Lo que comenzó como una modesta venta de barrio en la comunidad de La Orotava, en Tenerife, Islas Canarias, España, por parte de Casiano García y su esposa María Soledad Núñez, es hoy una empresa que deja frutos y complace el paladar de quien degusta sus vinos.
Historia, tradición familiar y métodos artesanales de producción se combinan en la esencia de los vinos “Valle de La Orotava”, Denominación de Origen a la que pertenecen los vinos de la familia García en Tenerife, Islas Canarias, España. Américo García Núñez los produce y comercializa desde Bodegas El Penitente, y son importados a República Dominicana a través de Sembra Trading Group.
Ubicadas en los antiguos dominios de la finca La Habanera, de cara al Atlántico, las bodegas profesan la devoción familiar y la fidelidad a las raíces que datan de 1939, época en que D. Casiano García Pacheco, padre de D. Américo García Núñez, elaboraba su propio vino y lo vendía en las laderas del volcán Teide. En 1998 su hijo Américo dio continuidad a la tradición al fundar Bodegas El Penitente.
Vides excepcionales
Gracias a que la filoxera nunca llegó a las islas, los viñedos cultivados por El Penitente son centenarios, incluso podrían considerarse entre los más viejos del mundo. Las vides reposan en las tierras altas y abruptas del Valle de La Orotava, donde a lo largo de milenios los volcanes depositaron el tesoro de sus nutrientes.
Por su historia geológica y su microclima, toda la comarca es de calidad extraordinaria para el cultivo de la vid. Los vinos Arautava y Tanganillo, hijos de Bodegas El Penitente, están elaborados con variedades únicas de las Islas Canarias: listán blanco, listán negro, albillo de La Palma y malvasía. Toda la fase de cultivo es artesanal,
a mano, dado que las escarpadas laderas no permiten
la mecanización.
De la vendimia, también realizada a mano, se
obtiene una uva saludable, resultante del especial cuidado que las plantaciones reciben cada día. La propia familia se encarga de controlar el buen estado de los viejos viñedos, que son cultivados con el sistema de cordón trenzado.
Único en el mundo
El sistema de cordón trenzado es único en el mundo y exclusivo del Valle de La Orotava. La planta sale del suelo, queda suspendida a un metro y recorre así hasta 15 metros. Su origen está vinculado al cultivo de la papa en el Valle, de manera que cuando era la parada vegetativa de la viña (después de la vendimia), este sistema permitía recoger la planta de vid hacia los bordes de la parcela y dejar el terreno libre para la siembra de papas. Al llegar la primavera, las papas se recogían y se volvía a disponer la viña, girándola, sobre la parcela. Actualmente se ha desplazado el cultivo combinado con el de la papa, trabajándose la vid en monocultivo.
Es un sistema que se adapta a la orografía de la zona, que permite sortear la pendiente. El Valle es muy fértil, por lo que con la longitud y la poda (2-3 yemas en tinta y 3-4 en blanca) se consigue equilibrar el vigor por toda la vid. Este sistema, unido a la viticultura de montaña, hace que el cultivo y la vendimia sean totalmente manuales y artesanales, lo que hace imposible
la mecanización.
Prácticas ecológicas
En Bodegas El Penitente se combinan prácticas ecológicas apoyadas con prácticas convencionales, a las cuales se recurre cuando las condiciones meteorológicas lo exigen. El proceso artesanal y ecológico se concentra en las prácticas culturales que se realizan en el cultivo con el fin de mejorar las condiciones de exposición al sol y aireación.
Estas prácticas están orientadas a disminuir las condiciones favorables a la proliferación de los hongos que atacan a las vides en condiciones de alta humedad. Estas condiciones las provocan los benignos vientos alisios que provienen del norte y refrescan las temperaturas al chocar con las elevadas laderas del Teide. Las principales prácticas culturales utilizadas son las siguientes:
La poda. Intenta controlar el vigor de la planta para contrarrestar la fertilidad del Valle y obtener una vid equilibrada en vegetación.
Despampanado. Es una poda en verde, que se realiza cuando los brotes tienen unos 50 cm de longitud, en la que se eliminan los brotes que están mal dirigidos o aquellos que no tienen racimo. Al disminuir la cantidad de vegetación se genera mayor circulación de aire entre hojas y racimos y disminuye la humedad en la planta.
Despuntado. Consiste en eliminar la punta de los brotes en el momento del envero (cuando la uva empieza a cambiar de color). Con ello se frena el crecimiento del brote, la savia deja de circular hasta la punta y se acumula al nivel del racimo para madurarlo; además, se prevén enfermedades y se evitan tratamientos químicos.
Deshojado. Se eliminan las hojas que están alrededor del racimo que entorpecen la entrada de aire. Así disminuimos las probabilidades de ataque de “botrytis” (pudrición).
Los productos utilizados por la bodega, autorizados en cultivo ecológico, son el azufre y el sulfato de cobre. El azufre se evapora con el calor del sol, forma un gas que repele a los insectos y actúa preventivamente contra enfermedades como el oídio. El sulfato de cobre produce un endurecimiento de la planta y a su vez de la piel de la uva, con lo que la hace más fuerte frente a posibles estalladuras y contribuye a que no la pique la mosca del vinagre. Recientemente se ha comenzado a utilizar bentonita, un mineral con alta capacidad de absorber agua, que seca las hojas y el racimo, y disminuye la humedad a ese nivel.
El proceso de bodega no es completamente artesanal, tratando de buscar un equilibrio entre lo tradicional y la tecnología actual. No obstante, se intenta que el paso por maquinaria sea el mínimo posible para respetar al máximo las características y la calidad de las uvas.
Por Eduardo García Díaz y Douglas Carvajal
Socios fundadores
Sembra Trading Group