Por Rosa Veras
Directora de Ventas BOHÍO

Los aventureros que por estos días se sientan abatidos por las altas temperaturas tienen a su disposición a lo largo y ancho de la geografía dominicana un gran número de sitios naturales de incuestionable belleza en los que disfrutar del entorno y donde refrescarse con un buen chapuzón. Uno de ellos es Saltos de Jima.

Este monumento natural –declarado así en 2009 con el fin de preservar y reconocer su gran importancia acuífera en la zona– se localiza en la provincia Monseñor Nouel, a una hora y 20 minutos de Bonao, su capital, y está considerado uno de los grandes atractivos turísticos del área, que también cuenta con la presa de Rincón, la Reserva Científica Las Neblinas y parte de la cordillera Central.

El cauce del río Jima, que alimenta a las impresionantes cascadas de los saltos de Jima, nace en Las Neblinas y desemboca en el río Camú. 

El camino hasta los saltos es de fácil acceso y está señalizado desde la avenida Duarte hasta ingresar al lugar. Al llegar encontrará un amplio parqueo, el centro de protección y vigilancia y la boletería. Esta área dispone de bancos para hacer picnic y baños y vestidores para los visitantes.

La entrada cuesta 200 pesos e incluye los servicios de guía, un comprometido y entusiasta profesional que desde tempranas horas hasta la 4:30 p. m. está en la mejor disposición de dirigirlo durante todo el recorrido y proporcionarle información del camino que van recorriendo.

Antes de iniciar el sendero, el guía ofrece unos breves datos del lugar, la conducta a seguir dentro de la reserva, los protocolos sanitarios, lo que no se debe ingresar al monumento natural, entre otros. 

Luego de sus palabras se procede a la verificación por parte del guía de no ingresar botellas de vidrio, encendedores, armas de fuego y otros artículos no permitidos, con el fin de contribuir a la seguridad y evitar la contaminación de los exuberantes parajes.

Desde que comienza el recorrido, ya es posible disfrutar de la densa vegetación a cada paso, lo cual es ideal para desconectarse del ajetreo de la ciudad. El sonido del caudal es como música para los sentidos que, sumado a lo refrescante de la floresta, nos empuja a la relajación. 

El camino, debidamente señalizado, se despliega entre árboles frutales, entre ellos algunos endémicos de la zona, como cacao, caimito, amapola, mango, buen pan…

De los ocho charcos, solo dos están habilitados para los visitantes. En ellos el disfrute está garantizado, con la majestuosa cascada que posee al salto I. En la actualidad solo se permite el acceso a los saltos I y II. Si se avisa con antelación, otra alternativa es hacer una ruta diferente para practicar senderismo a mayor escala.

El recorrido al salto va entre un trecho bien trillado, cómodo, entre rocas y tierra. En ciertos momentos nos encontramos con escaleras diseñadas para subir algunas elevaciones. La dificultad de esta aventura es considerada media, pues el tramo a recorrer a pie es de casi 1.8 kilómetros hasta el primer salto, lo que toma un tiempo de unos 30 minutos.

Esta es una manera muy sana de disfrutar de lo nuestro, ya que República Dominicana cuenta con numerosos atractivos naturales de ubicación bastante próxima a la capital, por lo cual son perfectos para escapadas de un día.

Es un plus el darnos la oportunidad de refrescarnos en medio de este verano que ha comenzado con elevadas temperaturas y mantenernos frescos  hidratados sin renunciar a las aventuras al aire libre, además de fomentar la divulgación de destinos que todo dominicano debería conocer.