La oceanógrafa Maritza Barreto, del recinto de Río Piedras, y el climatólogo Rafael Méndez Tejeda, del recinto de Carolina, estudian las condiciones geomorfológicas de 10 playas de Bávaro-Punta Cana y se enfocan en el impacto del cambio climático y de las actividades antropogénicas (del ser humano).

De acuerdo a la nota publicada por elmotin.com.do la investigación, que inició en marzo pasado y se extenderá por unos tres años, incluye trabajos “en el campo” y “a nivel histórico”, dijo Barreto, al explicar que esto último se hará analizando fotos aéreas e imágenes de satélite.

“Creamos tres estaciones en cada una de las 10 playas, en las que, por los próximos años, mediremos el ancho, la elevación y los sedimentos. Con las muestras de sedimentos podemos estudiar cómo cambian el tamaño del grano y la composición; cómo cambia la energía y de dónde viene la arena. Al final, con los datos que obtengamos podremos saber cuán rápido se están erosionado las playas y si, en efecto, es una erosión continua o temporal”, explicó Barreto.

Méndez Tejeda, por su parte, destacó que la investigación también pretende comprobar que la erosión en las playas de Bávaro-Punta Cana puede relacionarse tanto con actividades humanas como con sistemas atmosféricos, específicamente los frentes fríos.

Históricamente, los problemas de erosión suelen asociarse con eventos de marejada ciclónica provocada por tormentas tropicales y huracanes. No obstante, el trabajo de Barreto por los últimos cinco años en playas de Manatí, Loíza y Carolina, entre otros municipios del norte de Puerto Rico, ha demostrado, por ejemplo, que las marejadas que producen los frentes fríos son la principal causante de erosión.

Los estudios de Barreto también han demostrado que en algunas playas ha habido “acreción”, es decir, ganancia de sedimentos (lo opuesto a la erosión).

“En Puerto Rico se ha hablado mucho de las marejadas por los ciclones tropicales y no se toma muy en serio los sistemas de frente frío, que son más recurrentes. Hasta ahora, no había podido asociarse esos cambios de playa con erosión por marejada de frentes fríos”, dijo Méndez Tejeda, quien reiteró que “la idea” con la investigación iniciada en marzo es correlacionar lo que está pasando en las playas puertorriqueñas y dominicanas.

“Las playas de Bávaro-Punta Cana son largas (extensas), pero bien diversas morfológicamente, lo que las hace bien parecidas a las de Puerto Rico. ¿Y por qué Bávaro-Punta Cana? Aparte de ser un polo turístico que necesita ser preservado, las playas tienen más o menos el mismo oleaje que aquí; esa parte este de la República Dominicana se parece mucho a Loíza”, abundó el climatólogo.

En términos de la aplicabilidad de la investigación, Barreto y Méndez Tejeda comentaron que los resultados ayudarían a la creación e implementación de políticas públicas sobre el uso adecuado de la zona costera. “Una vez sé cuál es el problema, sé también qué cosas puedo hacer”, dijo Barreto. “Este estudio será una base para hacer cualquier gestión de manejo de las costas, tanto de mitigación como de preservación”, añadió Méndez Tejeda.

En la investigación colaboran, además, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la República Dominicana y la Universidad Autónoma de Santo Domingo. El próximo viaje de Barreto y Méndez Tejeda al vecino país será en junio.