Recientemente fue celebrada la presentación oficial de la nueva directiva de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (ASONAHORES), en la que fuera designado como nuevo presidente de la entidad a Simón Suárez, de connotada trayectoria profesional, quien ha ocupado con éxito importantes posiciones en diferentes empresas y entidades nacionales e internacionales.
En 2002 fue electo presidente de la Asociación de Hoteles del Caribe (CHTA, por sus siglas en inglés), primer titular de habla hispana de esa organización. Hasta hace poco ejerció como jefe de Desarrollo para Hilton Worlwide, y en la actualidad se desempeña como vicepresidente de Relaciones Institucionales y Proyectos en el Grupo Puntacana. En exclusiva la revista Bohío trae a sus lectores esta entrevista con el flamante presidente.
¿Desde cuándo y cómo incursiona usted en el sector turismo?
La biografía profesional que ha circulado se toma ciertas libertades al indicar que soy un veterano de cuatro décadas en el sector turístico, pero la realidad es que siendo estudiante hice una pasantía de verano en una entidad vinculada al Central Romana, donde mi jefe era un recién graduado de nombre Fernando Rainieri, que me presentó a su hermano que estaba comenzando un proyecto “por Cabo Engaño” y me asignó de “cicerone” a un expresidente de la Norwegian Caribbean Lines que había venido invitado por Central Romana a hablar de turismo.
Con este señor volé a Puerto Plata, aterricé en un potrero-aeródromo que se localizaba donde hoy está el estadio de béisbol. Nos montamos en la cama de una camioneta y visitamos unos terrenos al oeste del pueblo. Creamos mucho revuelo entre los lugareños, pues este esbelto señor, de pelo y barbas largos, parecía más profeta que empresario turístico. Con él hablé mucho de un puerto para cruceros en el muelle del Central Romana, como parte de un complejo residencial y hotelero de lujo que luego sería Casa de Campo; a la vez que las tierras de Puerto Plata que visitamos se convertirían en el proyecto Costámbar; el hermano terminaría siendo Frank Rainieri; “Cabo Engaño” terminaría siendo Punta Cana y mi jefe llegaría a ministro de Turismo.
Ya graduado, mi primer trabajo serio fue como analista de Proyectos en el Departamento Infratur del Banco Central, donde se trabajaba en el trasplante de turistas de la cabeza de Ángel Miolán al corazón de Peter Morales Troncoso, Diógenes Fernández, “Ico” Cruz, “Papo” Blanco y muchos compañeros más, y de ahí llevar a los turistas al alma del pueblo dominicano. En Infratur tuve la dicha de conocer un día a “un cascabel” de periodista que se empecinaba en lanzar una revista de nombre Bohío Dominicano; esa periodista es Rita Cabrer. Y así incursioné en el sector turístico.
Su trayectoria en el sector es amplia y reconocida. Díganos en qué radica esencialmente la línea de liderazgo de un alto directivo de turismo.
Difícil es responder esa pregunta, pues los líderes capaces de hablar con lucidez de su línea de liderazgo generalmente se dedican al “coaching” empresarial. Diría que mi trayectoria está marcada por trabajar mucho, más como hormiga que como abeja; sortear los retos; buscar en los conflictos el ganar-ganar; formar el equipo; forjar el consenso; propiciar la honestidad; perseguir la excelencia; soñar con los pies en la tierra; y, para ponerlo como se decía en tiempos de mayor espiritualidad que los actuales, contar con la Divina Providencia.
Al estar ahora al frente de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana, ¿en qué medida le es útil la experiencia anterior y qué aportes puede esperar ASONAHORES durante sus ejecutorias para enriquecer el crecimiento de esa entidad?
Uso un anacronismo de la era soviética para decir que mi experiencia profesional anterior confirma nada más que mi condición de “apparatchik” de Asonahores. Por décadas he sido de todo en Asonahores y en las entidades asociativas de la industria, y recién ahora accedo a la presidencia. Parecería que represento los orígenes, la tradición y la línea trazada. Estratégicamente, mi meta, mi mandato, es introducir hasta consolidar los nuevos liderazgos del sector turístico en el seno de Asonahores. Debo formular, auspiciar y enraizar en la organización los nuevos líderes del sector, esos que no llegaron a conocer ni compartir con Alma, Bonetti, Lovatón, De Marchena, Garrido, Porcella, los verdaderos pioneros. También debo articular de manera cada vez más efectiva la integración de los diversos subsectores de la industria turística, de forma que Asonahores se consolide como la entidad de más amplia representación en nuestra industria.
¿Cómo valora los planes y las iniciativas que el Estado y el MITUR, en conjunto con entidades internacionales, realizan en interés de alcanzar la meta propuesta de los diez millones de visitantes anuales? ¿Qué aspectos considera se deben priorizar en ese sentido?
La meta de diez millones de turistas al año no es meta del Gobierno, sino del país. Considero que es un objetivo para el que todos tenemos que trabajar, y para el que el país está perfectamente hábil de lograr. República Dominicana mantiene su posición de liderazgo en el crecimiento de llegadas de turistas en el Caribe y diez millones de visitantes al año es consistente con ese crecimiento. Para acercar esa meta en el tiempo, Asonahores habrá de coadyuvar en las acciones para diversificar nuestra oferta turística con el apoyo a iniciativas que permitan incursionar en nuevas regiones y para el desarrollo de nuevos productos que sirvan de nichos como el de convenciones e incentivos, turismo rural y ecoturismo, turismo de bienestar, actividad de cruceros, de navegación deportiva, gastronomía, etcétera.
El proyecto más importante de estas iniciativas es el Centro de Convenciones de la ciudad de Santo Domingo. Asonahores continuará propiciando y apoyando también acciones para fortalecer y mejorar la oferta tradicional existente, para lo que es preciso lograr la implementación de los planes de uso de suelo y planeación urbana en los centros turísticos; el saneamiento de los servicios de acueducto y manejo de aguas servidas de las zonas turísticas; el fortalecimiento de las acciones de protección, conservación y regeneración de las costas y los bancos de corales. También es preciso repasar los programas de inversión en promoción turística con miras a ampliar sus presupuestos y asegurar que
se enfoque dicha inversión al producto turístico actual y futuro.
En vista de todos los esfuerzos que se llevan a cabo para recuperar el polo turístico de la Costa Norte, se ha hablado en varias ocasiones de volver a celebrar el Dominican Annual Tourism Exchange (DATE) en Puerto Plata. Conociendo que en épocas pasadas estuvo involucrado en el financiamiento de diversos proyectos hoteleros, incluido el desarrollo del proyecto turístico pionero de Playa Dorada y Playa Grande, ¿qué tan cerca vislumbra usted esa posibilidad durante su mandato?
Nada me daría más satisfacción que ver otro DATE celebrado en Puerto Plata. Sin embargo, el tamaño del evento y la complejidad de su logística dificultan cada vez más que sea una actividad itinerante. Por otro lado, el relanzado polo turístico de Puerto Plata está en perfectas condiciones para competir en robarse el show en DATE, no importa donde sea la celebración. Más que ser sede de DATE, lo importante para Puerto Plata y para todas las regiones y los productos turísticos es llegar a la más alta consideración del consumidor, ya sea en DATE, MarketPlace, ITB, FITUR, etc., así como en los medios electrónicos y otros canales de distribución. En ese empeño, Puerto Plata tiene a Asonahores de su lado.