En diciembre del 2012 fuí invitado por el BID a ser parte de la delegación de República Dominicana en el Latin American and the Caribbean Outsourcing and Offshoring Summit (Outsource2LAC), celebrado en la ciudad de Medellín. En esa primera visita el tiempo me alcanzó para conocer el Jardín Botánico y el Museo Botero. Aunque estuve en grata compañía, mi espíritu explorador se sintió limitado; cuando uno está en una delegación, es difícil escaparse del protocolo. Pasaron dos años para materializar mi segunda visita a Medellín. En marzo 2014 estuve de regreso, no en calidad de delegado sino como emprendedor.
Investigando el ecosistema de Medellín La meta principal era oxigenar mi cerebro, para entender los factores que han producido un modelo de emprendimiento exitoso en Medellín. Lo que está ocurriendo en esa ciudad no es un producto de la suerte o la casualidad. Por esta razón decidí evaluar dos modelos: el institucional y el independiente. El modelo institucional me llevó a visitar el Parque del Emprendimiento (Parque E), institución de incubación y aceleración conformada por la Universidad de Antioquía, la Alcaldía de la Ciudad de Medellín y el sector privado. Ahí pude conocer el modelo —que duró 10 años en producir resultados—, un ejemplo increíble sobre lo que puede hacer la academia, el estado y el sector privado si se ponen de acuerdo en una meta. Durante la visita en el Parque E pude notar el espíritu profesional alrededor de sus directivos y de los negocios que están siendo incubados y acelerados. Prácticamente a una cuadra de la Universidad de Antioquía, el lugar constituye un ejemplo de emprendimiento en la región. En cambio, el modelo independiente está conformado por emprendedores con experiencia en modelos anteriores —como Terra, Starmedia, Yupi— con negocios rentables y que están buscando el nuevo producto/servicio para dar el “gran salto”. Ahí conocí el lado “Hipster” de Medellín. En la “zona rosa”, donde pasé la gran parte del tiempo en la ciudad, me percaté que este ecosistema de emprendedores/empresarios se conoce muy bien y tiene lugares satélites como el “Pergamino Café”. En estos lugares se reúne la gente para escapar de los ambientes cerrados y de las conversaciones formales. Con una variedad de granos especiales de su propia finca (LomaVerde), el “Pergamino Café” cautivó mi paladar y se convirtió en mi lugar predilecto durante la estadía. Ya sea que vayas por el camino institucional o prefieras emprender en un ecosistema de experiencia, entendí que Medellín es una ciudad llena de oportunidades. De incubadoras a la televisión regional Desde el año pasado pertenezco al Google Glass Explorer Program, lo que me obliga a llevar encima el controversial gadget. Tenía mis dudas de utilizar el Google Glass en Colombia, decidí tomar el riesgo y empecé a utilizar los lentes. Cuando uno de mis colegas (Santiago Villegas) vio los lentes, me invitó a su programa de televisión (Trending Topic en TeleMedellín), ya que la herramienta nunca se había presentado en vivo a la audiencia. En pocas horas estaba en televisión regional —entiéndase que la región de Antioquía tiene más habitantes que República Dominicana completa—. Gracias a las atenciones de Santiago Villegas y Darío Palacio, excelentes anfitriones, presentamos la herramienta en vivo, además de responder una avalancha de menciones vía Twitter aquella noche.
Visita a Google Mi objetivo en Bogotá era visitar las oficinas de Google, para recibir una serie de entrenamientos que ellos proporcionan a sus afiliados. Google es una empresa que tiene muy clara la palabra “cultura” y eso se hizo sentir desde que entras por la puerta, te das cuenta que en ese lugar piensan distinto. El entrenamiento fue en su cafetería, donde tienen un chef exclusivo para su bufé diario. En esa ocasión disfruté de una lechona, un delicioso arroz horneado junto a la carne del lechón. Si quiere comprender qué es visitar Google o una de sus filiales, le recomiendo mirar la película “The Internship” con Owen Wilson y Vince Vaughn.
Es una muestra de parte de la cultura del gigante de Silicon Valley que pude apreciar. Al mirar de lejos ambas ciudades Queda claro que el tempo de Medellín es más suave y que Bogotá es una ciudad más acelerada. Noté algo curioso en su gente: que la amabilidad no es parte de la educación, sino de la percepción de cuán ocupados nos sentimos como personas. La amabilidad que absorbí en Medellín me sobraba en Bogotá. Las personas mientras menos preocupadas, eran más amables. Definitivamente si buscas emprender y explorar perspectivas diferentes para hacer negocios, te recomiendo detenerte un momento y mirar hacia el Sur.
Por Arturo López Valerio Numericit Founder & New Business Director @numericit www.numericit.com