El que no se decide está perdido y mientras el Estado no decida trazar la política turística del país, estaremos todos los años cuando se lleva el anteproyecto del presupuesto al Congreso, levantando la sombrilla azul turquesa con la misma cantaleta  de que no se toque el exiguo presupuesto asignado al Ministerio de Turismo, porque lo que tiene asignado apenas alcanza para promover los destinos en los mercados emisores.

 

Si el Estado trazara los lineamientos que debe seguir el país en todos sus ministerios para lograr el desarrollo de un turismo sostenible, nadie osaría pensar en reducir un 12% del presupuesto de turismo y probablemente tampoco habría que hacerlo a los demás ministerios, pero está comprobado que el que no se decide está perdido.