Desde hace algunos años escuchamos con mayor frecuencia la frase jardín vertical, que según diversas fuentes es “una instalación cubierta de plantas de diversas especies que son cultivadas en una estructura especial dando la apariencia de ser un jardín pero en vertical”. Sin embargo, estos jardines no son algo creado exclusivamente por el hombre, sino que pueden encontrarse de manera natural, dado que la vegetación es capaz de desarrollarse en barrancos y acantilados.
La implementación de estas construcciones en las ciudades pretende emular tal habilidad natural de las plantas en entornos urbanos, sin perjudicar a los edificios. Pero para lograr resultados exitosos es imprescindible poseer una serie de conocimiento de botánica, ingeniería e hidroponía. Sólo así se consiguen jardines frondosos y sanos que perduren en el tiempo.
Los jardines verticales están en auge y han venido para quedarse. Está demostrado que, para llevar una vida plena y feliz, el ser humano necesita estar en contacto con la naturaleza, y eso resulta cada vez más difícil en las jaulas de cemento en las que vivimos. Mediante la instalación de jardines verticales en espacios urbanos infrautilizados, como pueden ser las fachadas de los edificios, se consigue en cierta manera volver a integrar la urbe con el mundo natural, lo que aporta una serie de beneficios no solo psicológicos para los habitantes de las ciudades, sino también medioambientales y de salud.
Algunos requisitos
Un jardín vertical puede realizarse con las mismas plantas que un jardín tradicional, si bien deberá tenerse en cuenta la tolerancia de cada especie y cada familia botánica a ciertos factores químicos y ambientales, entre ellos la humedad, la temperatura o la iluminación. En la actualidad existen diferentes sistemas con distintos tipos de sustrato, todos con variadas tipologías, con ventajas e inconvenientes. La mejor opción siempre depende de las características y necesidades del proyecto. Por ejemplo, para los de grandes dimensiones Paisajismo Urbano trabaja siempre con su propio sistema patentado, que es hidropónico. A grandes rasgos se necesita, en este orden: un soporte, un sustrato, un riego y finalmente las plantas.
Paisajismo Urbano trabaja con su propia tecnología, puesto que es el único sistema que ha demostrado funcionar en cualquier latitud del mundo y bajo cualquier clima, lo que nos permite ofrecer garantías de éxito por escrito. Resulta indispensable contar con una estructura de anclaje que pueda adherirse a la pared y soportar el peso de las plantas y de los elementos que las sostienen.
Los jardines verticales de Paisajismo Urbano nunca están en contacto directo con la estructura del edificio, siempre van instalados sobre un soporte adicional, lo que crea una pequeña cámara de aire que nos permite asegurar que no se verá comprometida la integridad estructural del edificio. De esta manera se evita la aparición de humedad en las paredes o en otros lugares de la edificación.
A la hora de pactar la implementación de un proyecto de este tipo se debe tener en cuenta las peculiaridades del sitio y las distintas necesidades de los clientes. Lo que sí podemos afirmar es que además de los beneficios medioambientales y vitales que los jardines verticales proporcionan, la inclusión de estos sistemas en cualquier edificación, ya sea en viviendas particulares, en una sede corporativa o en un centro comercial, aporta beneficios añadidos. Esto se traduce en revalorización del inmueble, repercusión mediática y reducción de la huella de carbono, valores agregados que convierten al jardín vertical instalado en una inversión que produce un retorno más que un gasto.
La inclusión de un jardín vertical es bien recibida en la gran mayoría de los casos. En diez años de actividad instalando estos sistemas creo recordar un par de casos en los que algún vecino se oponía a priori por los bichos que atraería. Al conocer que Paisajismo Urbano utiliza un repelente biológico que impide la proliferación de insectos y constatar este hecho, quedó totalmente tranquilo. Las tareas de mantenimiento siempre dependerán de cada proyecto, de la altura que tenga y sus características, pero a grandes rasgos se realizaría del mismo modo que el mantenimiento de la fachada o los cristales de un edificio.