Hay carreteras y carreteras, algunas de ellas impensables, pero que se hicieron realidad gracias al desarrollo de la ingeniería y las ganas del hombre de superarse a sí mismo. Estas obras se convierten en auténticas atracciones turísticas por los paisajes en los que están enclavadas o por la complejidad de su construcción. Demos un vistazo a algunas de las más impresionantes y desafiantes.
Atlantic Road
Møre og Romsdal, Noruega.
Su majestuosidad hace que en ella se filmen numerosos anuncios de publicidad, sobre todo de compañías automotrices. Su desafiante construcción le robó al mar ocho kilómetros para unir los principales núcleos urbanos de la provincia de Møre og Romsdal en los fiordos noruegos. Uno de sus tramos más espectaculares es el puente de Storseisundet, de 260 metros de longitud y 23 metros en su altura máxima. La carretera dispone de cuatro miradores panorámicos desde donde podemos contemplar la pródiga naturaleza y la perfecta arquitectura.
Puente de Siete Millas
Cayos de Florida, Estados Unidos.
Considerado en su momento como uno de los puentes más largos del mundo, el “Old 7” (Viejo 7), como también le llaman, es un ícono del sur de la Florida. Mide poco más de 11 kilómetros, desde donde comienza en Marathon hasta su punto culminante en el cayo Little Duck. Ha sido escenario de varias películas de acción (“Mentiras arriesgadas”, “Misión Imposible” y “Licencia para matar”) y cada año en abril cierra durante una tarde para la Carrera del Puente de las Siete Millas, evento familiar que se realiza desde 1982, para conmemorar su inauguración.
Ruta de la Seda
Zuluk, India.
Uno de los tramos más impresionantes de la histórica Ruta de la Seda –que va desde el Tíbet hasta la India– es el que corresponde a Zuluk, en Sikkim Oriental, una región localizada entre la cordillera del Himalaya y la frontera con Bután. El recorrido, incómodo para quienes se marean con facilidad, es un continuo zigzag para salvar desniveles de más de 500 metros de diferencia. Solo en 30 kilómetros podemos encontrar unas 100 curvas cerradas, pero lo pintoresco del paisaje y las excelentes vistas de las montañas bien valen la pena.
Camino a los Yungas
La Paz, Bolivia.
No en vano se le conoce popularmente como “Camino de la Muerte”; decenas de ciclistas han perdido la vida en este serpenteante sendero que desciende desde los picos afilados de los Andes y se adentra en la selva amazónica boliviana. Para su construcción, que data de los años 30 del siglo pasado, se empleó la mano de obra que aportaron los soldados paraguayos capturados en la Guerra del Chaco. En un estudio de viabilidad llevado a cabo en 1995 el Banco Interamericano de Desarrollo lo calificó como el camino más peligroso del mundo.
Túnel de Guoliang
Taihang, China.
En la lista no podía faltar China, donde al parecer son “amigos” del peligro (¿recuerdan los puentes de cristal?). En las montañas de Taihang se encuentra otra de las carreteras más peligrosas del planeta. Se trata de un túnel que 13 campesinos excavaron a mano y tardaron cinco años en terminar, en 1977. Mide 1.200 metros de largo, cinco metros de altura y cuatro de ancho, y es la mejor ruta para unir a Guoliang con la civilización. A la remota aldea solo era posible acceder por unas aterradoras escaleras talladas en la ladera de la montaña.