Monción, municipio de la provincia de Santiago Rodríguez, es un lugar tocado por la gracia de Dios, pues sus montañas, pinos, ríos, manantiales, la riqueza de sus fogones y la especial hospitalidad de su gente se armonizan a la perfección para conquistar hasta al más arisco de los visitantes.

En el paraje Los Pinos, sección La Cacique, aún se encuentran huellas del pasado prehispánico de Guaraguanó, como se llamó a esta zona desde antes del descubrimiento. Vasijas, cerámicas y jeroglíficos ocasionalmente aparecen por sus cuevas e incluso en algunas rutas poco exploradas por el hombre moderno.

Para 1907 se le asignó su nombre actual en honor a Benito Monción, prócer de la Independencia y la Restauración dominicana. En aquel entonces aún era municipio de la provincia de Montecristi hasta que en 1948 pasó a ser parte de Santiago Rodríguez. En la actualidad habitan en su territorio unos 13.000 pobladores.

La naturaleza se deleitó en este municipio, que cuenta con lugares tan especiales como el Parque Manolo Tavárez Justo, enclavado en la Cordillera Central y compartido con el municipio santiaguero de San José de Las Matas. Esta área protegida reviste especial importancia pues de ella nacen y se nutren ríos vitales para el mantenimiento de la presa de Monción, la más alta de las Antillas, con 119 metros de altura, y unos 370 millones de m3 de agua, cifras que la convierten en el tercer lago artificial más grande de la región.

A solo cinco minutos del centro de la ciudad nos encontramos con el Parque Ecológico La Noria, cuya flora y fauna nos brinda la oportunidad de conectarnos con la naturaleza, un desahogo para esos días de calor y un remanso de paz para momentos en los que requerimos tranquilidad. La melodía de su fuente de agua natural es su mejor banda sonora. Otro punto que vale la pena visitar es el Parque Ecológico Los Quioscos, que regala vistas espectaculares del lago de la presa; contemplar el atardecer desde allí resulta un deleite imperdible.

Turismo activo y variado

Monción es un punto de turismo activo con una amplia variedad de actividades, entre ellas practicar parapente, realizar competencias en remo o motos de agua en su presa y entregarnos al sano placer del avistamiento de aves. Además, podemos deleitarnos con su Salto de Jicomé o refrescarnos en balnearios como Las Mesetas o el Contraembalse, visitar cuevas como la de Clavijo o la de Durán y hacer bicicleta de montaña o rutas de moto enduro en la limítrofe de la loma El Tanque.

Una gran oferta de lugares con vocación religiosa y espiritual también pueden visitarse, entre ellos el Santuario al Divino Niño, ubicado en el sector de Barrio Nuevo; la Capilla Virgen de Fátima, localizada en Cepillo; el Seminario Menor Nuestra Señora de Las Mercedes, en las afueras del pueblo; el Monasterio del Monte Carmelo, en la comunidad de Los Pinos, así como el Centro de Espiritualidad Salesiano ubicado en El Cacique y denominado “Cabaña de los Padres”, un espacio ideal para hacer pequeños campamentos, retiros y convivencias. También existe un centro de madres Carmelitas, esas que viven en clausura y se dejan ver en contadas ocasiones. De su convento salen para la venta al público hermosos tejidos y deliciosos quesos.

La cultura y la tradición se viven en esta zona incluso en tiempos de cosecha. Aquí se celebran las ferias del guandul en Mamoncito; las del casabe, y las velas de canto en épocas patronales; las de San Antonio de Padua, en junio, son de las más amenas y visitadas. Los convites de agricultores son también parte de esas actividades que continúan realizándose. El casabe, herencia de los habitantes prehispánicos de nuestra isla, ha hecho de este municipio su capital. Hoy se desarrollan en esta área más de un centenar de negocios vinculados con su elaboración, que aporta más de 35 variedades de diferentes tamaños y produce más de 30.000 tortas al mes.

Otra de las delicias gastronómicas que cocinan los fogones de esta zona es la torta de maíz, en versiones dulces y saladas, que elaboran en Parada Valdez, donde es imprescindible detenerse al recorrer Monción. Restaurantes como Cacique, comedor La Casona, comedor Peralta, El Bohío de Mamá Grifa o D´Amigos Café sirven las mejores comidas criollas del país, en las que el chivo y el casabe se convierten en los favoritos de sus comensales.

Monción cuenta con una magia especial que percibimos cuando nos montamos en una “Margarita”, motoneta color naranja que se utiliza para el transporte, o nos extasiamos con sus bosques, sus aguas y su gastronomía. Este lugar que vive entre el legado de su pasado y la modernidad nos confirma una vez más que República Dominicana, “lo tiene todo”, como reza el eslogan.


Milka Hernández
Experta en Marketing Turístico