El hotel Embajador, hoy perteneciente a la marca Royal Hideaway de Barceló Hotel Group, está tan ligado a la historia hotelera y el devenir de Santo Domingo, que tal parece que siempre ha estado ahí. Esta joya de la arquitectura y la urbanística de la capital dominicana celebró en febrero su LXII Aniversario, luego de una colosal renovación que supo mantener la sobriedad y modernidad del emblemático ícono de la hotelería dominicana
Siempre a la vanguardia, El Embajador fue y sigue siendo un elegante punto de encuentro de la sociedad dominicana. Su imponente y moderna estructura arquitectónica fue obra del reconocido arquitecto estadounidense Roy France –contratado por el Gobierno dominicano–; de la construcción se ocupó la empresa Merritt-Chapman & Scott, que también estuvo a cargo del mobiliario y el fastuoso decorado de las instalaciones, abiertas oficialmente el 12 de febrero de 1956
Si hacemos un poco de historia, no podemos olvidar que esta propiedad formó parte del conjunto de obras enmarcadas en la Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre, con la que el dictador Rafael Leónidas Trujillo conmemoraba 25 años en el poder. Me vienen a la mente las palabras del periodista Francisco Comarazamy –quien en esa época laboraba en el diario El Caribe– sobre el lujoso establecimiento “de severa y hermosa, y a la vez sobria, arquitectura”. En ese artículo apuntaba también que desde sus 310 ventanas podían observarse dos grandes espectáculos: uno viejo como el mundo, el mar Caribe, y otro nuevo, la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre
Según los historiadores, el edificio, que en aquella época quedaba situado en las afueras de la ciudad, incorporaba a la estructura metropolitana un diseño único y monumental. Las lujosas habitaciones (y el fabuloso penthouse), estaban distribuidas en ocho pisos, todas con balcones y amuebladas al estilo provenzal. El color blanco dominaba la fachada y las particiones de los balcones resaltaban por su color verde. La mayoría de los materiales empleados en la construcción y diseño, ya fueran mármol, cortinas, lámparas y demás elementos decorativos, provenían de Miami, Nueva Orleans y Nueva York
Otras amenidades aguardaban a los huéspedes, pues el edificio contaba con casino, salón para cocteles, el majestuoso Embassy Club, tiendas, canchas de tenis, patio español y una concha
acústica junto a la piscina, ideal para desfiles de moda al aire libre. Por si fuera poco, en sus proximidades se construyeron un campo de golf y uno de polo, donde no era difícil encontrarse al playboy Porfirio Rubirosa y a Ramfis Trujillo, hijo mayor del dictador
Al expandirse la ciudad, El Embajador quedó en una ubicación privilegiada en el actual sector de Bella Vista, a unos 550 metros de la intersección que forman las avenidas Winston Churchill con Sarasota (algo que acabo de verificar en el siempre útil Google Maps). ¿Y qué decir de la cercanía al Parque Mirador Sur, uno de los pulmones de la ciudad?
Son muchos los gratos recuerdos que atesoro de este hotel, desde reuniones, conferencias, convenciones y eventos relacionados con el turismo, así como también cuando fue utilizado como headquarters para evacuar a los ciudadanos norteamericanos por las Fuerzas Interamericanas que intervinieron el país en 1965
Allí se han celebrado el Foro Dominicano Anual de Turismo (FODATUR), múltiples ediciones de DominicanaModa y también ha sido el centro de operaciones del Festival de Cine Global de FUNGLODE. Tratar de enumerar los acontecimientos sociales transcurridos en este escenario sería imposible en este espacio
Al estar involucrada en un sector tan dinámico como el turismo, ¿cómo no interactuar con los gerentes que ha tenido el hotel? Los conocí a todos, desde su primer gerente Mencho Lovatón hasta Ventura Serra, cuando la propiedad pasó a formar parte del portafolio de la Cadena Occidental Hotels. Hoy Ventura Serra es director de los hoteles Barceló en Santo Domingo
Y si de honores se trata, por solo mencionar uno, tuve el honor de conocer a una de las leyendas del béisbol de Grandes Ligas, el inigualable Joe DiMaggio, quien concedió una entrevista a Bohío. Sucedió en septiembre de 1982 cuando se inauguró la Galería de la Fama del Béisbol Dominicano, precisamente en El Embajador. El “Yankee Clipper” fue el invitado de honor, todo un acontecimiento mediático
No me resta más que reiterar las felicitaciones y desearle larga vida a esta joya de nuestra hotelería
Bendiciones sin límites…