Cobijadas por el inmenso amor que le prodiga su numerosa familia, las exalumnas del Colegio Quisqueya celebraron llenas de regocijo los 100 años de vida y 75 de consagración religiosa de su querida Sor Angélica, mentora y guía espiritual, a quien rindieron homenaje con la entrega de un pergamino con el siguiente texto:
Querida Sor Angélica
Sus hijas del alma, exalumnas del Colegio Quisqueya nos sentimos regocijadas al celebrar jubilosas a su lado 100 años de vida ejemplar y 75 Aniversario de consagración religiosa.
Hoy más que nunca deseamos agradecerle nueva vez sus valiosas enseñanzas, su amorosa paciencia, disciplina y dedicación para guiar nuestros pasos por el sendero del bien.
¡Felicidades, querida Madre Angélica, y que Dios Nuestro Señor la colme siempre con sus bendiciones!
23 de mayo, 2015
Sus exalumnas:
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El programa de actividades diseñado por tres generaciones descendientes de Félix M. Gómez y María Teresa Estrella inició con una eucaristía oficiada por su Eminencia Reverendísima monseñor Nicolás de Jesús cardenal López Rodríguez, que culmina con la entrega de manos de Monseñor Antonio Camilo a Sor Angélica de la bendición que le otorga el Papa Francisco.
En el hogar ubicado en Las Caobas, Salcedo, República Dominicana y conformado por Félix María Gómez y Teresa Estrella, el día 3 de mayo de 1915 nace una niña a quien le dieron el nombre de Elvira María, la segunda de seis hermanos. Desde niña recibió una buena educación en la fe a través de las vivencias de sus padres, especialmente de don Maman, quien en cada momento le mostraba las manos de Dios en cada una de la cosas, el sol, el nuevo día, la lluvia; en todo él veía y les hacía ver la presencia de Dios. En la casa se rezaba siempre el Ángelus, al finalizar el día antes de la cena y luego se hacía el rosario. Realizó sus estudios primarios en la Escuela básica e intermedia Pedro Fco. Bonó de Salcedo.
Siempre fue muy devota, participaba en actividades de la iglesia, en especial los primeros viernes de cada mes, desde la madrugada en la iglesia del pueblo, era muy cumplida sin que esto le quitara sus compromisos con sus estudios.
Le gustaba mucho la literatura, poesía, la música, pero sobre todo el baile, el cual practicaba bastante, con su hermano mayor Pitite, quien tenía muchas actividades sociales y deportivas a las cuales ella lo acompañaba, en especial a los juegos de pelota, en la mayoría de los casos era madrina de algunos de los equipos. Seguidora fiel, hasta estos días de las Águilas Cibaeñas, siempre atenta a los resultados y conociendo a los jugadores de su equipo.
Su decisión de entrar en el convento toma por sorpresa a la familia, pues ella no había dado ningún indicio de esta vocación y según su hermana Natividad, no conocía ninguna monja. Elvira le deja una carta con una amiga, Ana Victoria Cáceres, que en esos días estaba en la casa de vacaciones de sus padres para que se la entregara a Mama Tero, donde le informaba la decisión de entrar al convento, una noticia, en el momento y por la forma en que dio, muy dura, pues se fue sin avisar ni despedirse de nadie.
Siendo muy joven fue nombrada directora de la escuela primaria rural de Palmarito, Salcedo. Allí con la responsabilidad que le caracteriza, se entrega a la obra y no se limita a que los niños y jóvenes aprendan las primeras letras, sino que se empeña en que se capaciten como hombres y mujeres de bien y responsables con sus deberes. Les infunde el amor a Dios y a su patria, los lleva al hogar de sus abuelos, para que tomaran el alimento y ponerlos al día en sus labores escolares. Su escuela fue modelo de organización y ejemplo académico.
Ingresó a la congregación de las hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha el 19 de mayo de 1939. Después de su primera formación religiosa, postulantado y noviciado, hace su primera profesión de fe, el 20 de mayo de 1942 y el 12 de agosto de 1947 su profesión perpetua.
Realizó estudios de agropecuaria, ganadería, jardinería, agricultura, maestra normal de segunda enseñanza y posteriormente ingresó a la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) en Santo Domingo donde obtuvo el diploma de Licenciada en Educación y Pedagogía. En su afán por dar lo mejor de sí y actualizarse participaba en cursos, talleres, seminarios, simposios, conferencias y charlas.
En la congregación, le han sido confiadas responsabilidades varias, entre ellas: maestra, directora de colegios, coordinadora de comunidad, maestra de novicias, consejera general y vicaria general y todas las ha desempeñado con el talante de mujer consagrada que le caracteriza, con dinamismo, creatividad entrega y gran pasión por lo que hace. Es un testimonio para todas las generaciones de la congregación.
¡Quién no recuerda las clases de ciencias sociales con Sor Angélica! Cuántos viajes imaginarios a distintos países hicieron sus estudiantes conociendo el mundo sin pagar un peso, disfrutando todo: desde el arribo del avión, sintiendo el frío de los nevados y las fuertes estaciones del invierno, verano o la tierna primavera con los jardines, arte, arquitectura y todas las maravillas del mundo, gracias a la iniciativa y creatividad de esa maestra tan querida; lo hacía tan real que solo se daban cuenta que había sido una ilusión cuando aterrizaban en la silla del salón de clases. Y qué diremos de las veladas navideñas, fiestas de las madres y de otras ocasiones. ¡Cuántos recuerdos! ¡Cuánta belleza y arte derrochado por esta mujer de Dios!
La personalidad, fortaleza y capacidad y entrega de Sor Angélica le han permitido disfrutar siempre de la admiración, cariño y simpatía de sus alumnos y todo el que la conoce. Se ha distinguido por su espíritu emprendedor, luchador, siempre buscando la armonía en la comunidad, con una gran capacidad de escucha y sacrificio, sus talentos le han permitido llegar muy lejos en la misión. Con una bondad exquisita, un trato delicado y una caridad admirable ha sabido entregarse en alma, vida y corazón a todas las misiones de la congregación, lleva el sello de una auténtica sanchina, radical en sus deberes. Una eterna enamorada de la naturaleza y siempre haciendo sus poemas con gran fluidez literaria.
Su inteligencia, creatividad y espíritu luchador, la han colocado en un sitial importante de la congregación; su amor por ella es admirable. Una gran animadora espiritual. Al cumplir su centenario de vida, la congregación se viste de fiesta y se une para dar gracias a Dios por todo lo que ha recibido de Él a través de Sor Angélica y todas con mucha alegría nos unimos para celebrarlo. De igual manera para su familia ha sido muy especial, lo que dice Sor Angélica se respeta y ella manda. En Cuba y Colombia la recuerdan con gran cariño
y gratitud.
Goza de cariño y admiración por parte de sus alumnos y exalumnos, padres de familia, maestros, quienes tienen latentes en su mente y corazón sus sabias enseñanzas.
Querida Sor Angélica, agradecemos a Dios tu vida y le pedimos a Él, que te siga bendiciendo y te la conserve por mucho tiempo, para gozar de compañía y experiencia. Gracias por tu ejemplo y testimonio de tu vida, esto nos anima a entregarnos con tesón a la congregación que tanto amas. Te queremos mucho. ¡Eres alguien muy especial! ¡FELICIDADES!