Curiosas siempre han sido las concomitancias de la vida… La semana pasada, en pleno proceso de pre-prensa de la Edición Especial de Bohío Internacional “Santo Domingo es Alegría”, me preguntan en Franklin Communication –empresa con sede en Miami, donde imprimimos por más de 30 años–: “Reynaldo, in the Cover of Santo Domingo do you want UV?”. Inmediatamente, seguro de mi inglés, hice una traducción literal que retumbó en mi mente: “¿Reynaldo, quieres que el frente de Santo Domingo tenga brillo?” Wow!, qué irónica es la vida.
¿El brillo? No solo lo interpreté como la tan necesaria limpieza que necesita nuestra urbe, sino más bien como la necesaria concientización social, turística y patriótica que nosotros los citadinos necesitamos revivir en nuestros corazones. Para nada va a servir tener una marca que a nosotros no nos marque. Las marcas son el reflejo del sentir del ciudadano, y nosotros estamos en falta con el mismo.
Ya basta de culpar sin actuar. ¿De qué sirve quejarnos sin tener una motivación de cambio? El paradigma más grande es el de la conformidad a la que nos hemos acomodado al expresar que esto no lo arregla nadie.
Abracemos con todas nuestras fuerzas todos los proyectos positivos, pues créanme, hay muchas personas queriendo hacer del cambio un nuevo estado mental en las percepciones del capitaleño y del dominicano.
Que no sea solo decir que somos alegría…, vamos a transmitirla entre nosotros. Total, juntos somos más, y a nosotros no nos cambian cada cuatro años. República Dominicana, Santo Domingo y nuestra marca son y serán siempre solo de nosotros.