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Montecristi es un paraíso poco explorado por los dominicanos y los viajeros extranjeros. Y no porque le faltan atractivos a esta parte del norte del país, pues su privilegiada ubicación y su rica historia aportan los ingredientes perfectos para una excursión.

La historia de Montecristi, la provincia más noroccidental, habla de tiempos coloniales y se remonta al 4 de enero de 1493, cuando el gran almirante de la mar océana, Cristóbal Colón, divisó El Morro -un peculiar promontorio con forma de dromedario acostado sobre sus patas-, y su impresión ante la belleza del entorno fue tal que comparó el sitio con el Monte Calvario y lo bautizó como Monte de Cristo.

Con sus 239 metros de altura, el Morro es considerado como uno de los cayos adyacentes más impresionantes de República Dominicana. Este enorme peñasco es el hábitat de dos especies de plantas autóctonas: la Salvia montecristina y la Mosiera urbaniana, y de diez especies de reptiles. Aunque no dispone de caminos trazados, no es difícil explorarlo a pie.


Parque Nacional Montecristi

reloj-de-montecristiEl Parque Nacional Montecristi abarca la costa marina, entre la desembocadura del río Masacre -que constituye la frontera con Haití- hasta Punta Burén, cerca de Punta Rusia. Su principal acceso es por la ciudad de San Fernando de Montecristi, capital de la provincia. Se llega por la autopista Duarte, en dos horas desde Santiago, y desde Santo Domingo en poco más de cuatro horas.

El parque cuenta con playas que merecen los mejores halagos, entre ellas Juan de Bolaños, La Granja, Playa Popa, Buen Hombre, Punta Rusia y La Ensenada. La Playa del Morro, de poca extensión, es una de las más bellas del país y de arenas rojizas. Las dunas también son parte del paisaje del parque y se extienden desde la desembocadura del Río Yaque del Norte hacia el sur, y cubren casi toda la península de Punta Presidente.

Entre los grandes atractivos de esta región -al oeste del Morro y encima del Banco de Montecristi- se encuentran los cayos Siete Hermanos, interesantes islotes bajos, cubiertos de mangle y deshabitados. Distan entre 5 y 15 kilómetros de Punta Luna y comprenden dos grupos: Tororú y Monte Chico al sureste y Terrero, Monte Grande, Ratas, Ahogado y Arenas, al noroeste. Ambos grupos están separados por un canal de 11 a 18 metros de profundidad. En las proximidades también se encuentran otros islotes, como Cayo Ahogado, Isla Cabra y El Fraile (Cayo Zapato).

Otros atractivos del Parque Nacional Montecristi son las praderas marinas, de gran importancia para los manatíes y las tortugas verdes; y los estuarios en la Bahía de Manzanillo, donde desembocan el río Masacre, el río Chacuey (Estero Balsa) y el Caño Tapión. Los manglares de Estero Balsa son los más extensos del país, cubren 92 km2, lo que equivale al 40% de superficie de manglares en República Dominicana.

Ciudad marítima
Desde la ciudad marítima de Montecristi el viajero tiene la posibilidad de entrar en contacto con un escenario natural como pocos. En sus aguas abundan los tesoros oceanográficos, debido a la alta densidad de naufragios que revelan el pasado colonial de la isla. Según los expertos, esta es la zona más rica de América para la exploración arqueológica submarina. Decenas de cañones, anclas y restos de galeones antiguos, además de una bien conservada y extensa barrera de arrecifes coralinos, esperan al visitante en las profundidades.

Pero volvamos a la superficie y a los paisajes que encantan a todo el que llega a este punto de la geografía dominicana, cargada de lugares que muestran un extraordinario potencial de recursos de incalculable valor científico y al que todavía no ha llegado el desarrollo turístico. A pesar de ser una región árida, las costas de Montecristi parecen un oasis en los que se pueden realizar gran variedad de excursiones y paseos.

La ciudad posee, además, monumentos de relevancia histórica, como la Casa Museo de Máximo Gómez, donde el apóstol cubano José Martí y el Generalísimo Máximo Gómez firmaron el famoso Manifiesto de Montecristi, documento que proclamaba la independencia de la vecina isla. El reloj público, ubicado sobre una torre de 29 metros (96 pies) de altura y convertido en uno de los símbolos de la ciudad, también tiene su historia, pues a su inauguración, el 29 de junio de 1895, acudieron Gómez y Martí. Cuentan que el prócer cubano expresó durante la celebración: «Este reloj marcará muy pronto la hora de redención de Cuba».

Montecristi-2La Iglesia de San Fernando, el Parque Manolo Tavárez Justo y el Monumento a la Reina del Mar son otras de las atracciones, que junto a las fiestas patronales de San Fernando (el 30 de mayo) y los carnavales -donde se enfrentan toros y civiles-, hacen de esta ciudad un destino exótico. Al igual que las demás playas de Montecristi, la bella playa Salina Chica es digna de visitar; su alto contenido de sal delata una de las actividades económicas por las que se caracteriza la provincia. Y para otorgarle mayor relevancia al destino no podemos dejar de mencionar que Montecristi contó con locomotora desde 1875, su acueducto fue inaugurado en 1889, y tuvo teléfonos en 1895. Además, por su puerto entraron al país los primeros camiones.

Hospedaje y gastronomía
El Morro, Eco Adventure Hotel, primer establecimiento con categoría Boutique en Montecristi, es una de las mejores opciones para pernoctar. Cuenta con 12 habitaciones, dos restaurantes, piscina para adultos con área para niños, helipuerto y un servicio de excursiones que permite a sus huéspedes conocer las riquezas de la provincia.

En toda la línea -como se le conoce a esta región- la especialidad gastronómica es el chivo liniero. Sus formas de cocción son variadas: guisado picante, asado y otra muy peculiar que es puesto al sol, con sal y orégano, y dejarlo secar por varios días. En las fondas de la zona seguro encontraremos este delicioso platillo. Si de opciones culinarias se trata, tenemos el restaurante Coco Mar, con deliciosos pescados y mariscos, y el comedor de Doña Adela, con excelentes sabores de la cocina criolla.