El Museo de la Altagracia fue renombrado como Museo de la Altagracia “Alejandro E. Grullón E.”, al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento y en reconocimiento a la labor que desempeñó como gobernador de la Comisión de Seguimiento a los Trabajos de Remozamiento y Mantenimiento de la Basílica de Nuestra Señora de La Altagracia, creada por decreto presidencial, y a la creación y puesta en marcha del propio museo altagraciano.
Previo al develamiento de una tarja con el nuevo nombre del museo, monseñor Jesús Castro Marte, obispo de la Diócesis de Higüey, ofreció unas palabras de salutación y reconocimiento a la trayectoria del banquero fallecido, seguidas de palabras de los señores Ramón A. Menéndez, miembro de la Comisión de Seguimiento de los Trabajos de Remozamiento y Mantenimiento de la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia, y Manuel A. Grullón, presidente del Consejo de Administración de Grupo Popular.
El señor Grullón ofreció unas palabras de agradecimiento en nombre de la familia. En ellas indicó que “nos sentimos honrados y comprometidos en continuar brindando nuestro apoyo a la preservación de la Basílica de Higüey, de este Museo de la Altagracia y a la proyección de los valores cristianos contenidos en la devoción Altagraciana”.
Cada uno de ellos, glosó la figura de don Alejandro como humanista y fervoroso creyente de esta advocación mariana, cuya actitud de servicio durante toda su vida lo llevó a realizar valiosas contribuciones a la sociedad, la cultura y el medioambiente.
Historia del Museo de la Altagracia “Alejandro E. Grullón E.”
Dando cumplimiento a la recomendación del Papa Juan Pablo II, el fundador del Banco Popular Dominicano y del Grupo Popular, junto a monseñor Gregorio Nicanor Peña, entonces obispo de la Diócesis de Higüey, dieron inicio a la construcción del museo en junio de 2009, obras que concluyeron en julio de 2012.
Desde siempre, la figura de don Alejandro estuvo íntimamente ligada al culto mariano de la Virgen de la Altagracia, siendo un propulsor para el rescate y mantenimiento de la Basílica de Higüey e impulsó también la construcción de un museo que albergara la historia y milagros de la primera devoción mariana de América, y que esto sirviera de foco de atracción turística en la zona este y para todo el país.
El centro museográfico fue diseñado por el arquitecto Pedro Borrell, la investigación de arte y museología estuvo a cargo de Sergio Barbieri y la museografía fue realizada por Carlos León y Jorge Ruiz.
El museo cuenta con seis salas de exhibiciones y un salón de exposiciones temporarias, a través de las cuales se pueden apreciar distintas piezas de arte sacro y pinturas, algunas de ellas del siglo XVII, en cuyas escenas se exalta la devoción a la Virgen María y que han permitido la extensión del culturo altagraciano en la isla.
En el portal web Basilicadehiguey.do se puede realizar tanto un recorrido virtual por la Basílica Nuestra Señora de La Altagracia como por el Museo de la Altagracia “Alejandro E. Grullón E.”.
Eucaristía in memoriam
Posterior al acto de develamiento con el nuevo nombre del museo, se llevó a cabo una eucaristía familiar en memoria de don Alejandro E. Grullón E., en la cual participaron sus familiares, siendo oficiada por monseñor Jesús Castro Marte.
En la homilía, el Obispo Castro Marte expresó que las “obras de don Alejandro Grullón permanecen a la vista de todos; sus aportes en los diferentes ámbitos financiero, económico, cultural, empresarial y social son incuestionables. Un ciudadano ejemplar, que pasa a convertirse en una figura clave en los cambios y transformaciones económicas, políticas y socio-culturales que ha experimentado la sociedad dominicana en las últimas décadas”.
La señora Melba Segura de Grullón se dirigió a los asistentes en la Basílica y resaltó que don Alejandro “era un apasionado de tocar la vida de las personas, de hacer algo por los demás. Era un servidor de la sociedad”.
Don Alejandro E. Grullón E. falleció a la edad de 91 años, el 15 de diciembre de 2020, en la ciudad de La Romana.
En el decreto presidencial 699-20, en el cual se ordenó ondear a media asta la Bandera Nacional, se destacó que, además de su figura esencial para consolidar la banca y sector financiero en la República Dominicana, “combinó su destacado perfil empresarial con una vocación de servicio y responsabilidad social con iniciativas en el ámbito académico y la conservación del medioambiente”.