Como no puedo ir 50 años hacia atrás en la línea de mi vida, me transportaré a mis primeras experiencias con Bohío. Así como había escrito para la celebración de los 45 años, mis recuerdos me llevan a la casa de mis abuelos en Boca Chica. Allí, degustando en las mañanas el sabor de panes de agua calienticos, tostados con aceite verde y sal, y siempre acompañados de un huevo frito de gallina criolla (con la yema blandita), veía con curiosidad la estructura tipo bunker situada en el ala norte de la residencia; era la oficina de Bilo y Bila, como cariñosamente los nietos les decíamos a don Luis y doña Rita en esa época.
Al entrar a ese casi misterioso lugar, procurando estar por lo menos medio seco después de disfrutar la mañana en la piscina –caminando sobre la moqueta gris–, el olor a tinta con cigarrillo y el inconfundible zumbido del antiguo aire de ventana se tatuaron en mí hasta el punto de que hoy, al cierre de cada edición, me transporto a esas sensaciones descritas.
Aunque ya no soy tan joven, me llena de orgullo poder escribir en las páginas de esta edición, la número 195, que convierte a la revista en la primera en arribar a los 50 años de circulación ininterrumpida en República Dominicana. Eso pocas personas en la vida lo verán realizado, pues más factores en contra que a favor se dan en cinco décadas.
Pecaría si dejara de mencionar a tantas personas que han interactuado en la evolución de nuestro primogénito medio, pero también intentar citarlos a todos sería imposible, pues de por sí a algunos no llegué a conocerlos. A quien no debo dejar de mencionar jamás, porque siempre la tengo a flor de labios y reina en mi corazón, es a mi JEFA, mi abuela doña Rita. Gracias, jefa, por moldearme con tanto amor, apoyo y paciencia, para ver cumplir junto a usted este sueño. La amo al estilo de Ediciones Cabrer: en 11 idiomas, digital y offset, nacional e internacional y a full color. A mi esposa Laura y a mis hijos, María José y Reynaldo Felipe, por regalarme tantas horas de su propiedad para yo invertirlas en entrevistas, artes y correcciones de estilos. A mi tío Charlie, que en paz descanse, por haber sido como un padre para mí, y por ende hoy en día muchas personas del sector aseguran que te he emulado en muchas cosas, siempre estás en mí, eso lo sabes. A mi primo Reynaldo Logroño, que al momento de terminar este editorial tan especial, está como siempre, sentado conmigo en la imprenta en Miami, dándome como ha hecho desde mis principios en 1993, una mano y aún enseñándome a llegar a la perfección en nuestras ediciones. A nuestro equipo de trabajo, que día a día no descansa para ir sumando años como líderes en nuestro sector, y a todos nuestros fieles clientes, que sin ellos y sus ofertas aún estaríamos en pliegos impresos en blanco y negro. Y por último, aunque siempre es el Primero, a Papá Dios, por darme todo por lo que estoy agradeciendo hoy y por todo lo demás que me tiene guardado en la vida.
No fue fácil. Aunque el sector turismo es el más bello, es a la vez difícil, ya que servimos y vendemos a visitantes que no conocemos, y sin importar lo que esté sucediendo en el momento, la mejor sonrisa nunca debe faltar para recibirles. Pero hemos cumplido, y después de decenas de miles de artículos y fotografías seguimos con ganas de celebrar los cien años, con todo lo que eso implique.
Bohío siempre se ha caracterizado no solo por su contenido, sino también por sus portadas. Paisajes hermosos de nuestra isla, acontecimientos relevantes de la industria y los rostros de los protagonistas, esos profesionales del sector que ponen en marcha la ya citada locomotora de la economía nacional. Por tal razón, en esta edición los homenajeamos a todos en un jacket con el número 50 troquelado sobre la portada, a la que solo le hemos puesto nuestro logo aniversario sobre un fondo dorado.
Hemos sido testigos editoriales únicos, pues en solo un año de fundada ya habíamos editado más páginas que habitaciones de hoteles existían en el país, y no hemos parado. Relatábamos un sueño, confiábamos en una visión y hoy es una realidad. Por eso y alguito más, decidimos llevarles una sección especial con noticias relevantes en diferentes renglones en este andar de medio siglo. Como saben, era imposible plasmar todo lo transcurrido en papel, pero pronto les daremos la oportunidad de viajar en el tiempo para que nunca olvidemos cómo empezamos a decir “Vengan a República Dominicana”.
Cada esfuerzo para esta edición ha sido un conjunto de emociones y sacrificios, ¿pero saben qué?, ¡valió la pena! Disfrútenla, duramos cinco veces diez para editarla para ustedes.
¡Jefa, we did it! ¡Ahora a seguir!
2017, Bring it on!