Durante los últimos años hemos visto cómo se adaptan las agencias de viaje a un mundo cada vez más globalizado que cambió su modus operandi con la llegada de internet. Para sobrevivir, mantener la fidelidad del cliente y poder competir, los turoperadores tradicionales se transforman y diversifican su oferta y sus servicios. Y uno de los aspectos que muchas agencias han incorporado es el turismo inclusivo.

La necesidad de especializarse en la gestión de viajes accesibles lleva a los agentes y turoperadores a hacer un inventario de los destinos que han derribado las barreras para que los viajeros con algún tipo de discapacidad puedan disfrutar lo más posible. En el planeta existen millones de personas con algún tipo de limitación física, pero deseosas de gozar de los atractivos que supone viajar y hacer turismo.

Datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) dan cuenta de que aproximadamente el 15 % de la población mundial (unos 1.300 millones de personas) padece algún tipo de discapacidad. La globalización también significa suprimir fronteras y simplificar trámites de visado, lo cual hemos visto de manera gradual en las últimas décadas. Sin embargo, debemos luchar por eliminar los obstáculos que impiden a esas personas tener un disfrute pleno de su viaje.

La propia OMT asegura que la esperanza de vida de este segmento se está incrementando y estima que para el año 2050 el 21,5 % de la población mundial será mayor de 60 años y habrá desarrollado una serie de necesidades especiales que en cierta medida condicionarán su facultad para desplazarse y consumir productos turísticos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) a su vez ha revelado otros datos de interés. Por ejemplo, en 2050 se estima que habrá alrededor de 115 millones de personas ciegas.

De semejante panorama se desprende que los gestores de viajes accesibles tienen ante sí un creciente nicho. Un estudio de la Comisión Europea reveló hace dos años que la contribución directa, indirecta e inducida del turismo accesible a la economía de ese continente ronda los 786.000 millones de euros, mientras que el 86 % de las personas con discapacidad asegura que viajaría más si se eliminaran las barreras de accesibilidad existentes.

Casos de éxito

Los gestores conocen los destinos que están a la vanguardia y esto les permite armar itinerarios de turismo inclusivo. Son varios los casos de éxito, y aunque pudiéramos pensar que Europa es líder, nos sorprenderemos al conocer cómo varios países en vías de desarrollo (de Asia, Latinoamérica y África) implementan programas pensando en las personas con necesidades especiales.

La India está consciente de la importancia de derribar barreras, y desde la visita del científico Stephen Hawkings en 2001 a Nueva Delhi, otras zonas como Kerala o Agra han rediseñado sus espacios más icónicos para cumplir con los mínimos requeridos por la accesibilidad. Su vecino Nepal pretende que Pokhara se autoproclame “la capital del turismo de aventuras en Asia”; la ciudad, que se encuentra en el centro del país, es una de las puertas de entrada al Himalaya, y ejecuta un plan piloto que tomó forma luego de ser la sede, en marzo pasado, de la III Conferencia Internacional sobre Aventura Accesible (ICAA 2018). Y qué decir de Singapur, una de las ciudades más accesibles de Asia y del mundo.

En Latinoamérica la oferta de turismo sin barreras la lidera Brasil. El gigante del sur posee más de 530 establecimientos accesibles, incluidos hoteles, museos, parques y atracciones turísticas. Uno de los referentes del turismo de Ecuador, la ciudad de Baños, se ha convertido en un destino de aventuras accesible donde es posible practicar deportes extremos como rafting, puenting y zipline. Chile, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Colombia y Perú disponen de circuitos turísticos inclusivos e integradores y guías turísticos debidamente preparados.n