Cerca de un millón de chinos visita anualmente Francia, medio millón Alemania y otro medio millón Italia. España apenas logró sumar 150.000 turistas chinos en 2012. La razón de tan paupérrima cifra, siendo nuestro país el cuarto del mundo en recepción de turistas con casi 58 millones el pasado año, se debe a que llevamos más de una década con la radiografía encima de la mesa y el diagnóstico hecho, pero sin acometer el tratamiento necesario para paliar la situación.
Algunas administraciones públicas están empezando a tomar las medidas necesarias y a trabajar con empresas españolas especializadas en el público chino, como HenKuai, para atraer a los turistas del principal mercado emisor mundial que es el gigante asiático.
El reto está lanzado: alcanzar el millón de turistas chinos en el año 2020. Y la tarea es ímproba porque, de momento, apenas un 0,2 por ciento de los 80 millones de ciudadanos chinos que cada año viajan fuera de su país elige el nuestro como destino. Y eso a pesar de que a los chinos les gusta nuestra cultura, nuestra gastronomía (sobre todo el vino y el aceite de oliva), nuestras marcas de moda, el diseño, la arquitectura y la tecnología españolas; les gustan nuestras gentes y sus costumbres. Nos conocen por el fútbol, los toros y el flamenco. Tópicos que funcionan aunque no consigan aún crear una “marca España” propia separada de la “marca Europa”.
El problema es que ya el que fuera ministro de Asuntos Exteriores entre 2000 y 2002, Josep Piqué, dijo hace seis años: “Espero que dentro de un año no sigamos hablando de que para mejorar el turismo chino debemos mejorar el tema de los visados, cambiar el modelo de sol y playa y mejorar las conexiones aéreas”. No han pasado 12 meses sino 72 y el actual ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, mantiene el discurso. Es decir, desde las administraciones públicas no se ha hecho nada o se ha hecho muy poco y han sido las empresas privadas las que han empezado a poner las vías y los raíles para traer a los turistas chinos a nuestro país.
Con la experiencia de esas empresas especializadas como HenKuai, algunos gobiernos locales y autonómicos están arrancando el trabajo en el principal mercado emisor de turismo del mundo, China, que además envía a los turistas que más gasto hacen y más dinero dejan en los países que visitan (una media de 344 euros por turista chino y día en el extranjero).
Además de las acciones que corresponden a la administración central (mejorar las conexiones aéreas, ofrecer un modelo distinto al “sol y playa” que identifique la “marca España” y resolver los obstáculos a los visados), las ciudades y regiones españolas que quieran conquistar al turista chino deben conocerlo mejor, adaptar a él su oferta y trabajar con sus agencias de viajes.
Si es cierto que hace años el turista chino gustaba de viajar en grupo, lo cierto es que hoy son legión los que organizan sus vacaciones a través de Internet para viajar solos, en pareja o en familia por lo que la promoción on line es una de las primeras batallas a librar que además se puede ganar gracias a las empresas españolas especializadas en comunicación para China como HenKuai.
La segunda batalla se libra en el campo idiomático: la mayoría de quienes viajan desde China no habla más idioma que el chino mandarín por lo que sería fundamental que el sector turístico español aprendiera esta lengua de la mano de las escuelas que ya han desarrollado en España un método específico para hispanohablantes rápido, seguro y eficaz.
Y la tercera y definitiva batalla es la que enfrenta al modelo “sol y playa” con el de la oferta turística cultural, deportiva, de shopping y gastronomía. Los turistas chinos no quieren tumbarse una semana en la playa vuelta y vuelta. A ellos les gusta ver el mar, hacer unas cuantas fotos y marcharse porque lo que buscan es desconectar, pero haciendo cosas. Por eso la oferta no puede pasar sólo por la clásica española con bar de tapas incluido, sino que debe integrar, por ejemplo, seminarios sobre los principales artistas españoles (de Velázquez a Gaudí) o sobre la dieta mediterránea o los modales europeos, visitas a jardines, una tarde de toros y otra de shopping de lujo, asistencia a espectáculos deportivos de primera categoría -desde fútbol y tenis a golf- donde puedan relacionarse con famosos deportistas, una noche de flamenco, una ruta organizada por los mejores museos de la ciudad o una cena en el mejor, más antiguo y típico restaurante de la zona.
La gallina china puede poner un millón de huevos de oro en nuestro principal sector económico (el turismo supera el 11 por ciento del PIB español), pero hay que poner a su disposición los elementos necesarios para que lo haga: oferta adaptada, atención especializada, promoción específica, visados accesibles y vuelos cómodos.
Autor: Dani García.
Responsable de relaciones con los medios de Henkuai