En la amplia gama de servicios que componen el sector turismo hay uno que no pasa desapercibido a los ojos de quienes visitan un destino: el conductor de transporte terrestre. Y aquí entra el personal que maneja los ómnibus de turismo, taxis y limusinas vinculados al sector,
y otros vehículos que forman parte del servicio de determinadas atracciones.
No importa si el conductor atiende la ruta que lleva a los viajeros del aeropuerto al hotel o si es el encargado de llevarlos de excursión, este valioso profesional tiene ante sí una responsabilidad básica que es transportarlos y hacer que lleguen a su destino sanos, salvos y contentos, pues de eso se trata el turismo, de relajación y esparcimiento en todo momento, con el mínimo de riesgos.
Alguien podría pensar que para cumplir con esta función basta una licencia de conducir. Pero no es así, en un mundo cada vez más competitivo, mientras más capacidades posea el chofer de turismo, mayores serán sus oportunidades laborales. En muchos países se les requiere haber completado los estudios de bachillerato y se valoran los conocimientos de otros idiomas, en especial el inglés.
Además de la experiencia con turoperadores y traslado de turistas
–requisito que en ocasiones se solicita–,
el chofer de turismo debe tener conocimiento del producto turístico nacional y de las rutas y localizaciones de los atractivos turísticos del destino.
Para cumplir esta posición debe ser una persona ordenada, disciplinada y discreta, con excelentes relaciones interpersonales, expresión oral y capacidad para el trabajo en equipo, buen manejo de la presión y del tiempo, y poseer coordinación corporal y destreza manual. La disponibilidad para trasladarse dentro del país y trabajar en disímiles horarios o turnos es fundamental.
El chofer, independientemente de la empresa para la que labore, debe poseer agilidad y conocimientos básicos de mecánica, ideales para el mantenimiento y cuidado del vehículo. Además, debe velar porque todos los accesorios del vehículo estén disponibles, vigentes y en buen estado –incluido el botiquín de primeros auxilios–, para asegurar un servicio confortable, seguro y confiable.
A las habilidades, destrezas y los conocimientos requeridos para esta plaza se suma mantener una apariencia impecable que refleje pulcritud, tanto en el aseo personal como en la vestimenta, ya que el chofer es también una pieza clave en el engranaje turístico y en la imagen y el buen funcionamiento de un destino.