¿Cómo te imaginas la vida en una comunidad donde la producción de alimentos es sana y libre de insecticidas, donde la mayoría de las familias cría gallinas criollas para su consumo de huevos y carne, y existe un sencillo programa de siembra de frutales? Esa eficaz reforma agraria comunitaria funciona en Los Martínez, en San José de Ocoa.
Luego del paso del huracán David en 1979, la comunidad, que se resguarda a 750 m.s.n.m. en el sur de la cordillera Central, recibió la intervención del Padre Luis Quinn, un visionario que no solo les tendió la mano ante el caos ocasionado por el ciclón, sino que impregnó en ellos la filosofía de autoprogreso comunitario que trascendería generaciones.
Con la asistencia técnica de la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa (Adesjo), la comunidad da inicio, en 1983, a la reforma agraria que promueve que los agricultores dueños de tierra deben donar el 50% de ellas a otros agricultores que no posean, a cambio de conseguir agua para sus cultivos y de que cada agricultor asentado abandone la práctica de la agricultura migratoria en la parte alta de la montaña, para que esos terrenos sean reforestados. Además de generar un significativo aumento de la calidad de vida de sus habitantes, esta reforma también contribuye a la preservación de los recursos ecológicos gracias a su programa permanente de conservación de suelo.
El proyecto de irrigación, que empezó con 40 tareas, cedidas por Ramón Emilio Ortíz (Millo), hoy cuenta con 400 bajo riego, pertenecientes a 15 dueños de terrenos, y 250 para 28 agricultores asentados. En sus terrenos se cultiva gran parte de los alimentos que requieren sus habitantes y cada agricultor es libre de decidir qué producir. Se destaca la producción de aguacate, en especial la variedad llamada Carla, que se produce fuera de época y es muy demandada por su sabor y tamaño. Disponen de un estanque para la cría de tres variedades de tilapia con una producción de hasta aproximadamente 100 kg (200 libras) que a un bajo costo contribuye a la calidad alimenticia de la comunidad.
Para contribuir a que sus cultivos sean cada vez más orgánicos, Los Martínez dispone de una estación de lombricultura en la cual producen el preciado abono; además, utilizan métodos para alejar las plagas que requieran el uso mínino de insecticidas y químicos. En la comunidad nada se pierde, ya que los productos cosechados también sirven de abono para los cultivos y alimento para los peces. El eficiente programa de reciclaje permite adquirir fertilizantes orgánicos de los desechos de origen vegetal.
La Asociación de Mujeres de Los Martínez es la responsable del proceso de recolectar y envasar la miel en el apiario, con 50 colmenas que al igual que los otros productos que se cultivan en la comunidad, se vende en los mercados de Santo Domingo, San José de Ocoa y Baní. Los ingresos de estas ventas son gestionados por el Consejo Comunitario, que se encargan de distribuir los beneficios. Cada productor debe aportar un 5% de sus ganancias a un fondo que va dirigido a las inversiones en ayuda y desarrollo comunitario.
Digna calidad de vida
Cincuenta familias residen en este idílico lugar, cuya brisa muy fresca y relajante panorama verde se avista desde los primeros metros que se recorren de los 5,5 kilómetros que la separan de la carretera principal de San José de Ocoa. En la actualidad unas 22 familias, seleccionadas según el cumplimiento de sus deberes, se han beneficiado de la construcción de viviendas con el pago de un 25% del costo. Estas casas son en concreto y con las comodidades básicas esenciales. La comunidad cuenta con una escuela, un centro de atención clínico, un centro de internet y su propia hidroeléctrica que suple energía las 24 horas del día.
Sendero agroturístico
Con el apoyo del Fondo Provincial de Desarrollo Ecoturístico de la Provincia San José de Ocoa (FONDEPROSJO), Los Martínez exhibe orgullosamente 3,3 kilómetros de un sendero ecoturístico que le permite al visitante conocer sobre sus recursos, agricultura, piscicultura, apiarios y su modelo de desarrollo autogestionado. La ruta, acompañada de agradables bajas temperaturas, incluye paneles interpretativos en inglés y español.
Se espera en un futuro disponer de alojamiento para quienes requieran escapar del bullicio y el estrés de la ciudad y deseen refugiarse de forma temporal en un lugar palpablemente celestial, donde se convive con la naturaleza más que vivir de ella. No nos vendría mal tampoco contagiarnos de la filosofía de Los Martínez: “Familia y comunidad que lucha y reza unida permanece unida”. Y si te estabas preguntando de dónde surge el nombre de la comunidad, cuentan los mayores que hace ya muchos años unos hombres de apellido Martínez solían cazar puercos cimarrones en la zona.