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Un hotel con una mayor conciencia ecológica y de sostenibilidad, es un hotel que puede tener más aceptación en un mercado más exigente, con un índice de crecimiento que despunta en las estadísticas de preferencia de los principales mercados emisores de turistas.

Aún cuando los hoteles urbanos se han perfilado más hacia un mercado de ejecutivos, profesionales y hombres de negocios, para responder al ritmo del mercado mundial, éstos no dejan de ofrecer sus servicios a las tradicionales familias y/o parejas que buscan algo más que un lugar donde alojarse durante las noches de estadía en el destino seleccionado.

Dadas las circunstancias en el incremento de la preocupación por el medioambiente y su conservación, el sector hotelero ha tenido que variar su operatividad hacia patrones más amigables con el entorno donde se encuentran las instalaciones, al mismo tiempo que los mismos, obedezcan a modelos de sostenibilidad, entendiendo que la hotelería es un negocio a fin de cuentas.

Un turista urbano con conciencia ecológica, busca un alojamiento práctico y accesible, que combine las comodidades necesarias en sus habitaciones y servicios como restaurantes, piscina, gimnasios y otras áreas que sirvan de relajamiento y entretenimiento acorde a sus exigencias personales, pero siempre impulsadas por fuertes valores ecológicos.

El hotel urbano, hoy día debe aparte de poseer los estándares de calidad que rigen su política empresarial, mantener en sano equilibrio dos objetivos claros: el de colaborar con el medioambiente o su entorno, manteniendo y fomentando la biodiversidad y calidad de la zona donde están ubicados y que los huéspedes se sientan cómodos en sus instalaciones y hasta se identifiquen con sus prácticas de lo que hoy se enmarca bajo el concepto de políticas de responsabilidad social.

Claro ejemplo, es que ante la gran importancia que el turista o viajero en general le otorga a su huella de carbono y la creciente demanda que se registra por un hotel de lujo que sea respetuoso con el medioambiente, la industria de la hotelería ha ido aplicando nuevas políticas en sus operaciones comerciales en las principales ciudades europeas.

Este ejemplo no es desconocido por la hotelería dominicana, y es que ya algunos hoteles que pertenecen a grandes cadenas internacionales han implementado practicas ecológicas para ir adecuándose al mercado que hacemos referencia y se han dado cuenta que la sostenibilidad en el negocio es palpable, además de refrescar su imagen corporativa.

Ahorro de energía eléctrica, reciclaje y reaprovechamiento de los desechos sólidos y orgánicos, participación en jornadas de limpieza de playas y calles adyacentes, apoyo a fundaciones u organizaciones ambientalistas, jornadas de reforestación, etc., son algunas de las prácticas que hoy en día algunos hoteles han puesto en práctica, entendiendo el beneficio directo que les aporta.

Bien sea por captar más turistas, un hotel con prácticas ambientales dentro de un mercado cada vez más competitivo y exigente requiere obtener alguna certificación ambiental, que le garantice un reconocimiento en el mercado ante las agencias de viaje, turoperadores o el cliente directamente, o bien porque obedece a políticas de responsabilidad social. Así la hotelería urbana mundial está haciendo sus correspondientes adaptaciones.

Las cadenas de hoteles que poseen o administran sus instalaciones en ciudades, han utilizado por tradición los conocimientos que a través de los años ha imperado en ofrecer lujo, atención y servicio de primera a sus clientes, pero ahora la tendencia es incorporar a su oferta, este aspecto importante con principios ecológicos y un verdadero compromiso con la protección del planeta.

Invertir en políticas de responsabilidad social en el área ambiental no representa un riesgo para las cadenas hoteleras. Los turistas siguen fluyendo por diversas razones, pero la tendencia del mercado indica que los «hoteles verdes» tendrán una mayor ocupación, entendiendo que además, estas instalaciones le garantizan una calidad superior en alimentos, calidad de servicios y atención, lo que sin duda alguna, se traduce en la valorización del dinero que se paga por la estadía.

Santo Domingo está creciendo vertiginosamente y las diversas inversiones en la hostelería que se avecinan deben aprovechar la tendencia del mercado y aquellos hoteles que ya tienen tiempo operando deben ir haciendo, como ya lo hacen algunos, ir adhiriéndose al ritmo de la demanda de los viajeros que exigen un «hotel verde».