Alexandra Pichardo comenzó a producir plantas ornamentales a finales de los ’80, cuando República Dominicana contaba con pocos viveros. Ella y su esposo –Ludwig Schott Michel–, quisieron ir más allá y experimentar con variedades ornamentales aun inexistentes en el país. A la par de importar las novedades en flores y follaje, la pareja se dio a la tarea de promover la flora nativa como parte de la identidad dominicana.

Para ello escribieron artículos, impartieron conferencias y hablaron de esos temas con quienes se relacionaban. “Una cosa trajo la otra y no acabando la década aun, ya trabajaba en soluciones urbanas en muchas de las nuevas avenidas y proyectos habitacionales de entonces”, nos cuenta Alexandra, apasionada de lo autóctono, en una animada charla con Bohío Internacional.

Bohío Internacional: Dicen que los paisajistas son arquitectos de la naturaleza, jardineros técnicos que armonizan y planifican los espacios y que han hecho de su hobby un arte. ¿Está de acuerdo con este planteamiento?

Alexandra Pichardo: Más bien lo veo como un arte convertido en hobby. Es un arte con todas las reglas de los estilos históricos y con características muy bien definidas. Obedece a los patrones neoclásicos (Renacimiento, Barroco, Rococó) y posteriormente al Romántico con las sutilezas de cada país. Luego llegó el modernismo y todas sus corrientes, surrealismo, Art Nuveau, y los conceptos urbanos actuales para espacios reducidos, minimalistas. Toda regla que identifica cada uno de los estilos del arte y la arquitectura hay que aplicarla igualmente al paisaje, ya que los exteriores son complementos arquitectónicos.

Jardines 1

BI: ¿Qué significó para usted el doctor Schott?

AP: Alguien que además de ser el compañero de vida, me dio el apoyo necesario para todas mis travesuras. Si Ludwig pudo dejar su huella en la historia floral del mundo, cómo no haber influido profundamente en despertar mi interés por los temas ambientales, botánicos y de vida silvestre, una enorme gama de temas, formaciones arqueológicas, suelos y piedras, fósiles, conchas, mariposas, insectos, vientos, microclimas y un largo etcétera.

BI: ¿Qué sintieron usted y su esposo cuando el Royal Kew Gardens de Inglaterra los incluyó entre los mejores hibridizadores del período 1988-1992?

AP: El mérito fue al trabajo de Ludwig y su aporte de gran número de nuevos géneros de orquídeas, cifra aun superior si tenemos en cuenta que él fue un incansable hibridizador. Yo solo fui la esposa orgullosa que en la intimidad familiar servía los platos en las pequeñas celebraciones con amigos íntimos y familiares, y jugaba a bajarles los humos a todos o a reírnos sugiriendo nuevos y escabrosos nombres.

BI: ¿Qué se siente al crear una nueva flor?

AP: Tanto como para que el primer nuevo género creado, la Tetracattleya, en orquídeas, llevara el nombre de nuestra hija mayor, Estela María. La pequeña niña, de entonces 3 ó 4 años, fue la protagonista al recibir cada premio en los lugares donde se exhibió la planta en flor.

BI: ¿Con qué flores se identifica más? ¿A cuáles les otorga mayor protagonismo?

AP: No tengo preferencias, cada especie, cada género hace su trabajo en forma perfecta si está colocado en lugar adecuado. De esa forma es tan maravilloso lucir un buen cactarium, como una colección de palmas, bromelias, heliconias. Puedes crear ambientes románticos, clásicos o tropicales, imprimir sensaciones al paseante: sobriedad, austeridad, lujuria, informalidad, alegría; también traer recuerdos sensoriales de otros países, sensaciones de espacios ingleses, arabescos, parisinos, italianos, orientales, tropicales…

BI: ¿Con qué diseño se ha sentido más satisfecha?

AP: Parque Mirador del Norte fue el encargo de mayor envergadura, también el que me define mejor como entusiasta en la exhibición del gran valor de nuestra flora nativa en nuestras avenidas, carreteras, calles, parques. Pero los jardines del Hotel Sivory Punta Cana son los que más satisfacción me han traído como profesional. El establecimiento, miembro de Small Luxury Hotels of the World y ubicado en uno de los rincones paradisíacos del país, impresiona con el ambiente más romántico al trasmitir, de forma sutil, el colorido del trópico sin que el huésped olvide que está a la orilla del mar.

BI: ¿Qué debe caracterizar a un buen diseño paisajístico?

AP: Que sea lo más fiel posible a las características del estilo elegido, pero lo más interesante sería preguntar cuál es la esperanza del paisajista. Que el jardinero, técnico o agrónomo que quede a cargo del mantenimiento de ese jardín, no se le ocurra pensar, porque hasta ahí llegaron los conceptos y el estilo, y en dos años podríamos encontrar cualquier “melcocha” mal podada, muy lejos de un buen jardín terminado y maduro, listo para exhibirse.

BI: ¿Qué importancia le concede al paisajismo en el turismo?

AP: Como país estamos aún muy lejos de exponer ese concepto como tema. El inversionista hotelero es extranjero y viene con la esperanza de encontrar aquí tan buenos profesionales como los que está acostumbrado a ver. Me quedo sin comentarios al describir lo que encuentra en nuestro país. De todos modos tenemos excelentes diseños de jardines en muchos hoteles, pero luego un buen número de ellos cae en manos de nuestros mal capacitados jardineros y supervisores de jardinería locales o de pequeños dueños de viveros que ofrecen mantenimiento. A los pocos meses vemos la decadencia del trabajo original. Nuestras autoridades e instituciones encargadas de velar por el crecimiento del turismo, o encargadas de difundir la cultura, de promover nuestra flora y vida silvestre, parecen no tener en agenda capítulos enfocados a exhibir estos temas como nación.

BI: ¿Ha estado en el “zooberto”?

AP: Paso con frecuencia por la avenida. Buena idea en una ciudad escasa de actividades para niños pequeños, pero mal ubicado para este tipo de parque temático.

Alguien no hizo bien el cálculo de mercados y utilidad que se le daría a ese pequeño parque, y no debe considerarse un tema político, ni de chanza. Según lo que he leído en la prensa local, alguien orientó mal a nuestros políticos. Ahora es tema de reflexión y de reubicación con fines de deshacer lo incorrecto y volver a hacerlo bien.

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