es fascinante; incluso puede apreciar los glaciares a lo lejos.

Camino a Pisac hacemos una parada técnica en Awana Kancha, una manera directa de entrar en contacto con la cultura indígena peruana. Es como el palacio de los tejidos y posee un hermoso museo vivo y un centro de exhibición de textiles y camélidos sudamericanos. Aquí podrá darles de comer a las simpáticas alpacas y llamas, adquirir prendas y aprender brevemente las técnicas para aprovechar la lana. El Mercado de Pisac cuenta con decenas de puestos que exhiben y venden productos trabajados por los lugareños. Hay tantas cosas bellas, que es difícil decidirse por algún recuerdo.

Las ruinas de Ollantaytambo son un típico ejemplo de planificación urbana de los incas. Es un complejo arqueológico que aunque recibió el nombre de fortaleza, se concibió como un lugar de descanso y alojamiento para comitivas que viajaban largas distancias.

Quinto día

Es el día en que llegamos a la majestuosa, la gran ciudad perdida de Machu Picchu. A este magnífico sitio se accede desde la estación de Ollanta. El viaje en tren desde Cusco hasta Aguas Calientes dura aproximadamente una hora y media. Aguas Calientes es el pueblo de Machu Picchu. Cuenta con un mercado artesanal, restaurantes, alojamientos para todos los gustos para quienes prefieren pernoctar al pie de la montaña. Un ómnibus de ascenso y descenso nos lleva desde Aguas Calientes hasta la hermosa ciudad, el sitio más visitado de Perú.

Machu Picchu significa montaña vieja, es un Santuario y la UNESCO la declaró patrimonio de humanidad. La visita es guiada y en ella explican cada detalle. Contemplar la vista desde esa altura es quedar sin palabras. Estar en este hermoso lugar te llena de paz, de gratitud, es el mejor ejemplo de porqué viajar alimenta el alma.


ROSA VERAS
Directora de Ventas Ediciones Cabrer, SRL